documentos históricos | la más antigua está expedida en 1516

Cinco siglos de las bulas de León X

  • Firmadas en Roma, ponen de relieve la importancia de las ermitas que suplen la carencia de parroquias en la villa El Archivo Municipal de Huelva las custodia entre sus fondos

Entre los documentos que custodia el Archivo Municipal de Huelva se encuentran las bulas de León X, de gran valor histórico para conocer la situación religiosa en nuestra ciudad en el siglo XVI.

Especialmente significativa es la más antigua de ellas, la de 23 de junio de 1516, pues se autoriza la celebración de la misa en las ermitas. Esto ofrece una visión del panorama de los templos en la ciudad. Es clave saber que en ese tiempo la ciudad solo tiene una parroquia, la mayor de San Pedro Apóstol. Es cuando se quiere levantar una segunda, fruto de la expansión de la ciudad hacia la zona baja, que en lo oficial había comenzado con el traslado de la residencia de los Medina Sidonia desde el castillo, junto a la parroquia matriz, a la que es hoy calle Palacio, que dio nombre y será una prolongación donde se levantará la parroquia de la Purísima Concepción.

El templo inmaculista todavía tardaría en levantarse. El 26 de mayo de 1515, fecha de la que se celebró sus quinientos años, es la que refleja la cesión de las casas de Cristóbal Dorantes y la autorización del arzobispo para la edificación del templo.

La Bula de 1516 es el documento más antiguo que habla de estas ermitas. La transcripción y traducción al castellano del texto latino que aporta Diego Díaz Hierro en su Historia de la Cinta (página 162) es bastante interesante. No es el relato completo, pero sí muy especialmente significativo: "León X a Juan de Herrera y Luis Fernández de Soria, Canónigos de Sevilla, comunica que el maestro Diego Andrés, clérigo de Calahorra, escritor y familiar del Papa, le ha servido y sirve y merece retribución. Que estando vacantes las ermitas de Santa María de la Cinta; de Santa María del Viso; de Santa Cruz y San Sebastián y de Santa María de Saltés de fuera y de la Misericordia de Huelva, y correspondiendo su provisión a la Santa Sede, las provee en el mismo y comisiona a dichos canónigos para que le den la posesión. Las rentas de las mismas se calculaba den 24 libras touronenes. Roma, a 23 de junio de 1516".

Siempre se supo de la existencia de estas ermitas, sin embargo la bula es un documento fehaciente de su actividad en el culto y, además, la importancia de las mismas al contar desde Roma con la aprobación de la celebración de misa en ellas. Algo que sin duda no se conseguía de ayer para hoy, por lo que es de presuponer una actividad religiosa importante en tiempo atrás. De alguna forma las ermitas suplían las carencias de asistencia religiosa en una ciudad que solo contaba con una parroquia, pendiente entonces de expansión con el templo de la Purísima Concepción. Las ermitas, al ser autorizadas para la celebración de la misa, van a cumplir una función clave en lo religioso, pues el templo concepcionista tardía todavía en construirse. Hay que poner de relieve que el culto en las ermitas estaba consolidado hace cinco siglos, superando en antigüedad a la segunda parroquia de la ciudad, la de la Purísima Concepción.

La Bula de X de 1516 permite situar el contexto histórico de edificios religiosos de la ciudad de Huelva en este inicio de centuria. Por esa época se está pendiente del establecimiento de conventos religiosos, el primero de ellos es de las Madres Agustinas, del que hay que situar su fecha de fundación en este inicio de centuria. Cristóbal Dorantes ya refiere la existencia del mismo y su contribución a él.

La siguiente Bula de León X que obra en el Archivo Municipal de Huelva es la de 4 de noviembre de 1521, estudiada por la directora del archivo, María Dolores Lazo. El documento refiere la usurpación de ciertas iglesias y ermitas de la Diócesis de Huelva ante la ausencia de Francisco Díaz de Luco, "prior primado de la secular ciudad". Esta bula viene a tener un interés añadido que es el de referenciar las ermitas existentes que se encontraban prestando sus servicios religiosos. Así habla de las ermitas de San Andrés, María Magdalena, de Santa María de Saltés, Santa Cruz, San Sebastián, Santa María de la Cinta y de María del Viso. Señala también de otras ermitas de Gibraleón, Trigueros y Beas.

El archivo municipal ha realizado un importante trabajo de conservación y mantenimiento sobre estas piezas históricas. Con soporte en pergaminos y validada mediante sellos de plomo -en latín bulla, de ahí su nombre de bula- están escritas con plumas de ave, en latín con caracteres góticos. Estos ejemplares están embellecidos en los márgenes y en los astiles de las letras de inicio. Aunque el estado de conservación es bueno, dado que los pergaminos emitidos por la cancillería pontificia son de buena calidad, se sometió a una restauración en 1996 para la limpieza mecánica, fijación de tintas y humidificación, al presentar cierta sequedad, con riesgo de rotura debido al paso del tiempo.

Hay que destacar hoy en día la importancia de estas bulas, pues se trata de documentos especialmente importantes ya que parten de Roma. De alguna forma pone en evidencia la relevancia del tema que se trataba. Es, por tanto, especialmente destacado la conservación en el tiempo de estos documentos obrantes en el Archivo Histórico Municipal, que hablan de la importancia del mismo como custodio de nuestro patrimonio pero, igualmente, porque desconocemos de la existencia de otros documentos eclesiásticos de igual rango.

Tendríamos que remontarnos a más de cuatro siglos después para encontrarnos hoy día con bulas pontificias referidas a Huelva. Habría que hablar de la creación de la Diócesis de Huelva, Laetamur Vehementer de 22 de octubre de 1953, y al de los nombramientos de los obispos. A las que se suman las que se refieren a la devoción o hablan de las coronaciones canónicas de, desde la de Nuestra Señora del Rocío de 8 de septiembre de 1918, como la del nombramiento del patronazgo canónico de la Virgen de la Cinta, del 11 de marzo de 1964.

Las bulas más recientes están firmadas por San Juan Pablo II, las de las coronaciones canónicas de Nuestra Señora de la Cinta, que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1992 y la de Nuestra Señora de los Milagros, llevada a cabo el 14 de junio de 1993.

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