La reivindicación del vasto patrimonio oculto de Huelva
XXVIII certamen onubenses del año | arte y cultura diego gonzález batanero arqueólogo
El investigador onubense destaca el cambio de mentalidad en los onubenses por la conservación
Muy agradecido pero abrumado por el premio. Le cuesta reconocerse como merecedor del Onubense del Año de Huelva Información. Decir que no lo esperaba es en su caso más que una frase recurrente de un galardonado. Aunque no deja de considerarse en una situación privilegiada: que el reconocimiento en Cultura y Arte sea para un arqueólogo, sea quien sea, es una oportunidad para hablar de patrimonio y para reconocer el trabajo que hacen muchos desde hace años para su conservación. Su devoción por la historia y sus vestigios salen a flote.
Diego González Batanero es el galardonado. Arqueólogo vocacional, pasional y profesional. Incansable. Entregado más allá de sus propias encomiendas. Preocupado por la conservación de la riqueza de Huelva y su provincia, enclaves privilegiados para cualquier investigador de su disciplina. Quizá por eso gusta de pasear por donde sabe que hay restos y seguro que por ello acabó dando la voz de alarma del expolio sufrido por los restos milenarios de La Orden-Seminario entre diciembre y enero pasados.
Muchos onubenses le han descubierto este año precisamente por ese episodio que le llevó a ser un personaje mediático en la ciudad. Fue él quien presentó una denuncia particular ante el Seprona y la Fiscalía tras detectar movimientos de tierra de gran volumen producidos en varias parcelas protegidas de uno de los yacimientos más importantes de la Zona Arqueológica de Huelva. El daño estaba ya hecho. Aún se está evaluando. Pero ese paso fue decisivo para despertar una ola ciudadana en defensa del patrimonio histórico en la ciudad, crecida con el paso de las semanas hasta conseguir que la Administración actuase de forma determinante.
El propio Diego González Batanero lo subraya: "Estamos asistiendo a un cambio en la ciudadanía de Huelva, en cuanto a su percepción del patrimonio".
Su candidatura a los Onubenses del Año se basa en el fruto del trabajo, con su empresa, Grupo Ánfora, en las excavaciones de un fondeadero y parte de un poblado romanos en Punta del Moral, en la desembocadura del Carreras. Pero él cree que va más allá: "Esto tiene que ver más con el patrimonio, arqueológico, además, y con el nacimiento de una conciencia. Porque ya se ha acabado ese discurso con el que hemos crecido de que en Huelva no hay nada, y de que no hay construcciones antiguas por el terremoto de Lisboa".
Hay preocupación por la historia oculta en Huelva. La que está bajo el subsuelo (y bajo las aguas) y la que desconoce el gran público. Hay interés por conocer más de lo que ya se sabe, por divulgarlo y, sobre todo, por protegerlo. "Por eso la arqueología se abre su hueco ahora en la cultura", puntualiza. Es la razón, sostiene, de que haya sido galardonado por los lectores de Huelva Información; más que a su propia labor, a su disciplina.
Este cambio social de mentalidad que observa Batanero ha sido consecuencia de un proceso a largo plazo, de un "trabajo constante, gota a gota", para reconocer el valor patrimonial de Huelva.
"Es mucha la gente que ha trabajado estos años por conseguirlo, pero me gusta destacar a Diego Vázquez, de Platalea, que ha realizado una labor pequeña pero encomiable", cuenta el arqueólogo. "Ha conseguido abrir el Monumento a Colón, tras 30 años cerrado, y ha conseguido abrir también la puerta de Saltés a la gente, y llevar escolares al Barrio Obrero para que conozcan su valor".
El "cambio grande", sin embargo, fue cosa de la Universidad de Huelva, de su nacimiento. Desde 1993, destaca, "ha creado una generación entera de investigadores". Llegaron los estudios de tercer ciclo, los departamentos propios, los grupos de trabajo. Todo eso, asegura, "no tenía más remedio que calar". "Posibilitó que se hicieran excavaciones, investigaciones, que se publicara, que se dieran charlas, que se hablara...". Así se tomó conciencia de que "el patrimonio de Huelva existe".
Diego se considera fruto directo de la Onubense. Empezó sus estudios el mismo año de su creación. Hizo sus primeros pinitos en el Departamento de Prehistoria y aquel joven que en la infancia se veía como veterinario, apuntando siempre a la ciencia, se licenció en letras, en Geografía e Historia, especializado en Historial General, gracias al mundo pasado que le descubrieron sus profesores de instituto. "Ellos me enseñaron que la Historia no es un relato de historias, sino la explicación de que existimos y que existamos como lo hacemos". Y para conocerla mejor acudió a la mejor fuente, directa, la "evidencia material", la que analiza la arqueología.
La UHU es una buena plataforma para empezar, defiende Batanero. La clase más numerosa en la que nunca estuvo tenía 20 alumnos. Por eso había posibilidades para que todos participasen en investigaciones y excavaciones. Aunque su oportunidad más seria en una excavación se la dio el gran nombre de la arqueología onubense, Juan Pedro Garrido Roig, en el Parque Moret.
El aprendizaje no cesó. Faltan, quizá, medios para mantener una nómina mayor de investigadores vinculada a los despachos universitarios. Por eso en 2000, junto a su compañera Olga Guerrero, creó Grupo Ánfora, empresa dedicada, entre otros muchos cometidos, a estudios e intervenciones en solares para la prospección de restos. Y siguen ahí, pese a la crisis inmobiliaria que frenó la actividad y la convivencia con "profesionales sin escrúpulos que han sido parte de las 'barbaridades' sufridas por el patrimonio onubense en los últimos años".
Las perspectivas son otras ahora. Diego lo repite. Gracias al trabajo y a la investigación constantes, y también al empuje social de colectivos como Huelva te mira o la Asociación de Amigos del Museo. "Esto es una carrera de fondo. Marismas del Odiel no se creó en diez minutos. Pero la presión no debe cesar", advierte.
De esta forma llegará el ansiado museo arqueológico y se recuperarán los restos de Saltés o los que están repartidos por la ciudad para el turismo y para los onubenses. Porque Huelva, insiste, tiene un patrimonio muy envidiable.
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