El Santuario Animal Wendy Clements, ubicado en Chucena ha logrado tras el desarrollo durante de años de un proyecto para evitar el uso de herbicidas en viñedos de Doñana que retorne a ellos una especie que no se ha visto durante años, el tritón, un anfibio insectívoro.

El tritón, han informado desde el Santuario, es un anfibio muy difícil de observar y durante años el uso indiscriminado de herbicidas en el campo ha reducido su número en Doñana a niveles preocupantes; de hecho, ningún agricultor de la zona recordaba haber encontrado ninguno de estos tímidos animales en sus parcelas agrícolas.

Es fácil confundirlo con unos reptiles, más comunes, a los que se denomina salamanquesas (Tarentola Mauritanica) aunque, a diferencia de estas, el tritón puede vivir de igual forma en el agua. Es insectívoro y como mecanismo de protección ante depredadores segrega una toxina, ligeramente venenosa, a través de su piel.

Un tritón en el Santuario 'Wendy Climents'.

Para el Santuario Wendy Clements la aparición tras muchos años de estos tritones representa "un éxito absoluto en su proyecto de recuperar la vida natural en los cultivos tradicionales como el olivo y la vid".

Este centro, en sus 100.000 metros cuadrados, está logrando recuperar colonias de mochuelos que se protegen en los olivos casi centenarios que aún sobreviven en esta zona, también han llegado, en cantidades sorprendentes, familias de erizos, serpientes y- especialmente- un gran número de avecillas que aprovechan la ausencia de venenos y pesticidas agrícolas para volver a sacar sus polluelos en la viña.

Reseñan desde el Santuario que el tritón es una "especie indicadora" del nivel de salud medioambiental de un entorno, por lo que entienden que su regreso representa "una buena calificación y un incentivo para seguir esforzándose en recuperar, de una manera real, la riqueza natural de Doñana".