Huelva

Una raíz y tres estilos distintos

  • Florencio Aguilera y su hijo Chencho exhibirán en el Palacio del Marqués de Ayamonte una ambiciosa retrospectiva que también descubrirá las pinturas de Rafael, el patriarca y germen la saga de artistas

Alijo de los atunes es el nombre que el universal pintor valenciano Joaquín Sorolla dio al cuadro que realizó en 1919 para la Hispanic Society de Nueva York y en el que plasmó una escena de la pesca del atún en la lonja del puerto de Ayamonte. Sin duda alguna, se trata de una de las grandes obras de este prolífico genio del luminismo, conocido sobre todo por sus motivos inspirados en las playas y el mar, por el protagonismo absoluto de la luz y por la plasmación del movimiento de las figuras.

El artista, durante su estancia en Ayamonte contó con la ayuda para la realización de la obra del por aquel entonces jovencísimo enamorado de la pintura Rafael Aguilera, que apenas tenía 16 años. De esta forma, se plantó una semilla creativa en la ciudad fronteriza que ha llegado hasta nuestros días y que seguiría dando frutos durante muchos años.

Rafael Aguilera (1903-1998) se convirtió en el iniciador de una saga de pintores que prosiguió con su hijo, el reconocido pintor contemporáneo Florencio Aguilera (64 años), y con su nieto, Chencho Aguilera (36 años), que ha recogido el testigo de las dos generaciones que le han precedido.

Bien distintos son los estilos pictóricos que caracterizan las obras de los tres artistas que van a protagonizar la exposición 3 Generaciones. Así, pese a que la afición por la pintura es una herencia familiar y a poseer un mismo denominador común e idénticas raíces, Florencio explica que el asunto de los estilos "va íntimamente ligado a cada persona y a cada época".

Así, Rafael Aguilera -que mostró su gusto por la pintura desde joven aunque no se dedicó a ella en serio hasta que cumplió los 85 años, centrándose casi toda su producción en los últimos 15 años de su vida- se caracteriza por su "modernismo total siendo un pintor bastante adelantado a su tiempo, con un arte muy personal, singular, original y puro", tal y como valora Florencio. Además, el artista se caracteriza por centrarse en la variedad cromática y los ambientes costumbristas de su ciudad natal.

El arte pictórico del segundo de la saga, Florencio, que coincide con el anterior en su aprendizaje autodidacta, se caracteriza por la evolución estética y técnica que como fruto de su investigación ha llevado a cabo a lo largo de sus 50 años de trayectoria artística. Concretamente desde su primer cuadro, Bodegón, fechado el 17 de febrero de 1961, que supuso el pistoletazo de salida a su etapa inicial, hasta hoy.

Ya en esa primera obra puso de manifiesto cuáles iban a ser sus condiciones para desarrollar su carrera creativa: el aire libre y la libertad. Condiciones que han marcado claramente la concepción personal de su arte, respondiendo a una estética mediterránea con tonalidades coloristas de raíces líricas que le llevan, a veces, a resoluciones abstractas pero siempre comprensibles. Y es que su pintura se poetiza buscando la belleza desnuda del paisaje, sobre todo de las playas de Ayamonte y del Algarve portugués, del propio caserío de Ayamonte y su barrio de la Villa, del Guadiana, y del agro de su ciudad natal, que centran de forma casi exclusiva la temática de sus cuadros. Por último, el estilo del joven Chencho Aguilera, que sí ha realizado estudios de Bellas Artes, se caracteriza fundamentalmente por ser "más actual, naif, libre y fresco porque, en sus palabras, "pinto lo que me sale". En este sentido, asegura que "puedes estar frente a dos de mis cuadros y pensar que cada uno es obra de un artista diferente".

3 Generaciones es el nombre de la exposición que los dos últimos están preparando estos días en el estudio-museo del palacio del Marqués de Ayamonte que la familia posee en la ciudad fronteriza. Una muestra que abrirá sus puertas entre el 30 de julio y el 30 de septiembre de este año. Servirá para conmemorar el cincuentenario de la ya dilatada trayectoria artística de Florencio, que quiere honrar a la memoria de su padre.

La exposición, de carácter itinerante, está formada por unas 250 obras pictóricas pertenecientes a Rafael, Florencio y Chencho Aguilera, y de Ayamonte pasará a la sala de exposiciones del convento de Santa Inés de Sevilla los meses de febrero y marzo de 2012, para viajar posteriormente a Nueva York, donde permanecerá en la QCC Art Gallery entre el 12 de octubre de 2012 y el 12 de enero de 2013; y finalmente llegará a Madrid en la primavera de 2013.

Para la primera puesta en escena de la muestra, el estudio-museo del palacio del Marqués de Ayamonte, un singular edificio del siglo XVI, de 7.000 metros cuadrados, lucirá sus mejores galas. En su interior, la muestra se distribuirá en un total de ocho salas.

Una de ellas acogerá la poco conocida hasta la fecha obra de Rafael Aguilera, aunque su hijo está convencido de que tras la exposición "va a estar entre los grandes genios de la pintura española, por la calidad de sus obras y su personalísimo y singular estilo modernista, el cual va a suponer una auténtica revolución".

Otra sala acogerá la muestra desarrollada por su primogénito Chencho, del cual su padre destaca las "excelentes dotes artísticas que ha mostrado desde que con tan sólo seis años me dejó perplejo por la calidad de un cartel que realizó para un concierto de jóvenes intérpretes". Y por último, las seis salas restantes se dedicarán a la obra de Florencio. En ellas el visitante recorrerá cronológicamente las distintas etapas pictóricas que han marcado sus cincuenta años de trayectoria artística, desde 1961 y hasta la actualidad.

Dichas obras estarán acompañadas por una exposición inédita en la sala Mudéjar del Consistorio de Ayamonte, integrada por unos 75 trabajos procedentes de la pinacoteca privada de la familia Aguilera-Cabalga. Una muestra en la que, además de poder disfrutar con algunos de los dibujos de los tres artistas de la saga, el visitante también podrá contemplar por primera vez una interesantísima colección de obras de numerosos pintores del siglo XIX y contemporáneos como Sorolla, Vázquez Díaz, García Ramos, José Villegas, López Mezquita e Ignacio Pinazo, o los ayamontinos Lola Martín, Gómez Feu y D'esury, entre otros.

La música también será una pieza fundamental de esta "ambiciosa" exposición, según destaca Florencio Aguilera: "amar la vida es amar la música, y yo no concibo mi creación artística sin la música que siempre escucho mientras pinto", valora el artista plástico ayamontino. En este sentido, el Patio de la Jabonería de su casa- estudio recuperará durante las noches de la segunda quincena de agosto el esplendor que tuvo hace algunos años cuando, en el marco del programa Las Noches del Patio cada verano, pasaban por su escenario artistas de la talla de Ainhoa Arteta, Montserrat Caballé, José Carreras, Arcángel o Joan Manuel Serrat, entre otros muchos, los cuales hacían las delicias de los más melómanos.

De esta forma, según Aguilera, en esta ocasión y con motivo de la exposición, El Patio de La Jabonería acogerá varias presentaciones de discos como el nuevo trabajo que el conocido pianista nervense Javier Perianes dedica a Manuel de Falla; una noche de música argentina; otra dedicada al fandango de Huelva con la presencia de los mejores artistas flamencos de Alosno; otra velada a la fusión del flamenco y la música clásica, y finalmente varios reconocidos pianistas y una gran orquesta. Como colofón, y dentro del marco de 3 Generaciones, Florencio Aguilera presentará, además del catálogo de la exposición, un libro sobre su vida y su obra escrito por el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Enrique Valdivieso, quien además ejercerá de comisario de la exposición.

Después de 50 años dedicado a la creación artística y tras haberse hecho un importante hueco en el mundo del arte, Florencio Aguilera no oculta su "enorme satisfacción" ante el "reto" que supone montar una exposición no sólo de esta "envergadura", sino de estas "características", dado lo que sentimentalmente supone tanto para él como para su familia. El artista está convencido de que "el arte no es un asunto de gladiadores porque, en realidad, no llega más lejos el que más horas trabaja, aunque el trabajo sí es una condición sine qua non para lograr el éxito". En este sentido, Florencio concluye que "al duro trabajo que requiere llegar donde estoy hoy, habría que añadir no sólo estar en el momento y el lugar adecuados, sino en muchos momentos y lugares adecuados, en no pretender vivir de la renta de un solo éxito, y en tener muchos amigos, que son los que en el fondo te pueden ayudar en un momento determinado".

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