Quiero ser directora de Felicidad

Liderazgo Inteligente

Vamos a echarle un poco de seriedad con humor a esta posición laboral en tendencia que está poniendo el bienestar como motor indiscutible del éxito empresarial

Dirigir la felicidad de las empresas es un rol laboral en tendencia que ofrece beneficios muy tangibles.
Dirigir la felicidad de las empresas es un rol laboral en tendencia que ofrece beneficios muy tangibles. / M.G.
Lola Pelayo

Huelva, 30 de diciembre 2025 - 05:00

No, no me he vuelto loca. Y no, tampoco es una búsqueda desesperada de trabajo aprovechando esta tribuna. O sí, quién sabe. La afirmación del titular, “quiero ser directora de Felicidad” es, en realidad, una llamada de atención sobre una tendencia laboral que llega con fuerza a 2026, y que abre paso a un puesto mucho más serio, estratégico y rentable para las empresas de lo que parece. Así que empieza por quitarte de la cabeza, si te ha venido, la imagen de alguien repartiendo sonrisas o pegatinas de unicornios. Eso no es.

El puesto de director o directora de Felicidad ya ha dejado de ser una moda pasajera. Y no, tampoco hablamos del jefe o la jefa de las fiestas corporativas. Es una figura emergente en la gestión organizacional encargada de forma específica de conectar la emocionalidad de la plantilla con el clima laboral y el éxito de la entidad para la que trabaja. Todo eso.

En inglés suena mucho más profesional, el CHO o Chief Happines Officer, pero el rol es el mismo que todas las empresas que empiezan a tomar nota de la utilidad de implementar estrategias corporativas para elevar el bienestar, la satisfacción y el compromiso de las personas que trabajan en ellas. Es una cuestión de visión.

La construcción del bienestar laboral se construye con acciones coherentes y con estrategia clara.
La construcción del bienestar laboral se construye con acciones coherentes y con estrategia clara. / M.G.

Qué hace realmente la dirección de Felicidad

Olvídate de la imagen del equipo de animación de la oficina, o de actividades superficiales de fiesta o alegría sin sentido. La dirección de Felicidad tiene responsabilidades e impactos muy tangibles y valiosos que no son organizar la comida de Navidad.

Para empezar, se encarga de diagnosticar de forma continua y con intención el clima laboral. Porque antes de planificar actividades, hay que saber dónde duele y dónde va medio bien.

Por supuesto, la dirección de Felicidad se encarga de diseñar y ejecutar acciones coherentes con los objetivos de la empresa. Se acabaron las actividades lúdicas aisladas o “por costumbre”. Todo responde ya a políticas de cuidado de la salud mental, organizacional y emocional del equipo.

Además de todo eso, la dirección de Felicidad establece mecanismos de atención y apoyo continuo a la salud emocional de las personas. Esto puede incluir talleres de manejo del estrés, mindfulness, grupos de apoyo o acceso a recursos que promuevan la resiliencia, entre otras muchas posibilidades. La creatividad al poder.

Y más allá, la dirección de Felicidad se preocupa de cuidar y fomentar la cultura corporativa, es decir, se preocupa hacer coherente lo que la empresa dice que valora con cómo actúa en su día a día. Que fallar en esto es más caro de lo que parece.

Y tampoco se olvida la dirección de Felicidad, como buena área estratégica, de medir sus resultados en continuo para ir ajustando las estrategias y avanzar firme hacia sus objetivos.

¿Por qué tener un área dedicada a esto?

Si una empresa trasciende el “buen rollo” y se toma así de en serio el cuidado de la cultura corporativa y el clima laboral, los beneficios llegan de forma muy concreta: menor rotación y absentismo, mayor productividad, mayor atracción de talento, y una cultura sólida que da mucha resistencia a la organización.

Quizás - si has llegado leyendo hasta aquí-, estarás pensando: ¿y de esto no se encarga la dirección de recursos humanos? Pues sí, y no. Porque si algo estamos aprendiendo en este siglo laboral tan movidito es que el bienestar no puede subcontratarse ni endosarse como si fuera un trámite burocrático. Los recursos humanos son clave, por supuesto. Pero la felicidad en el trabajo —la de verdad, no la de las frases bonitas en la pared— se construye en equipo, con liderazgo emocional, cultura coherente y compromiso compartido. Y eso no debería ser un departamento dentro de un área de gestión, sino toda una dirección estratégica. Como siempre, es una opinión.

Y sí, me reafirmo, quiero ser directora de Felicidad, porque es el rol más serio y más bonito que una empresa puede crear para hacerlo bien y durar en el tiempo.

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