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¿Sabes qué le ha pasado al futbolista Sergio Rico en su accidente en El Rocío? : Así evoluciona su lesión

El futbolista Sergio Rico, portero del Paris Saint-Germain (PSG).

El futbolista Sergio Rico, portero del Paris Saint-Germain (PSG). / EFE

El pasado 28 de mayo, Domingo de Pentecostés, el futbolista Sergio Rico sufrió una lesión cerebral tras caer del caballo y recibir varias patadas en la cabeza en la aldea de El Rocío. El portero del París Saint Germain Sergio Rico y formado en la cantera del Sevilla continúa en estado grave con un traumatismo craneoencefálico. Tras una delicada intervención, según informa su núcleo cercano, actualmente, el estado de Rico ha mejorado en los últimos días y se encuentra estable dentro de la gravedad. Si la evolución continua siendo favorable, en los próximos días, podrían retirarle la sedación y que fuera despertando del coma.

Su lesión ha despertado dudas sobre las posibles secuelas de un traumatismo craneoencefálico así como su evolución. Aquí explicamos todos los detalles: 

¿Qué es un traumatismo craneoencefálico? 

Los traumatismos craneoencefálicos son lesiones físicas que afectan el tejido cerebral y pueden causar alteraciones temporales o permanentes en la función cerebral. Se suele producir por un rápido y violento movimiento de la cabeza y el cerebro puede ocasionar que el cerebro rebote o se torsione dentro del cráneo, lo que puede resultar en daño a las células cerebrales, ruptura de los vasos sanguíneos y alteraciones químicas.

Este tipo de lesión, que afecta al cerebro, puede resultar en una disminución en el nivel de conciencia y puede alterar las habilidades cognitivas, físicas y emocionales de la persona afectada.  Estas complicaciones pueden afectar a la razón, la vista, el habla, la vista, el equilibrio o las emociones, entre otras habilidades.

Existen dos categorías principales de traumatismo craneoencefálico. Por un lado, están los traumatismos leves, los cuales pueden ocasionar alteraciones breves en el estado mental o la conciencia. Por otro lado, se encuentran los traumatismos graves, los cuales pueden provocar pérdida de conocimiento, dificultades en el razonamiento y cambios en el comportamiento que pueden persistir durante un período de tiempo más prolongado.

El diagnóstico se basa en los síntomas clínicos y se confirma mediante pruebas radiológicas, principalmente tomografías computarizadas (TC). El tratamiento inicial se centra en brindar apoyo respiratorio, garantizar la oxigenación adecuada y controlar la presión arterial. En casos más graves, puede ser necesario realizar cirugía para colocar monitores de seguimiento, tratar la presión intracraneal elevada y realizar descompresiones cerebrales o eliminar hematomas intracraneales.

TIPOS

Normalmente, las lesiones se distinguen entre abiertas o cerradas. 

  • Lesiones craneales abiertas: se refieren a aquellas en las que hay penetración del cuero cabelludo y el cráneo, pudiendo afectar también a las meninges y el tejido cerebral subyacente. Estas lesiones suelen estar asociadas a proyectiles u objetos afilados, aunque también se considera una lesión abierta cuando hay una fractura de cráneo con una laceración en la superficie debido a un golpe contundente grave.
  • Traumatismos craneales cerrados: ocurren cuando la cabeza recibe un golpe, impacta contra un objeto o es sacudida violentamente, lo que resulta en una aceleración y desaceleración rápida del cerebro. Esto puede causar lesiones en el tejido en el lugar del impacto (golpe), en el lado opuesto (contragolpe) o generar daños difusos en el cerebro. Los lóbulos frontales y temporales son particularmente vulnerables a este tipo de lesiones. Durante el traumatismo, los axones y los vasos sanguíneos pueden desgarrarse o romperse, lo que da lugar a una lesión axonal difusa. Además, los vasos sanguíneos dañados pueden filtrar sangre, provocando contusiones, hemorragias intracerebrales o subaracnoideas, así como hematomas epidurales o subdurales.

FASES Y EVOLUCIÓN

La evolución de un traumatismo craneoencefálico puede variar dependiendo de la gravedad y la extensión de la lesión. Durante los primeros días después de la lesión, es crucial mantener la perfusión cerebral y la oxigenación adecuadas, así como prevenir complicaciones que afecten el nivel de conciencia. Posteriormente, muchos pacientes requieren rehabilitación para mejorar su condición.

Teniendo esto en cuenta, en general, se pueden identificar tres fases principales en la evolución de un traumatismo craneoencefálico: la fase aguda, la fase subaguda y la fase crónica. 

  1. Fase aguda: Esta fase se refiere a las primeras horas o días después de sufrir el traumatismo craneoencefálico. Durante esta etapa, es común que la persona experimente síntomas inmediatos, como pérdida de conciencia, confusión, mareos, dolor de cabeza intenso, vómitos y dificultades para hablar o caminar. En los casos más graves, puede haber convulsiones o coma. Se requiere atención médica urgente durante esta fase para evaluar y estabilizar al paciente.

  2. Fase subaguda: Esta fase ocurre en las semanas o meses posteriores al traumatismo craneoencefálico. Durante este período, los síntomas agudos pueden mejorar gradualmente, pero algunos problemas persisten. Pueden surgir dificultades cognitivas, como problemas de memoria, atención y concentración, así como cambios en el estado de ánimo, fatiga, dificultades para dormir y sensibilidad a la luz y al ruido. La rehabilitación suele ser un componente importante en esta etapa para ayudar a la persona a recuperar habilidades y funciones perdidas.

  3. Fase crónica: Esta fase se refiere a los meses o años después del traumatismo craneoencefálico. En esta etapa, muchos individuos logran una mejoría significativa en sus síntomas y pueden retomar actividades normales de la vida diaria. Sin embargo, en algunos casos, pueden persistir síntomas crónicos, como problemas cognitivos, emocionales o físicos, aunque en menor medida que en las etapas anteriores. El apoyo continuo y la atención médica especializada pueden ser necesarios para aquellos que experimentan secuelas a largo plazo.

Secuelas

Las secuelas de un traumatismo craneoencefálico pueden variar ampliamente en función de la gravedad y la ubicación de la lesión cerebral, así como de otros factores individuales.  Es importante destacar que cada persona puede experimentar secuelas diferentes y en diferentes grados. La recuperación y la rehabilitación pueden ayudar a mitigar algunas de estas secuelas. Las más comunes incluyen:

  1. Problemas cognitivos: El traumatismo craneoencefálico puede causar dificultades en la memoria, la atención, el razonamiento, la velocidad de procesamiento de la información y otras funciones cognitivas. La persona puede tener dificultades para concentrarse, aprender nueva información o recordar detalles importantes.

  2. Cambios en la conducta y la personalidad: Algunas personas pueden experimentar cambios en su comportamiento, personalidad o estado de ánimo después de un traumatismo craneoencefálico. Pueden presentar irritabilidad, agresividad, impulsividad, cambios en el estado de ánimo, ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales.

  3. Problemas físicos: Dependiendo de la gravedad y la ubicación de la lesión, el traumatismo craneoencefálico puede causar debilidad muscular, dificultades para caminar o moverse, problemas de equilibrio, alteraciones en la visión o la audición, convulsiones, dolor de cabeza crónico u otros síntomas físicos.

  4. Trastornos del sueño: Muchas personas experimentan cambios en los patrones de sueño después de un traumatismo craneoencefálico. Pueden tener dificultades para conciliar el sueño, mantenerse dormidos o experimentar somnolencia excesiva durante el día.

  5. Problemas emocionales y sociales: El traumatismo craneoencefálico puede afectar las relaciones interpersonales y la capacidad de la persona para participar en actividades sociales. Puede haber dificultades para establecer relaciones, comprender las normas sociales o manejar el estrés

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