Psicología y Salud: El trastorno afectivo estacional
Todo está en ti
El trastorno va y viene con las estaciones, suele empezar a finales de otoño y principios de invierno y termina desapareciendo durante la primavera
Psicología y Salud: Luz de gas, 'gaslighting'

El trastorno afectivo estacional un tipo de depresión que va y viene con las estaciones. Suele comenzar a finales de otoño y principios de invierno, desapareciendo durante la primavera. No es raro que muchos pacientes se quejen de sentirse más deprimidos durante el invierno, ya que los días son más cortos y las temperaturas más frías.
El trastorno afectivo estacional (TAE) es un trastorno depresivo caracterizado por tristeza y síntomas que siguen un patrón estacional. Además de la tristeza, hay otros síntomas importantes como los sentimientos de pesimismo, desesperanza e irritabilidad, la falta de energía, la pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban, los problemas de sueño, ya sea dificultad para dormir o dormir en exceso, la necesidad de ingerir carbohidratos y el aumento de peso, y en casos más extremos, los pensamientos de muerte o suicidio.
Este trastorno suele afectar más a mujeres, jóvenes y personas con depresión, ya que tiende a empeorar en estos meses del año. También está muy relacionado con los desajustes en los ritmos circadianos y las señales externas, como los horarios de sueño y vigilia. La menor exposición a la luz en invierno puede afectar la producción de serotonina y melatonina, lo que repercute en el sueño y el estado de ánimo. Aunque este trastorno se conoce sobre todo en invierno, también puede manifestarse en verano, aunque con síntomas distintos.
En invierno, a diferencia de la depresión tradicional, provoca un aumento del apetito, especialmente con antojos de carbohidratos, una mayor necesidad de dormir, así como una sensación de flojera, desmotivación y pérdida de interés en actividades cotidianas. Las personas con mayor riesgo de padecer TAE son aquellas con trastorno bipolar, entre 20 y 40 años y que viven en lugares con poca luz solar.
Es importante diferenciar el trastorno afectivo estacional de la llamada “tristeza de las fiestas”, que ocurre en Navidad y se debe a la soledad, el estrés social y la reflexión, sin estar relacionada con la falta de luz.
Como cualquier otro problema de salud mental, este trastorno puede requerir tratamiento o terapia, dependiendo de cuánto afecte a la vida diaria. Es importante prestar atención a los cambios de estado de ánimo a lo largo del año y evaluar si estos interfieren con la vida diaria o derivan en pensamientos suicidas. Además del bajo estado de ánimo, suelen aparecer pensamientos negativos, autoculpabilización, sensación de agotamiento, falta de motivación, problemas de sueño y dificultad para levantarse por la mañana. También es común la falta de concentración, lo que afecta el rendimiento académico y laboral, y la tendencia a consumir alimentos azucarados y carbohidratos.
Para sentirse mejor dentro de este trastorno, es recomendable realizar ejercicio físico, especialmente al aire libre cuando no llueva, para aprovechar la luz solar, pasar tiempo con amigos y seres queridos para distraerse y no sentirse aislado, y si eres adolescente, hablar con tus profesores para que comprendan tu situación y no lo interpreten como desinterés. También es importante llevar una alimentación equilibrada, con más frutas y verduras, evitando dulces y refrescos, reducir el uso del móvil antes de dormir y, en su lugar, leer un rato, ya que la lectura es un excelente somnífero natural. Si este trastorno se agrava por otros problemas como conflictos de pareja o laborales, lo mejor es acudir a un terapeuta para gestionar los pensamientos negativos. Y en cualquier momento que salga un rayo de sol, aprovecharlo para dar un paseo.
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