Psicología y Salud: Cómo ser más asertivos
Ser asertivo significa defender y expresar tus propios pensamientos, necesidades y sentimientos de una forma clara, respetuosa y directa hacia los demás
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Antes de explicar cómo ser más asertivo, voy a repasar la definición de qué significa ser asertivo. Ser asertivo significa defender y expresar tus propios pensamientos, necesidades y sentimientos de una forma clara, respetuosa y directa hacia los demás. Esto puede darse tanto en relaciones cercanas —como de pareja o familiares— como en relaciones menos personales, por ejemplo, compañeros de trabajo, vecinos o conocidos. Una persona asertiva no es ni agresiva ni pasiva, comunica sus necesidades y deseos de una manera sana, defendiendo sus derechos a la vez que respeta los de los demás.
Cuando decides ser asertivo, reconoces tu propio valor y no te avergüenzas de expresar tus opiniones, incluso si estas no coinciden con las de quienes te rodean. Esto no quiere decir que tengas que imponer tus criterios, ni mucho menos. Una persona asertiva quiere ser escuchada y que sus necesidades sean tomadas en cuenta. Al ser asertivo, nos expresamos con honestidad y apertura, lo que favorece relaciones interpersonales más auténticas.
La asertividad es un acto de amor, respeto y autocuidado. Con ella, puedes establecer límites claros para tener relaciones sanas. Si eres capaz de decir qué te hace sentir bien o mal, generarás relaciones más respetuosas y evitarás el resentimiento o la sensación de que se aprovechan de ti.
La asertividad es fundamental para relacionarnos con los demás, ya que favorece relaciones más sólidas y saludables, en las que se pueden establecer límites claros. Todo esto genera respeto y comprensión, creando un ambiente más positivo tanto en tu vida personal como profesional. Además, la asertividad reduce el estrés y la ansiedad, mejorando nuestra salud mental.
Ser asertivo te permite tomar decisiones que te benefician, ya que tienes el control de tu vida y eres menos propenso a dejarte influenciar por lo que digan o piensen los demás.
Permítete ser asertivo. Muchas personas no se lo permiten porque piensan que si se enfrentan a un conflicto, este se agravará. Por eso, evitan el conflicto para complacer a los demás, pero eso solo genera resentimiento y rabia. Desde la asertividad, tenemos derecho a expresar lo que pensamos, independientemente de la opinión ajena.
Usa un lenguaje directo y asertivo. El dicho “llevas razón, pero la pierdes” ocurre cuando no se sabe usar un lenguaje claro, directo y respetuoso. Evita frases como “supongo” o “tal vez”; en su lugar, utiliza expresiones como “necesito” o “quiero”, que muestran seguridad y claridad.
Aprende a gestionar los conflictos. Si los gestionas asertivamente, puedes abordar problemas sin confrontaciones, evitando malentendidos y resolviéndolos antes de que se agraven.
Establece límites claros. Pide lo que realmente deseas: por ejemplo, pedir vacaciones, que no lleguen tarde o que te respondan los mensajes. Dilo directamente, sin rodeos ni venganzas, porque eso solo empeora las relaciones.
No esperes que los demás adivinen lo que piensas. Guardarte las cosas solo crea frustración. Sé directo con tus deseos para que la otra persona pueda responder con sinceridad.
Practica la asertividad en el día a día. No esperes a grandes conflictos. Por ejemplo, si te dan el pan equivocado, pide amablemente que lo cambien. Aprovecha pequeñas situaciones para practicar, así estarás mejor preparado cuando enfrentes conflictos mayores.
Sé persistente pero educado. A veces, la asertividad requiere insistencia, especialmente si no respetan tus límites de inmediato. Usa la técnica del “disco rayado”: repite tu petición con calma y firmeza. Mantén la calma para comunicarte de forma reflexiva y asertiva.
Cuida tu lenguaje corporal. Mantén los hombros hacia atrás, la espalda recta y el contacto visual (sin ser intimidante). Esto demuestra compromiso y seriedad.
Ten un diálogo interno positivo. Frases como “merezco ser escuchado” o “puedo manejar esta situación con confianza” refuerzan tu autoestima y tu capacidad para ser asertivo.
Aprende cuánto ceder. Ser asertivo no significa salirte siempre con la tuya. Implica buscar soluciones que beneficien a todos, promoviendo cooperación y respeto.
Prepárate antes de enfrentar un conflicto. Ensaya lo que vas a decir con alguien de confianza o frente al espejo. Así podrás comunicarte con mayor eficacia y seguridad.
Desarrolla tu inteligencia emocional. Aprende a gestionar tus emociones y comprender a los demás. Una forma de lograrlo es practicar la empatía.
Conoce tus derechos. Infórmate sobre tus derechos en el trabajo, en tus relaciones y en espacios públicos. Saber que tienes derecho a ser tratado con respeto y justicia refuerza tu capacidad de autoafirmarte cuando lo necesites.
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