Ocho prácticas para superar la ansiedad social en el trabajo

Gente Inteligente

Si te cuesta relacionarte con otras personas y necesitas superarlo para normalizar tu vida profesional, toma nota y ponte en acción para cuidar tu bienestar y tu carrera

Ansiedad.
Ansiedad. / M.G.
Lola Pelayo

Huelva, 09 de junio 2024 - 05:00

Imagina esta situación: llegas a tu oficina con prisa, te saludan varias personas y no quieres quedar mal con nadie, tu jefe te pide una actualización sobre el proyecto estrella de la casay en nada hay una reunión importante donde tendrás que hablar del avance de ese proyecto frente a tus colegas. Esta situación puede convertirse en una fuente de ansiedad social para no pocas personas.

La ansiedad social en el trabajo, como en cualquier otra faceta vital, hace que las tareas cotidianas más simples parezcan montañas difíciles de escalar, y eso impide el desarrollo profesional y personal.

En este artículo te acompaño a explorar cómo cuidar tu bienestar con pequeñas modificaciones en la rutina diaria y en tu forma de pensar. Hábitos y pensamientos para cuidarte.

Ocho estrategias contra la ansiedad social

Comprende y reconoce lo que sientes. Eso es lo primero y más importante: reconocer que tienes ansiedad social y que no es tan raro ni tan grave, y tampoco, ni mucho menos, un signo de debilidad. Por tanto, si cuando vas a hablar en una reunión sientes que el corazón se te va a salir por la boca o empiezan a sudar tus manos, reconoce y asume que es simplemente una respuesta natural de tu cuerpo, que te avisa así del reto que supone para ti lo que está ocurriendo. Entiende el mensaje y avanza.

Prevé las situaciones y prepárate. Adelántate. Es una de las formas más efectivas de combatir la ansiedad social. Cuando sabes que tienes una reunión importante o una presentación retadora, dedica tiempo a prepararte bien. Cuanto mejor lleves el contenido, cuanto más ensayado esté y más posibilidades hayas contemplado, menos nervios sentirás. Practica frente al espejo o cuéntaselo a alguien de confianza, por ejemplo.

Exponte a tus miedos poco a poco. No intentes superar toda tu ansiedad de una sola vez. Establece metas pequeñas y alcanzables, y acuérdate de celebrar cada pequeño logro en ese camino progresivo. Por ejemplo, si tus nervios nacen de tener que hablar en reuniones grandes, comienza participando más en reuniones pequeñas. Ve poco a poco.

Elige y entrena alguna técnica de relajación. La que más te guste y mejor vaya contigo: respiración profunda o pautada, mindfulness, movimientos musculares, anclajes emocionales… Decide la tuya y tenla entrenada para ponerla en práctica cuando notas los síntomas fisiológicos de tu ansiedad o ves venir situaciones estresantes para ti.

Desafía y pon en duda tus pensamientos negativos. La ansiedad social a menudo se alimenta de pensamientos negativos e irracionales. Para desafiarlos tienes que hacerles preguntas. Por ejemplo, si piensas "voy a hacer el ridículo en esta reunión", pregúntate: ¿qué evidencia hay de que esto vaya a ser así con seguridad? ¿Me ha pasado antes? ¿Qué es lo peor que podría ocurrir? Si haces este ejercicio por escrito, mucho más poderoso es para ayudarte a desmantelar los pensamientos negativos y reducir tu ansiedad.

Busca apoyo. Comparte tu ansiedad con alguien en quien confíes. Considera hablar con alguna persona amiga, alguien de tu familia o un profesional. Compartir tus preocupaciones puede proporcionarte una perspectiva diferente y útil. Además, saber que alguien más está al tanto de tu situación seguro que te hace sentir menos soledad.

Aprovecha los recursos de tu empresa. Cada vez es más habitual que las empresas tengan programas de detección y prevención de los riesgos psicosociales, como la ansiedad, y ofrecen recursos para la salud mental. Pregunta y no dudes en utilizarlos.

Y la octava estrategia es que cuides tu salud física. Asegúrate de dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio regular, eso tiene un impacto altísimo en la salud mental. Así que incorpora una rutina de ejercicio a tu día a día, como caminar durante los descansos o practicar yoga después del trabajo. Moverte te ayuda a reducir el estrés y a mejorar tu bienestar general. Como me recuerda mucho mi querida Manuela García Millán, mi maestra pilatera, ‘el movimiento cura’.

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