Las políticas de fomento de RSC han de adaptarse a las pequeñas y medianas empresas

Respons(H)abilidades

Las pymes ven todavía la RSC como algo que no les toca y que no les aporta, mientras las políticas internacionales que la impulsan se refieren a ellas como el colectivo más importante

Las políticas de fomento de RSC han de adaptarse a las pequeñas y medianas empresas
Lola Pelayo

05 de febrero 2017 - 02:05

M style="text-transform:uppercase">ás del 99% de las empresas en España son micro, pequeñas y medianas empresas o autónomos. Con mayor o menor porcentaje pasa lo mismo en el resto del mundo. Es una prueba indiscutible de que las políticas internacionales que impulsan la RSC para promover modelos económicos más sostenibles deben contar sí o sí con este sector estratégico del tejido empresarial. Y de hecho lo intentan desde hace años.

Una conclusión inmediata de los datos cuantitativos es que las empresas de menos de 200 trabajadores son las que más contribuyen a la creación de puestos de trabajo y a la economía. Y otra conclusión más: las pymes y microempresas son las que pueden impulsar con mayor impacto un cambio real en nuestra sociedad.

Esa es la razón fundamental por la que las políticas internacionales para fomentar la práctica de la RSC quieren implicar a las pymes, y no se conseguirá hasta que éstas empiecen a percibirla como algo que ya les afecta y que les puede servir para obtener rentabilidad y resistencia.

Debilidades y fortalezas de las PYMEs

Construyamos un DAFO de la situación de las pymes frente a la RSC. Es una forma de analizar esa realidad en cuatro grandes áreas cuyas iniciales le dan nombre a esta herramienta: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades.

Una de las primeras debilidades que suelen aducir las pymes ante la RSC es la falta de recursos tanto económicos como humanos. De forma generalizada entre las pymes hay también menor formación o conocimiento sobre qué es y cómo les afecta la Responsabilidad Social Corporativa. Otra vez en general, existen pocas iniciativas grupales que les permitan acceder a estrategias o recursos comunes. Y si a todo esto le añade la falta de interés o motivación, derivada de la multitud de urgencias a las que se enfrentan los pequeños y medianos empresarios cada día, pues ya tenemos identificados los frenos.

Las Amenazas más comunes de las pymes que no cuidan su Responsabilidad Social Corporativa son a corto plazo las sanciones administrativas, a medio plazo la pérdida progresiva de competitividad y a largo plazo amenaza la propia subsistencia. Hay que mencionar en este punto que, a pesar de lo que pueda parecer, las pequeñas y medianas empresas tienen más RSC de la que ni ellas mismas llegan a identificar y posiblemente más que algunas de las grandes.

Ahí es donde encontramos las grandes fortalezas de las pymes. De forma natural ya cumplen muchos de los requisitos de una empresa socialmente responsable. Les ayuda su tamaño, que las convierte en estructuras más flexibles, más fácilmente adaptables y con menos burocracia. Además suelen estar más cerca de sus trabajadores, de sus clientes, de sus comunidades vecinas, de sus proveedores, de todos sus públicos de interés, y por tanto se comunican mejor y de forma más fluida con ellos, y eso es fundamental.

Esa comunicación fluida y esa flexibilidad son justo las características de las pymes con las que obtienen más fácilmente las oportunidades que brinda la RSC: mejor acceso al mercado, mayor ventaja competitiva, gestión más efectiva de los recursos humanos, mejor reputación, mejor control de riesgos, mejor conocimiento de los clientes, mejor aprovechamiento de las relaciones con los proveedores o mayor acceso a las ayudas administrativas, entre otros.

Ahora se trata de aplicar el DAFO, y apoyarse en las fortalezas para disminuir las debilidades, afrontar las amenazas y obtener las oportunidades.

Pero creo sinceramente que el esfuerzo debe ser conjunto. Por un lado las administraciones e instituciones que impulsan la RSC tienen que hacer un mayor esfuerzo y más consecuente con las debilidades y las amenazas de las pymes, y por su parte, las pequeñas y medianas empresas deben empezar a creerse que son la llave real del cambio, y que pueden reclamar juntos los instrumentos y políticas necesarias para hacer valer su papel. Así sí cambiamos el mundo.

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