Un plano revela el último tramo del acueducto romano

paseo POR el conquero (V) | hoy el agua sólo corre por la cuesta de la cinta y en la fuente vieja

Un dibujo de 1905, firmado por el arquitecto Francisco Monís, describe por dónde discurría desde la Fuente Vieja a Conquero Se surtía de una alcubilla que había arriba en el cabezo

Un plano revela el último tramo del acueducto romano
Un plano revela el último tramo del acueducto romano
Eduardo J. Sugrañes Huelva

19 de junio 2016 - 01:00

En el Paseo del Conquero si hay algo que llama especialmente el interés es el acueducto romano, cargado de su misterio por el desconocimiento que se tiene de él, por estar en las entrañas mismas de El Conquero sin saber cuál es su camino pero viendo brotar agua, aunque sea en la actualidad solo en la Fuente Vieja. En ese mismo Paseo del Conquero, en el expediente que guarda el Ayuntamiento de Huelva, hemos podido encontrar un plano firmado por el arquitecto municipal Francisco Monís, en 1905, en el que se muestra el trazado del acueducto desde la Fuente Vieja hasta el principio de la finca Conquero, que arrancaba en la actual rotonda del monumento a Juan Ramón Jiménez.

El diario La Provincia publicó el 6 de noviembre de 1896 un amplio artículo titulado De Conquero a Fuente Vieja que viene a ilustrar perfectamente el tramo que ahora marcamos en el plano de Francisco Monís. Recordaba la incursión que en el año 1874 habían realizado en el acueducto "los señores don Manuel G. Ballesteros, inteligente ayudante de obras públicas y don Antonio Montiel, maestro de obras muy acreditados en nuestra ciudad, acompañados de dos dispuestos oficiales que trabajan a la orden de éste". El objetivo a realizar era una inspección del mismo, movidos por el hecho de que se habían secado las fuentes de la Plaza de las Monjas, primero, y la de San Pedro, después, que abastecían a la población. Se necesitaba conocer aquella "misteriosa obra". Se dijo entonces que "no había en la población memoria de que nadie lo hubiere recorrido, ni si quiera en parte y se ignoraban todas las particularidades, o casi todas, de su construcción y estado".

Los intrépidos buceadores del acueducto tuvieron que abrirse paso entre la maleza que se había hecho con las cañerías. Por lo que "el viaje no estuvo exento de penalidades ni de peligros". El simple desbroce dio paso de nuevo a la correntía de agua. Por eso, La Provincia venía insistiendo desde entonces para que se limpiara el acueducto que se había quedado obstruido y aprovechar así su caudal de agua. Es lo que se consigue en 1896 gracias a la participación directa del alcalde Rafael López Hernández.

La incursión de 1874 llevó luz al misterioso acueducto y se conocieron detalles que ahora relacionamos con el plano encontrado en el Archivo Municipal de Huelva.

Sabemos, por lo que continúa narrando el periódico, que existían pozos de ventilación "de trecho en trecho", que igualmente aparecen marcados en el plano. De esta forma, por fuera de la cañería del acueducto "seguían a los expedicionarios personal de apoyo y comunicación, provistos de escala y cuerdas, para cualquier eventualidad. Muchos murciélagos anidando, muchas plantas y suciedad que obstruían el curso del agua". Lo importante es que en la construcción "no se notaban desperfectos". Esta situación demostró entonces la falta de cuidado por parte del Ayuntamiento, aunque de época anterior existía "cuenta, presupuesto o algo así de valor de treinta mil reales" para la limpieza.

Aunque el agua fluía en 1896 gracias al simple desbroce realizado para poder caminar por el interior del acueducto, no fue tenido en cuenta en el Ayuntamiento. "Así que aquellos concejales relacionados con los exploradores, oyeron con curiosidad la relación de las peripecias del viaje subterráneo, pero no volvieron a más a pensar en semejante asunto y la cosa no pasó de aquí".

Lo importante es que gracias aquella incursión se revelaron bastantes detalles del acueducto, lo que publica La Provincia el 8 de noviembre de aquel año.

Una de las cuestiones por las que no se actuaba en el acueducto la refiere el propio periódico y es que "se miraba al sombrío acueducto con tanto respeto y temor, que la gente, aun las aptas para trabajar en él, rehusaban hacerlo, no gustándoles descender y perderse en su misterioso interior". A pesar de ello, en 1896 se consigue ante la insistencia del periódico que se procediera a la limpieza del acueducto. Trabajos que se anuncian en julio y debieron comenzar a finales de septiembre o principios de octubre, ya que el día 8 de ese mes La Provincia anuncia que "a poco de comenzados los trabajos de limpieza de las galerías del acueducto de Conquero, se ha aumentado de modo extraordinario el caudal de agua de la Fuente Vieja y por consiguiente las de San Pedro y San Francisco". Pronto se conocerán datos relevantes del acueducto. El 28 de octubre La Provincia relata que "al bajar por algunos pozos que dan entrada a las galerías parciales y que tienen una profundidad de hasta 25 metros, se encuentra en las inmediaciones de esos pozos y como a manera de mesetas o descanso de escaleras de capacidad de ocho y diez metros cuadrados, perfectamente construidos de ladrillos, los muros lo mismo que la serie de peldaños que contienen para bajar a su piso que es más bajo que la abertura de entrada". Eran unos primeros datos ofrecidos por los trabajadores que limpiaban el acueducto. El periódico lamenta que "ninguna persona inteligente y perita hubiese bajado para ofrecer mejores datos".

Al poco tiempo debieron tener respuesta por lo que publica el 8 de noviembre, con una descripción más concreta de los hallazgos. Recuerda lo publicado, que los trabajadores que estaban encargados de la limpieza manifestaron "su extrañeza sobre el objeto y utilidad de alguna obra que se habían encontrado, de grandes sillares, allá en el fondo, profundo, con anchos y bien conservados escalones, etc. Esta obra es un gran depósito, por más seña de cantería de Niebla; tiene una altura de unos 25 metros, toda subterránea.- La caja del acueducto es de mortero hasta una altura de 0,40 a 0,50 metros y de aquí para arriba son los muros de ladrillo en seco con objeto de que las filtraciones vayan a la caja; cuando la corriente de agua pasa de la línea de mortero es cierto que impide en todo lo que rebasa, las filtraciones, y aun ella misma tiende a irse, que es lo sucede cuando la suciedad eleva el pavimento y estanca el agua y mucho caudal que por esta causa hoy se pierde, se ganaría con la completa limpieza de las galerías.- Uno de los objetos, el principal, a nuestro juicio, del deposito citado, es retener las aguas cuando las filtraciones abunden, para impedir que se aglomeren en la caja dicha y rebasen la línea indicada, perdiéndose en gran parte".

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