"Algunos piensan que la universidad es un segundo instituto"
VOCESDEHUELVAmiguel ángel núñez paz. catedrático de derecho penal de la uhu
El profesor de la Onubense recibirá en junio su tercer doctorado honoris causa
Defiende que los políticos fomentan la sensación de inseguridad en la sociedad con fines electorales

Es todo un lujo saber que el amor al estudio y la lectura se mantiene en algunas personas. Una de ellas es Miguel Ángel Núñez Paz, que de ello ha hecho su filosofía de vida y ha dado como resultado una brillante carrera pese a su juventud. Galardonado en numerosas ocasiones, este catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Huelva (UHU) recibirá su tercer doctorado honoris causa. En esta ocasión será de la Universidad Andina de Juliaca (Perú). El acto tendrá lugar el 15 de junio.
-Enhorabuena por el nuevo doctorado honoris causa. ¿Qué supone para usted?
-Es una alegría inmensa, ya que llevo muchos años de trabajo y de colaboración con algunas universidad de Latinoamérica. Algunas de ellas son pequeñas y otras mayores que la de Huelva. Hoy en día hay una gran competitividad en el mundo académico de aquellos países.
-¿Desde cuándo se remonta su vinculación con el mundo universitario de los países latinoamericanos?
-Empecé mis estancias en Latinoamérica casi por obligación aunque se remonta a mi Salamanca natal, que es una universidad con una enorme vinculación con aquellos países, vinculación que no dejaba de potenciarse por mi rector. Una vez que empecé el doctorado, conseguí una beca de estudios en Estados Unidos y tuve la oportunidad de hacer un curso en México allá por 1995. A partir de ahí se han ido multiplicando los cursos, los discípulos, las estancias... A día de hoy puedo decir que he dado clases en todos aquellos países y los vínculos que tengo con ellos cada vez son más fuertes.
-¿Cuál es el nivel del Derecho Penal que se encuentra allí? ¿Cuáles son los países más punteros?
-Respecto al Derecho, los países punteros son Colombia, Argentina y Chile. En un segundo nivel, pero también muy elevado, están otros como Perú o México, pero hay que tener muy claro que todos ellos cuentan con gente muy formada que no tienen nada que envidiar a Europa.
-Usted incluso cuenta con ellos cuando ha colaborado con algunos cursos que ha organizado para la UNIA.
-Colaboro con la Universidad Internacional de Andalucía desde 2015 y siempre traigo a gente de Latinoamérica, pues insisto en que cuenta con profesionales muy brillantes y con ello intento desterrar la creencia que aún está muy extendida de que son académicos de segunda fila.
-¿Cómo le vino a usted su interés por el Derecho y más en concreto por el Derecho Penal?
-Mi padre era un prestigioso profesor de Derecho Penal en la Universidad de Salamanca y aunque es cierto que hablar de Derecho y Derecho Penal son casi sinónimos, creo que su influencia tuvo mucho que ver. En todo caso, tanto yo como mis hermanos tuvimos la oportunidad de criarnos en un ambiente intelectual que nos incentivó de manera que a día de hoy, tengo una hermana que es catedrática en Derecho Romano y un hermano arquitecto. Aunque mi última duda fue elegir entre Derecho Penal y Derecho Procesal, opté por el primero. Una de las cosas de las que estoy más orgulloso es de que no me he equivocado en la elección de mi vocación y profesión. Para mí el Derecho es una pasión. La universidad es otra cosa, pues me he desencantado de algunas cosas de ella.
-Pese a su pasión por el Derecho, usted aborda otras disciplinas.
-Pienso que, como comentaba antes, en mí ha tenido una gran influencia el haber vivido en un hogar en el que se respiraba un ambiente que nos estimulaba intelectualmente. Así, mis intereses no se quedan solamente en el ámbito del Derecho. Soy escritor de poesía y también hice un máster de Enología. He colaborado con vuestro periódico, por ejemplo, en artículos sobre esta disciplina o de gastronomía.
-¿No piensa que en el campo del Derecho Penal puede influir la ideología más que en otros ámbitos de esta disciplina?
-Hay que distinguir entre cómo se desarrolla la legislación penal (política criminal) y el Derecho Penal, que es el que determina las decisiones legislativas que en última instancia, toman los políticos. Lo que pido es que se sea coherente entre lo que marca el Derecho Penal. Si se mantiene una línea hay que respetarla a la hora de tomar decisiones, pero como ya he dicho, eso ya entra en el campo de la política y ahí las cosas pueden cambiar.
-¿Por qué piensa usted que está tan extendida la idea de que el Código Penal es excesivamente laxo?
-Hay una obsesión por la seguridad que se está manejando y estimulando desde las instancias políticas. Si a la población se le promete mayor sensación de seguridad, eso puede atraer más votos. De este modo, nos encontramos ante un argumento electoralista. La gente no hace caso de las estadísticas que señalan que España es de los países europeos que menos delincuencia tienen y que al mismo tiempo, cuenta con mayor número de personas en prisión. A pesar de ello, se promueve esa impresión de inseguridad entre la gente, que es utilizada por la clase política para sacar rendimiento electoral.
-Pero no me negará que las condenas para los delitos de cuello blanco son mucho más débiles. En la sociedad se mantiene la idea de que a la cárcel sólo van los pobres y que hay una Justicia para ellos y otra para los ricos.
-Es una idea que procede de la Edad Media y que es cierta, pero últimamente se está alterando gracias a los casos de corrupción pública y privada que se van conociendo: tráfico de influencias, blanqueo de capitales... todo ello va impregnando la preocupación de la sociedad, que va pidiendo una respuesta a todo ello. También es verdad que esa respuesta suele venir de manera más lenta que para otras cosas porque a veces son delitos que se producen en el entorno más inmediato de los políticos.
-Usted realizó su tesis doctoral sobre el derecho a morir. Sorprende que una persona joven tuviera interés por ese asunto.
-Efectivamente mi tesis doctoral fue sobre el derecho a morir. Coincidió aquella época con la situación planteada por Ramón Sampedro y todo eso lo viví muy de cerca. De hecho llegué a hablar con él y también seguí con mucho detenimiento el momento cuando recurrió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En el Código Penal de 1995 se introdujo el tema, pero de una manera en la que se contempla una condena penal a la persona que ayuda a morir a alguien que se ama. No tiene sentido que se castigue con cárcel a la persona a quien el ser amado le pide que le ayude a morir. Pienso que hay que mantener el principio del Derecho Penal de que si no hay necesidad de pena, que no se aplique la pena.
-La sociedad española se ha mostrado partidaria de que se regule la muerte digna, sin embargo el debate no es asumido por los partidos políticos. ¿Por qué cree que sucede eso?
-La Iglesia sigue manteniendo un gran poder y nadie se atreve a mover la mano. Concretaría que más que la Iglesia son algunos grupos los que se muestran más contrarios como es el Opus Dei, que tiene un gran poder en el Partido Popular. El derecho a morir es de esos temas que tocan la sensibilidad personal y hay que saber distinguir entre lo que es pecado, para las personas religiosas, y lo que se contempla como un delito.
-Otro tema en el que usted se ha detenido es en el delito por omisión.
-El delito por omisión es un concepto que viene de los años 60 y que tradicionalmente se ha referido a aspectos como la no provisión de alimentos a un hijo que puede llegar a ser considerado homicidio. Ahora sin embargo se está aplicando al ámbito de las empresas o personas jurídicas en aspectos en los que éstas pueden sentirse perjudicadas, por ejemplo, cuando se le puede hacer daño a una empresa beneficiando a otras echando mano de la omisión.
-¿Cómo valora el Derecho Penal que se hace en España?
-En cuanto al positivo, que es el que se aplica, levanta muchas críticas, pues está encaminado a la creación de enemigos y al endurecimiento de las penas. Los profesionales lo critican pero da réditos electorales, de modo que ese es el camino que se ha elegido. A un nivel académico, España lo tiene muy alto. Si tiempo atrás Alemania era el referente que todos teníamos, puedo decir que actualmente estamos al mismo nivel.
-Profesor, conferenciante, escritor... ¿Qué es lo que más le gusta hacer?
-Me gusta todo lo que hago. Tengo, por ejemplo, muy buena relación con los alumnos y me valoran muy bien. Resumiendo, podría decir que me considero por encima de todo un estudioso y ese es mi trabajo.
-Usted inició su actividad docente en la UHU en 2004.
-Así es. Me siendo querido en la Universidad de Huelva y aceptado en la ciudad. La universidad en general ha sido muy maltratada en estos últimos años y buena parte de eso es culpa de sí misma, pues ha intentado vivir de réditos pasados. La situación económica ha convertido la universidad en el chivo expiatorio de muchos males.
-¿Cómo ve la universidad española?
-Espero que mejore, ya que la universidad española llegó a ser un referente internacional. La realidad sin embargo nos enseña que los alumnos que llegan a ella lo hacen cada vez en peores condiciones, pues hay una gran debilidad intelectual. Se percibe poca pasión por la cultura y piensan que la universidad es un segundo instituto. El que venga aquí tiene que mostrar pasión por aprender.
-¿Nunca le ha atraído la gestión?
-En la Universidad de Salamanca ya empecé en el ámbito de la gestión. En Huelva he sido director general de Proyectos Internacionales, vicesecretario general, director de Títulos Propios y ahora soy secretario de la Facultad de Derecho.
-¿Le gustaría asumir un cargo de mayor nivel, incluso ser rector?
-Si me ofrecieran un vicerrectorado vinculado a la Cultura sí, porque me considero una persona a la que le gusta vivir la universidad, pero lo prioritario para mí son la docencia y la investigación.
-¿De cara a las próximas elecciones a rector le han tirado los trastos?
-Me han tirado los trastos para la gestión puramente jurídica como es la secretaría general y he dicho que no.
-¿A qué candidato votará?
-No apoyo ahora mismo a ninguno de los tres candidatos, aunque en otras elecciones sí lo tenía claro. Esperaré y escucharé primero a ver qué tienen que ofrecer a la Facultad de Derecho. Parte de la gestión de Francisco Ruiz no me ha gustado ni su talante, aunque es una persona competente. Para mí, ha puesto excesivo énfasis en el saneamiento de la deuda y eso ha acarreado muchos costes cuando el servicio público debe mantener algún nivel de deuda.
-¿Es cierto lo de la endogamia en las universidades?
-Sí y se debe fomentar la competitividad, aunque es un mal de difícil corrección. Un paso adelante ha sido el sistema de acreditaciones que, aunque no me guste del todo, sí ha establecido unos criterios por los que la gente tiene que justificar sus méritos, formación y trabajo. Antes, si tenías el tribunal a tu favor era casi seguro que lograras la plaza a la que aspirabas.
-¿Por qué la universidad ha perdido ese carácter reivindicativo que tuvo en los 60?
-Hay estudiantes que desconocen qué es la universidad. Tenemos que hacer que los alumnos lean mucho más de lo que lo hacen. No me gusta nada esa apuesta ciega por la tecnología y por la especialización. Cada vez soy más partidario de las Humanidades, aunque tampoco rechazo la tecnología.
Profesor en Huelva desde 2004 y polifacético
Ha vivido la universidad desde bien pequeño en su Salamanca natal. No en vano su padre ya fue profesor de Derecho Penal en aquella ciudad y de casta le viene al galgo. Pese a contar con sólo 49 años, su trayectoria profesional es realmente impresionante. Su tarea docente comenzó en la Universidad de Salamanca hasta que se desplazó a la Onubense. Aquí inició su actividad como profesor en 2004 y desde entonces no la ha dejado. Está casado con una neumóloga y es padre de una hija. Siente que su vida ya está afincada en Huelva, de donde también se considera su hija pese a que no naciera aquí. Aunque uno de los pilares fundamentales de su vida es su pasión por el Derecho Penal, es sin embargo una persona polifacética, lo que achaca al ambiente de estímulo intelectual en el que se crió. Buena parte de esa multitud de inquietudes la ha plasmado en las páginas de Huelva Información, donde ha participado en un destacado número de artículos tratando diferentes disciplinas. Tiene la suerte de vivir la sensación de haber sido discípulo y ahora tenerlos él. Aprendió de primera mano del prestigioso jurista alemán Claus Roxin, que ha tenido una enorme influencia tanto dentro como fuera de las fronteras de su país natal. Miguel Ángel Núñez se confiesa por otro lado partidario de la corriente continental del Derecho Penal, más que de la anglosajona.
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