Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar Cáritas Diocesana de Huelva organizó un flashmob en la capital onubense, en el que participaron medio centenar de personas, con el objetivo de dar visibilidad a los sintecho y reivindicar la puesta en marcha de políticas sociales. Los participantes, que cubrieron sus rostros con caretas blancas, salieron de la céntrica Plaza de las Monjas y tras recorrer las calles Palacio y Concepción, coreando la frase ‘Ponle cara, nadie sin hogar’, regresaron al espacio público donde se leyó un manifiesto.

En la capital onubense viven unas trescientas personas sin hogar, según indicó Josema Gómez, responsable del Centro de Puertas Abiertas de Cáritas, que comentó que al año se atienden en el centro más de ochocientas. Durante la campaña agrícola estiman que hay en la provincia unas 2.000 personas en asentamientos.

El responsable del Centro de Puertas Abiertas de Cáritas destacó que el número de sintecho no ha variado, “llevamos unos años que la cifra se ha estancado, pero notamos que la gente cada vez viene con mayores necesidades y le es más complicado salir de las situaciones en las que se encuentran”.

Indicó que desde Cáritas ponen a su disposición un centro de día “para cubrir las necesidades básicas que nos plantean y a partir de ahí empezamos a trabajar con las personas que están preparadas y quieren, también depende de los recursos, tenemos casas de acogida, pisos tutelados... y en función de las características de cada uno y de la realidad que presentan los vamos derivando a un servicio u otro”.

Subrayó que un 80% de los sintecho son hombres, fundamentalmente jóvenes. El 50% de la población atendida es española, y el resto, extranjera, la mayoría de Senegal, Malí, Rumanía y procedentes de países sudamericanos.

Gómez señaló que éste es el décimo año que se realiza en Huelva el flashmob con el objetivo de “sacar a la luz la realidad de este colectivo y que la sociedad sea consciente de que están aquí en nuestra ciudad y conviven con nosotros aunque muchas veces intentemos no verlos”.

Fueron Ana y Rocío las encargadas de leer el manifiesto, en el que se destacó que aunque cada persona tiene su propia historia y su propio proceso, hay algunos aspectos que coinciden en la mayoría de los casos, que tienen que ver con la falta de un trabajo digno así como de recursos económicos y de ayudas sociales, a lo que se unen circunstancias personales (enfermedad, adicciones, relaciones familiares, hábitos…).

Según se subrayó en el manifiesto la carencia de un hogar “es siempre una vulneración de derechos que tiene solución”. Se aboga por avanzar “en respuestas adecuadas y eficaces a situaciones de prevención” e impulsar medidas de acceso a una vivienda pública de alquiler social.

También proponen en el documento que se potencien empresas sociales de inserción y cooperativas sin ánimo de lucro para aquellas personas que lo tienen difícil en el mercado laboral convencional.