El 'péndulo' de los presos

Diez internos del Centro Penitenciario visitaron en la mañana de ayer la Universidad de Huelva

Estudiantes, internos, funcionarios y educadores, ante el péndulo de Foucault, de la Universidad de Huelva.
Estudiantes, internos, funcionarios y educadores, ante el péndulo de Foucault, de la Universidad de Huelva.

Observando el péndulo de Foucault, José Antonio pensaba en voz alta que si hubiera conocido esto antes, "seguro que hubiera estudiado algo, fijo". Ante la visión hipnótica de este péndulo esférico, utilizado para demostrar la rotación de la Tierra, este joven preso lepero rotaba sobre sí mismo para no perder detalle del circular y diáfano patio central del Maxiaulario Galileo, levantado en el campus del Carmen.

Vertebrado por un sinfín de escaleras de colores, tanto José Antonio como sus nueve compañeros oscilaban, como dicho colgante instrumento, por el interior de este gran edificio, durante la visita que realizaron ayer por la mañana estos diez presos del Centro Penitenciario onubense a la Universidad de Huelva.

La visita de ayer viene a cerrar las actividades que realizan conjuntamente la Facultad de Derecho y la Prisión. Los alumnos de quinto de la asignatura de Practicum se acercan hasta la cárcel para conocer, 'in situ', como se desarrolla en la práctica el Derecho Penitenciario y, sobre todo, para tomar un primer contacto con el 'modus vivendis' de las personas que algún día tendrán que defender. "Los internos hacen lo propio, acudiendo a la Onubense para descubrir el lugar desde donde saldrán los futuros profesionales que un día tendrán la posibilidad de modificar o mantener el Código Penal, así como el Reglamento Penitenciario, textos que rigen su rutinaria vida en la cárcel", explica Carmela Acosta, técnico de actividades de dicho centro penitenciario, para quien esta visita esconde otro objetivo: "Mostrarle a los presos que otro estilo de vida es posible en un futuro, si deciden estudiar durante su estancia en la cárcel".

"Estudié el acceso a la Universidad pero no me presenté al examen final. Tenía que hacerlo en una prisión de Sevilla y eso me cortó el punto", recuerda José Antonio, a la vez que apunta "que allí dentro tienes que matar el tiempo haciendo lo que sea, si no te quieres volver loco". Este lepero es el encargado del centro Sociocultural y lleva ya cumplida cuatro años de los 10 a los que le condenaron.

De los 1.700 internos que cumplen condena en la prisión de Huelva, sólo 20 están estudiando las pruebas de acceso a la Universidad, a través de la Uned. Universidad Nacional a Distancia a través de la cual , diez internos están cursando la carrera de Derecho, la más estudiada por los reos en las prisiones españolas.

La visita seguía su curso. Tras el péndulo, se dirigieron hacia la sede de Uniradio. Esta cadena emite a la semana un programa, realizado desde la radio de la cárcel. Ayer, dicho espacio se realizó en vivo y en directo desde la sede universitaria, aprovechando la ocasión. Tras charlas e impresiones ante micrófono, los internos, sobre todo, aquellos que forman parte de la Peña Flamenca de esta cárcel, regalaron a través de la ondas, sinceros instantes flamencos.

La jornada avanzaba hacia su broche final. Daniel, un interno de 22 años, preguntaba si daría tiempo a visitar la Biblioteca Central. "Es que soy el bibliotecario de la cárcel, y me gustaría conocerla", espeta este joven, quien ha aprovechado bien el tiempo de estancia en la cárcel. Durante los tres años ya saldados -le queda por cumplir año y medio de condena-, "he hecho un curso de cocina, peluquería, y ahora estoy estudiando el curso de acceso al Bachillerato, mientras trabajo en la biblioteca". Cuando lo finalice no sabe si estudiará una carrera, pues "con tantos conocimientos como los que he adquirido, confío en encontrar un trabajo, cuando salga de allí. Estas visitas son muy alentadoras pues cuando conoces sitios como éste, se te quitan las ganas de volver a estar entre rejas".

Una vez dentro de la Facultad de Derecho, los presos, funcionarios y educadores le entregaron un regalo a Mariola Galdón, vicedecana de dicha facultad, quien agradecida les mostró dónde habían colgado el regalo del año pasado: un puzzle de 10.000 piezas realizado por uno de los internos, que refleja 'El jardín de las delicias', de El Bosco.

Entre palabras y buenas intenciones, llegó la charla-coloquio que mantuvieron estos presos con los alumnos y profesores de Derecho. Intercambios de impresiones se sucedieron en este acto que clausuraba la visita. José Antonio se despedía. "Si yo hubiera sabido antes lo que la cárcel significaba me hubiera pensado dos veces lo que hice. Pero, bueno, todo el mundo se equivoca alguna vez. Lo bueno de la vida es que te da la oportunidad de aprender de tus errores. ¡Qué mejor universidad que ésa!".

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