La parroquia Beata Sor Eusebia echa a andar de la mano del obispo y decenas de fieles

El templo, amplio y de corte moderno, dará servicio a más de 4.000 fieles de Nueva Huelva

Numerosos fieles asisten a la inauguración de la parroquia.
Numerosos fieles asisten a la inauguración de la parroquia.
Elena Llompart Huelva

18 de marzo 2013 - 01:00

En la intersección de las calles Valdelarco e Hinojales de la capital ya está operativa la parroquia Sor Eusebia, un nuevo y amplio templo que ayer fue consagrado por el obispo de Huelva, José Vilaplana, y que dará servicio a los más de 4.000 fieles asentados en la expansión de Huelva por la avenida de Andalucía hasta el hospital Juan Ramón Jiménez.

"Me siento enormemente feliz en este momento. Debido la crisis que tenemos en España el proyecto se dilató, pero por fin coronamos una obra llenos de ilusión, de alegría y de esperanza", confesó el párroco de la iglesia, Juan Antonio Díez Plaza, antes de la ceremonia de dedicación de la iglesia, en la que el obispo bendijo el agua y roció con ella el templo, el nuevo altar y a los numerosos fieles, entre los que había muchos niños.

De "oportunísima" calificó el sacerdote burgalés -que ha trabajado años en Riotinto, Isla Cristina y Punta Umbría- la apertura del templo, ya que el dinero ahorrado durante un largo periodo tiempo (la primera piedra se puso en verano de 2010) "se ha invertido en un momento de crisis y gracias al mismo, una serie de familias han podido trabajar".

De corte moderno y con salones parroquiales y servicios de Cáritas, la iglesia está construida, según precisó, con los criterios del Vaticano II, si bien "poco a poco irán llegando pequeñas novedades que se irán incorporando", señaló.

El padre Díez Plaza, que aseguró que sus conocimientos de la ciudad son "muy relativos", destacó que, a pesar de ello, ha podido ver "cómo el Señor va delante" en este proyecto. Primero, gracias a la ayuda de un ingeniero argentino que ha decidido dedicar el tiempo de su jubilación a servicios gratuitos a la iglesia y segundo, de la mano del ofrecimiento de numerosas personas a las que dijo haber encontrado en la puerta preguntando en qué pueden trabajar. "Por esa razón me desbordo de gozo y de alegría", señaló.

Por su volumetría, luz, sonido y colores, el templo resultó "acogedor" y "hermoso" para los numerosos fieles que ayer acudieron a formar parte de la fiesta que supuso la ceremonia de dedicación de la iglesia, en la que también estuvo presente el obispo emérito, Ignacio Noguer, y un grupo de hermanas salesianas.

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