La parroquia de la Asunción de Almonte acoge una misa de Pentecostés atípica y a puerta cerrada por el coronavirus
Este año el Real de la aldea de El Rocío está vacío. La misa de Pentecostés se ha quedado sin romeros y sin simpecados a causa del coronavirus y se ha celebrado en la parroquia de la Asunción de Almonte, donde se encuentra la Blanca Paloma desde el pasado mes de agosto y que este año no pudo regresar a su aldea. La misa la ha oficiado esta mañana el obispo de la Diócesis de Huelva, José Vilaplana, y se ha celebrado a puerta cerrada, con el objetivo de guardar en todo momento la prevención y seguridad en estos momentos.
Unos pocos privilegiados son los que han podido estar en el interior de la parroquia, entre los que se encontraban los representantes de la Hermandad Matriz, con su presidente Santiago Padilla; así como la alcaldesa del municipio, Rocío del Mar Castellano, y otras autoridades civiles. La misa ha contado con la participación del coro de la Hermandad Matriz, que ha puesto los sones a esta atípica jornada rociera.
"No hay romería pero sí hay Pentecostés", ha recalcado el obispo onubense quien se ha dirigido a todos los rocieros, que "están haciendo una peregrinación del corazón para estar aquí" junto a la Virgen del Rocío. La Patrona de Almonte ha presidido un altar colmado de flores de talco y ataviada de la misma manera que cuando la coronaron canónicamente, allá por 1919.
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