¡ Pa tirar cohetes !
Toros/ Colombinas 2025
Puerta Grande para Zulueta, Tirado, Cristian González y el mayoral.
Tres novillos de raza, clase y poder de José Luis Pereda.

FICHA TÉCNICA
GANADERIA:
Seis utreros de José Luis Pereda, mequetrefes de presencia los dos primeros y de buena presencia y juego el resto aunque el sexto terminó rajado en tablas. Extraordinario el cuarto, excepcional el quinto y con clase y ritmo el tercero.
ACTUANTES:
Javier Zulueta: oreja; oreja tras aviso.
Cristian González: saludos tras aviso; dos orejas.
Carlos Tirado: dos orejas; oreja.
INCIDENCIAS:
Dos tercios de plaza en tarde de calor. Los tres novilleros y el mayoral salieron a hombros por la Puerta Grande.
Lo dice el título: Pa tirar cohetes. Sí hombre, para tirarlos y verlos como los vio media plaza. La otra estaba de espaldas y no se enteró de esas pequeñas pizcas de colores que surcaban los cielos de la Ría como sumandose a la fiesta del quinto.
Lo mismo que la presidencia no se enteró que si las dos orejas del tercero fueron justas para Tirado, que lo fueron, las dos del primero hubiesen sido igual de justas para Zulueta después de una faena de libro de texto. Fácil como la tabla del uno. Modosita, compuesta, exacta y rematada con un espadazo contundente.
No nos pueden cambiar el paso así en el criterio, presidente. Que después andamos desconcertaos y se nos va la crónica por otro camino y tenemos que molestar y llamar la atención sin necesidad. Ninguna necesidad.
Un primor de faena esa del tercero. Tirado dejó un conocimiento y un trazo en su toreo que aún resuena bonito y limpio en el recuerdo de la tarde porque es que el ayamontino tiró y midió muy bien el potencial de su oponente, otro notable utrero de Pereda con el que estuvo soberbio.


Pa tirar cohetes después de ver dos novillos de una categoría inmensa. No sé por qué se fue el quinto sin esa vuelta al ruedo. Un novillo bravo como un tejón y jodidamente lleno de esa nobleza que no busca oro ni alamares sino ese trapo rojo que le embelesa la vista porque se mueve de dulce. Porque le atrapa la bravura que derrocha en cada viaje. Ahí lució el toreo y la fuerza de Cristian González porque el de Pereda le regaló la vida sin reclamar nada. Un novillo para crear belleza, poderle, admirarle y valorarle como el mimbre imprescindible donde cimentar esa Puerta Grande que también saboreó el salmantino.

Cuarto, también. Con carnes y musculo de utrero. Un novillo para admirar en la dimensión que le dejó a Zulueta expresar el toreo. El sevillano no se desquicia con los trofeos. Asume sus tardes y la de ayer en Huelva es de las que convencen. De las que nos convencen. Por todo, pero especialmente por la plenitud que tuvo para permitir brillar el talento del sevillano. Sin remedio de nada y a expensas de todo, lo del novillero fue una cosita de gusto exquisito en cada muletazo y también poder porque la dormida placidez del utrero despertaba cuando le pellizcaban mal. Tuvo perfume lo del cuarto al que un aviso dejó aquilatar la oreja que necesitaba el novillero para la Puerta Grande.
Después de la grandeza que cuarto y quinto habían dejado en el ambiente llegó incluso ese sexto venido a menos pero brillando también en manos de Tirado que supo hilar una faena de menos a más dejó embestidas importantes; sabor a más, a mucho más. No un poquito sino un mucho más porque donde algo pareció naufragar en el inicio lo borró instantes después un toreo al natural de un pureza increíble. Esa pureza natural que siempre tuvo Carlos frente al toro desde que apareció en un ruedo. Ayer, inteligencia con el sexto. También sentimiento y amor propio de no dejarse nada atrás. Todo duró lo que dos trozos de hielo en el whisky and the rock de mi admirado Sabina. Lo justo hasta que el novillo entregó la faena y marcó el tiempo final del festejo. Aquí paz y después gloria. Gloria desde luego para tres novilleros que dejan un recuerdo grande en La Merced.
No voy a manchar la belleza de una tarde con el relato de dos micronovillos. Las dos faenas además frente a febles animalitos ligeros de trapío aunque de aceptable contenido en raza y nobleza. Pero febles para tanto novillero como tenían delante.
No me deja grandeza ni añade más decoro al toreo de la segunda tarde de Colombinas. A ver cuando se rompe esa jodida costumbre de los ganaderos de traer tres y tres. Dios, con seis como los tres últimos nos hubiésemos colmado de bendiciones para toda la feria y no que andamos penando hasta última hora para encontrar a alguien que se vista de torero en lugar de Emilio de Justo. Al final Miranda es el elegido tras varios tanteos entre los que tenían la luz verde encendida.
Pio, pio que yo no he sido.
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