Las nuevas tecnologías cambian el desarrollo de la fresa onubense

La evolución de la "segunda revolución agrícola" abre nuevas vías de explotación comercial en la provincia

El control de las plantas se puede seguir ya en los móviles

Un agricultor comprueba el estado de una flor de una planta de fresa en una finca onubense.
Un agricultor comprueba el estado de una flor de una planta de fresa en una finca onubense. / Fotos: J.landero

Cartaya/El campo onubense ha experimentado en las últimas décadas una auténtica revolución agrícola. El origen de todo, sin duda, la incorporación de buena parte de las comarcas productoras al sistema de regadío, que ha dejado en un segundo plano al tradicional secano. Un hecho que ha propiciado la implementación en la agricultura de nuevas técnicas de riego que arrancaron con el goteo, para caminar en la actualidad hacia el control del suministro no sólo de agua, sino también de los nutrientes que necesita la planta, desde cualquier dispositivo móvil en manos del agricultor.

Así de claro lo tienen en el Centro Tecnológico de la Agroindustria (Adesva) ubicado en Lepe, una entidad de carácter privado cuyo principal objetivo pasa por captar las necesidades del sector para posteriormente desarrollar las tecnologías necesarias para su satisfacción.

Ya se sabe exactamente qué se tiene que suministrar a la planta en cada momento"

Su gerente, Aurelio Gómez, afirma en este sentido que en Huelva se ha producido una "gran evolución" en materia de riego en las últimas décadas, pero "especialmente desde el año 2009" gracias a la incorporación de tecnologías de medición.

La llegada del regadío supuso la incorporación al campo onubense de una serie de infraestructuras destinadas a aumentar el control sobre el riego. Tal es así, que sistemas de bombeo, balsas, casetas, depósitos, cintas de riego y otros equipamientos destinados a la realización de las mezclas necesarias entre agua y fertilizante para acometer lo que se conoce como fertirrigación, se incorporaron rápidamente al paisaje agrícola de la provincia, sustituyendo al antiguo pozo y acequia.

Al principio, y únicamente como resultado de la observación y la experiencia del agricultor, sólo se tenía en cuenta que la planta evolucionase correctamente y, por tanto, estuviese bien hidratada. Pero aproximadamente a partir de 2009, según detalla el gerente de Adesva, a las infraestructuras de riego ya existentes en las explotaciones agrícolas comenzaron a sumarse tecnologías y conocimientos agronómicos "ya implantados en otros sectores como el industrial".

El resultado podría calificarse como una segunda revolución agrícola ya que, desde entonces, el agricultor "conoce exactamente qué tiene que suministrar a la planta en cada momento, para lo cual previamente ha podido medir muchas variables". Comenzaron, pues, a incorporarse a las fincas "una serie de tecnologías basadas en sondas de humedad, temperatura y otros equipos de medición -añade Gómez- para poder después determinar exactamente el estado de humedad del suelo y la planta, o la temperatura, y regar en cada momento en función de la climatología, el día, el rocío caído esa noche, la época del año o el momento concreto de la campaña". Y es que, según explica Gómez, "por debajo de una determinada temperatura la planta no está activa, se aletarga, y su metabolismo es muy escaso, por lo que regar en ese momento es tirar agua y fertilizante que la planta no va a aprovechar".

"En definitiva -subraya el gerente de Adesva- se trata de medir el estado y el entorno de la planta en cada momento para tomar decisiones a la hora de aportar agua y fertilizantes mediante fertirrigación".

En este sentido añade que la tecnología "no ha evolucionado tanto en los sistemas de suministro de agua, lo cual ya existía, sino en los sistemas de medición para conocer cada vez mejor el estado de la planta".

Una de las empresas que más ha aportado a este campo en los últimos años es IG-4 Andalucía, socia y miembro activo de Adesva, con sede en Gibraleón, cuya tecnología ya se está aplicando no sólo a la fresa, sino al resto de productos agrícolas.

Desde hace más de un año dicha empresa está desarrollando en materia de medición y control "todo tipo de aplicaciones basadas en las TIC [tecnologías de la información y la comunicación], destinadas a que el empresario agrícola disponga puntualmente y en tiempo real de toda la información relativa a la situación de su cultivo, y sobre cómo actuar, también en tiempo real y online, directamente desde cualquier punto a través de un dispositivo móvil".

plásticos innovadores

En materia de plásticos agrícolas, según apunta el gerente de Adesva, "también se está avanzando mucho". Y es que, prosigue, "hay mucho interés en el sector de los berries por los plásticos biodegradables, en lo que actualmente se está trabajando", además del desarrollo de distintos tipos de plásticos para cubierta con diferentes filtros. Un hecho que permitirá obtener plásticos que dejen pasar más o menos irradiación solar, "lo cual influye en la precocidad de la planta, el color del fruto, o incluso su calidad final". La obtención de este tipo de plásticos -subraya- se encuentra actualmente en estudio, estando previsto que en el plazo aproximado de un año puedan empezar a comercializarse los primeros".

Finalmente Aurelio Gómez subraya que otra de las líneas de trabajo de Adesva pasa por la "tecnología de los alimentos y la postcosecha". "Estamos trabajando mucho en la transformación, ya que Huelva produce mucho en fresco, pero transforma poco". En este sentido, apuntan desde Adesva, "estamos muy centrados en el desarrollo de tecnologías que permitan alargar la vida útil del producto en fresco mediante el uso de atmósferas modificadas, atmósferas ionizadas, o atmósferas activas y pasivas".

Llega el concepto 'smart food'

Todos los avances están muy relacionados con el nuevo concepto de smart food (comida inteligente) que se está imponiendo en la actualidad al campo de la alimentación y que se basa, fundamentalmente, en la incorporación de las TIC y de otras tecnologías al campo de la agricultura. "Además de una auténtica revolución", según Aurelio Gómez, estos avances "influyen indudablemente en tres factores fundamentales: en una mayor calidad del producto, en la reducción del coste de producción por un menor consumo de agua, fertilizante y energía, y en una mayor optimización medioambiental precisamente por lo mismo. "El sector lo tiene claro -concluye- y los profesionales están cada vez más preocupados por incorporar estos avances tecnológicos a sus explotaciones. Por ello no están actuando de forma pasiva, sino demandando activamente las nuevas tecnologías siendo conscientes de que suponen notables mejoras para su actividad".

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