La novena de la Virgen de la Cinta vuelve a San Pedro setenta años después
Huelva de ayer a hoy
La oficialidad de la Catedral y la cercanía de la Concepción restaron el interés para que volviera al templo matriz de la ciudad, al que siempre perteneció el santuario del Conquero
Hace diez años lo visitó en una bajada en el 75 aniversario de la muerte de san Manuel González y en 1991 en la peregrinación de su coronación canónica
La presencia de la Virgen de la Cinta en la parroquia de San Pedro viene a satisfacer en este Año Jubilar de la Esperanza los deseos de muchos onubenses, devotos, feligreses y vecinos del barrio de San Pedro y San Sebastián.
La estancia de la Patrona de Huelva en la parroquia matriz de la ciudad constituía un anhelo para las nuevas generaciones que no conocieron esos cultos de los que siempre se trasmitió en la hermandad su solemnidad, por sus miembros de junta de gobierno de generación a generación.
No se entendía muy bien que aquellos solemnísimos cultos de los que tanto se hablaban, de aquellos altares tan espectaculares donde la Virgen de la Cinta aparecía en una nube en lo más alto o enmarcada en el escudo de Huelva o entre remos y salvavidas, no volviera a celebrarse en la parroquia de la que históricamente estaba unida a ella por pertenecer a su jurisdicción canónica. El párroco de la mayor era el rector del santuario.
En este tiempo se recuerdan beneméritos sacerdotes que estaban al cuidado del culto en la Casa de la Virgen. Aquellas novenas de principios de siglo XX tendrán un auge sin precedente con la presencia del hoy santo Manuel González que, como todos los que acuden a su mirada se enamoró de Ella y puso todo su empeño en que la novena floreciera en San Pedro. Igualmente ejemplar fue siempre la presencia de don José Muñoz en el santuario, uno de los grandes divulgadores de su devoción gracias al afecto que trasmitía a sus feligreses.
Para que este vínculo se mantuviera con la parroquia de San Pedro y la Virgen siempre viniera a ella, en los estatutos de 1923 se recoge que sus cultos se celebrarían en este templo que estaba al cuidado de Julio Guzmán. Se cerraba así algún que otro litigio que entre San Pedro y la Concepción. En este tiempo, en 1922, San Pedro se va a configurar en una antesala al santuario; un retablo con un bellísimo azulejo de la Virgen cerámico se levanta en la capilla de la nave de la epístola.
Nunca importó que San Pedro estuviera en un alto, la cuesta y otras incomodidades para acceder a ella. La Virgen de la Cinta con su presencia llenaba las amplias naves del templo durante los nueve días de sus solemnísimos cultos.
Una campana que mira al santuario llamada Nuestra Señora de la Cinta nos ofrece la llamada diaria desde el hermoso campanario barroco. Es como si le estuviera esperando todos los días que subiera por la cuesta de Juan Agustín de Mora para acceder al templo.
La creación de la Diócesis de Huelva llevó a que San Pedro perdiera la primacía en la ciudad al dejar de ser el primer templo. De esta forma en 1955 será el último año en el que la novena a la Virgen de la Cinta se celebre en la parroquia mayor de San Pedro, pasando el siguiente año a la Santa Iglesia Catedral, volviendo en otros años a la Concepción y no aquí. Mientras que siempre la función del día 8 se celebraba en el santuario, con la posterior Procesión de los Marineros. A partir de 1964 con la llegada de José María García Lahiguera dejará de celebrarse en el santuario, volviendo a él por motivos de la pandemia del Coronavirus, en 2020. Sin duda, una generosidad de la hermandad que aunque no celebra su función principal sí mantiene culto este día ante la imagen histórica de su icona mural a primeras horas de la mañana y al anochecer llega la Virgen Chiquita.
La Virgen volvió del 14 al 22 de diciembre de 1991 a visitar la que siempre fue su Casa de San Pedro con ocasión de la peregrinación de su coronación canónica; retornaba para su santuario para Navidad, como ocurriera en la epidemia de 1918.
Un nuevo momento muy especial se vivió el 16 de agosto de 2015 cuando la Virgen de la Cinta en su traslado a la parroquia de la Concepción volvía a visitar el sagrario de la mayor de San Pedro donde san Manuel González creó toda su obra eucarística y se cumplían 75 años de su fallecimiento.
Desde que se constituyó la Asociación de Vecinos de San Pedro y San Sebastián en 2011 acudieron a la Hermandad de la Cinta para que al menos un año los cultos volvieran a San Pedro; la Hermandad de Pasión que está hermanada con La Cinta lo solicitó en su centenario. Sin embargo siempre primaba el fácil acceso a la parroquia de la Concepción o la oficialidad de la Catedral.
La plaza de San Pedro se hermoseó ahora sin perder su estética tradicional y la iglesia es como si estuviese más cerca. El año pasado volvía la Virgen a Catedral tras la reforma de la plaza de la Merced y se le esperaba para el próximo año en San Pedro porque el Año Jubilar de la Esperanza le tendría en el primer templo de la Diócesis con la Magna Mariana.
El Señor, dicen, que escribe recto en renglones torcido y nunca mejor expresado en este año. Cuando todo hacía pensar que la solemne novena a la Virgen de la Cinta se celebraría tras su festividad en la Santa Iglesia Catedral, como ocurriera en 1992 para su coronación canónica, como preparación este año a la Magna Jubilar Mariana y apoyo al Congreso Mariano, pues al final la Virgen de la Cinta viene a San Pedro, lo que estaba previsto para 2026, y aquí estamos con los brazos abiertos, esperando a quien lo es todo y a quien todos le ofrecen siempre su casa como esta suya de San Pedro. Y esperamos que vuelva, pues no solo feligreses, hermandades, devotos, sino que su párroco también lo ofrece todo para que este tiempo de la Virgen de la Cinta que estará aquí hasta el día 26 sea recordado como un acontecimiento histórico por lo que viviremos pero, especialmente, porque se abre un nuevo tiempo para que la Virgen de la Cinta vuelva en otros años para sus cultos anuales.
Recordemos que por decreto del obispo José Vilaplana se dejó bien claro lo popular de la novena, como así lo solicitó la junta de gobierno de Manuel Roméu para que nuestra Patrona se traslade, como lo ha hecho siempre, a la parroquia que considere su hermandad; quedando de nuevo la generosidad de la celebración del día 8 de septiembre en la Santa Iglesia Catedral de Huelva y no en su santuario, como hace ahora sesenta años.
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