Huelva

Tres noveles desbordan la Merced

  • La histórica entrada en el coso onubense para ver la final de Huelva busca un torero.

Ganadería: Erales por orden de lidia pertenecientes las ganaderías de Arucci, Domínguez Camacho, Prieto de la Cal, Concha y Sierra, La Dehesilla y Villamarta. TOREROS: Alejandro Pavón, oreja. En el cuarto, oreja; David de Miranda, dos orejas. En el quinto, oreja; Juan Ramón Jiménez, vuelta al ruedo. En el sexto, palmas. Incidencias. Plaza de la Merced. Lleno hasta la bandera en tarde de calor. Al final del festejo fue declarado vencedor del ciclo el becerrista David Miranda.

Ayer no estaba José Tomas en el cartel, pero tres jóvenes aspirantes en esta larga y dura historia de llegar a ser torero le pusieron a la Merced un tremendo lleno en el tendido.

En el cartel, tres chavales ilusionados con que el primer sorteo de su vida les hubiese deparado la suerte que seguramente habían soñado durante todo este tiempo.

El ambiente lo pusieron todos y cada unos de sus seguidores.

La gente de Huelva con la ilusión del triunfo de Juan Ramón, los triguereños desplazados en masa para ver que daba de si la figura torera del de Miranda y desde Zufre en busca de esa conexión y transmisión de Pavón.

El ambiente, como digo, debía de imponer un nada despreciable respeto para los que se liaban el capote de paseo a eso de la ocho de la tarde, con todo el cemento de la plaza cubierto, sobre el albero de la plaza de toros onubense echaron a andar para la historia de estas Colombinas los nombres de Alejandro Pavón, David de Miranda y Juan Ramón Jiménez.

En los chiqueros, seis erales de diferentes hierros ganaderos onubenses.

Alejandro Pavón abrió plaza frente aun noble eralito de Arucci. Un becerro que se dejó torear por ambos pitones y con los que el serrano anduvo a una buena altura. Faena más intensa en su primera parte donde el becerro acometió con franquía a los engaños como antes había hecho en los lances de recibo con el capote.

Por sendos pitones estuvo lucido Pavón y la primera oreja de la tarde fue a parar a sus manos. Su segundo fue un buen novillo de Concha y Sierra. Bueno y bonito. Con él estuvo Pavón muy pinturero y torero. Anda muy bien por la plaza, maneja los tiempos del toreo y desde luego transmite sensaciones buenas de torero. Interesante labor del joven novillero que además acertó con los aceros y paseó otra oreja.

El triguereño Miranda se encontró con un excelente novillo de Domínguez Camacho, muy bravo y noble y dando mucho juego durante toda su lidia. Buen colaborador en el éxito del David, un novillero atrevido con el capote, con un concepto del toreo donde la quietud manda y que después demostró que con la muleta ha hecho grandes progresos. Faena de menos a más y construida con una sólida base de llevar largo al novillo.

Comienzo con pases cambiados en el centro del ruedo y después por los dos pitones llegaron muy buenas tandas de un toreo templado.

Sin duda que la suerte del sorteo se la llevó el torero de Trigueros porque Miranda se topó en el quinto con uno de los mejores novillos del encierro. Un novillo de la Dehesilla pleno de nobleza y bravito al que el de Trigueros volvió a recibir en los medios con el capote. En la muleta, el triguereño alcanzó sus más notables momentos con la muleta en la izquierda donde el novillo desarrolló una embestida dulce y brava. Por allí llegaron esos momentos muy vibrantes de un novillero que ademas de poderío demostró saber correr la mano cuando llega el momento.

A Juan Ramón Jiménez que venía de conseguir un interesante éxito de tierras malagueñas donde cortó un rabo, le tocó un Prieto de la Cal complicado.

Difícil para la muleta fue el encastado eral veragüeño. Pocas facilidades le dio al torero que intentó un comienzo de faena rodilla en tierra en el centro del ruedo y al tercer muletazo se llevó el primer trompazo de un bichillo que no quiso muchas fiestas. Después todo seria un acontecer de intentos ante un novillote que no lo puso fácil. Aun así, en el intento de seguir puesto en el sitio a pesar de por el derecho tuvo pocos muletazos, resultó un interesante duelo que mereció la vuelta al ruedo.

En el sexto, un buen novillo de Villamarta Juan Ramón Jiménez volvió a intentar ese concepto bueno de toreo que tiene y por momentos pudo cuajar con buen gusto el potable viaje del animal, sin embargo los aceros determinaron esas palmas amables y comprensivas ante el poco oficio.

Si Huelva busca un torero yo aspiro a que encuentre uno que tenga la pinturería y la torería de Pavón, el mando y poderío de Miranda y el noble concepto del toreo de Jiménez.

Si Huelva encuentra eso, seguramente tendrá de nuevo una figura del toreo a la que seguir y con la que entusiasmarse, aunque esto no sea flor de un día.

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