Entre nostalgia, lágrimas y emociones

La empresa de Servicio de Ayuda a Domicilio (SADA) organiza la visita de un grupo usuarios de Almonte, El Rocío y Matalascañas con un nivel de dependencia moderado a la Virgen del Rocíol momentos para todo Al mediodía tuvo lugar una convivencia y merienda en el restaurante Toruño.

El grupo de usuarios del SADA, acompañados de familiares y una representación municipal del Ayuntamiento de Almonte, durante la visita a la Blanca Paloma en su santuariao.
El grupo de usuarios del SADA, acompañados de familiares y una representación municipal del Ayuntamiento de Almonte, durante la visita a la Blanca Paloma en su santuariao.
S.v. / Almonte

04 de abril 2011 - 01:00

Emoción infinita y sin calendario. El santuario del Rocío se convierte en escenario de momentos muy emotivos y vibrantes, capaces de poner los vellos de punta a quien tiene el privilegio de disfrutarlos en persona. Y no necesariamente estos mágicos instantes coinciden con la popular romería. Sin ir más lejos, la empresa municipal de Servicio de Ayuda a Domicilio (SADA) ha tenido mucho que ver con uno de estos momentos entrañables ya que ha organizado en la aldea una tarde de encuentro y convivencia para un grupo de usuarios de Almonte, El Rocío y Matalascañas con un nivel de dependencia moderado. Muchas de estas personas llevaban años sin visitar a la Virgen.

Resultó ser una tarde con un ritmo lento y especial, con escenas profundamente emotivas protagonizadas por los almonteños y almonteñas mayores dependientes que, tras años de inmovilidad en sus domicilios, visitaron la aldea de la mano de la empresa municipal SADA para ver a la Virgen del Rocío en su santuario, algo tan fácil para la mayoría como dificultoso para ellos. Ayudados por personal de la entidad social y sus familiares, pudieron acceder al camarín de su Patrona y tocar su manto, todo un sueño alcanzado gracias a la colaboración inestimable de la Hermandad Matriz, cuya cariñosa acogida les hizo sentirse en su casa. Tras la visita, tuvo lugar una convivencia y merienda en el restaurante Toruño, actividad que fue organizada de cara a la marisma para el disfrute de los enfermos.

El grupo estuvo acompañado por una representación municipal encabezada por el alcalde, Francisco Bella, y las concejalas de El Rocío y el área Social, Loli Cáceres y Rocío Rodríguez.

La empresa municipal SADA cuenta con tres años de existencia y atiende ya a 120 personas dependientes de Almonte, El Rocío y Matalascañas. Su equipo lo componen 45 auxiliares, todas mujeres, una coordinadora, una trabajadora social y un gerente. Atiende los tres grados establecidos por ley: leve, severa y gran dependencia. A lo largo de este tiempo se han hecho muy populares en la localidad, tanto por la valiosa labor que desarrollan como por las grandes bolsas de color rojo que las identifican.

Según la concejala del Área Social y presidenta de SADA, Rocío Rodríguez "es la primera vez que se hace esta actividad, y nos ha llenado de alegría a todos por la magnífica respuesta que ha encontrado en las personas mayores dependientes". Para ella "ha sido algo diferente que les ha sacado de su dura rutina diaria. Está claro que les da vida ver a su Patrona, la Virgen del Rocío, sobre todo cuando por motivos de enfermedad han pensado que nunca podrían volver a su ermita."

La experiencia ha resultado tan positiva que la empresa ha decidido que próximamente se repetirá con otros grupos de usuarios, de acuerdo con la disponibilidad de los vehículos adaptados de los que dispone el Ayuntamiento. Uno fue donado por la Obra social de Caja Madrid y otro es propiedad de EMILAD, la empresa municipal para la inserción laboral de discapacitados.

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