Hace cinco meses que el joven Ionut Antonio Acin es sordociego y cuando tuvo que afrontar esa nueva y difícil realidad en su vida se sintió "desahuciado socialmente y perdido laboralmente". Catalina Jiménez se quedó sin trabajo y pasó también por una experiencia dura como es el cáncer y María sufre una discapacidad física.

La vida de ninguno de ellos acaba aquí, ha tenido una continuidad en positivo de la mano del Grupo Social ONCE. Son tres de tantos ejemplos de oportunidades ganadas porque "detrás de cada número hay personas", como ha afirmado Cristóbal Martínez, delegado territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla, en la presentación este jueves del balance del último ejercicio en Huelva. 

Individuos que lo tienen más difícil, que necesitan de un acompañamiento para seguir adelante. Ionut Antonio es un nuevo afiliado que ha recordado esos "primeros momentos de miedo" a los que han seguido otros de encontrar poco a poco "la ilusión de seguir aprendiendo". Se afana en el Braille, la rehabilitación o las nuevas tecnologías aunque cinco meses es poco tiempo y admite que "aún me sigue costando".

Un aprendizaje para una nueva vida en la que califica a la ONCE y a sus trabajadores como su "refugio, hay un calor diario, siempre están pendientes", ha afirmado agradecido. De origen rumano, se sabe afortunado de contar con estos recursos porque "en Rumanía o en Polonia no hay ONCE, están excluidos, les dan la paga y fuera, así que me parece sorprendente que no sea mundial. Me siento un privilegiado".

Ionut Antonio Acin se afilió a la ONCE al quedar sordociego hace cinco meses.

"Gracias por no soltarme de la mano", por ofrecerle "medios siempre adaptados a nosotros que nos hacen sentir más cómodos y seguros", por mantener la "ilusión de seguir aprendiendo y luchando en una nueva forma de vida". El camino de superación de Ionut Antonio sigue, uno que "no hubiera sido nada fácil sin los trabajadores y la dirección del Grupo Social ONCE".

Catalina Jiménez, Caty, apenas llega a dos meses como vendedora de cupones. Reparte la suerte junto a la iglesia de la Concepción de la capital onubense. Atiende a un público "agradable, muy educado. Les ayudo en lo que puedo, muchos son mayores y me dejan algún carro al cuidado...". A este punto neurálgico de la ciudad llegó de la mano del programa Inserta después se sufrir un cáncer y quedarse sin trabajo.

Catalina Jiménez apenas lleva dos meses como vendedora de cupones de la ONCE.

Le propusieron como técnico comercial y comenzó un proceso de formación en el que la parte humana siempre ha estado presente. En el trayecto "conoces a compañeros, dos de ellos habían pasado por lo mismo que yo y nos hicimos amigos, que si un café, un para acá...". Caty ha hablado de la "buena suerte" de contar con este nuevo destino laboral, de que "la ONCE nos brinda muchas oportunidades", justo lo que ella también desea repartir entre sus clientes cada día.

Porque no olvida que "yo estoy para vender", una ocupación que siempre le gustó y que ahora desempeña en "una empresa formal, muy seria y con un personal estupendo". 

María Guillén tiene una discapacidad física que no le ha impedido lograr un empleo gracias al programa Inserta de la ONCE.

María Guillén es estudiante de Educación Social, algo que compagina con un empleo en El Corte Inglés que obtuvo a través del Grupo Social ONCE, porque tiene una discapacidad física. Su madre le impulsó a acudir a ellos y "desde el primer momento la acogida fue genial". María está "súper agradecida" porque se siente "arropada, es como mi familia" y así le cuidan. Lo intentó con otro empleo antes también a través de Inserta que no cuajó, "me decían que si no estaba a gusto lo dijera" y así fue, hasta llegar a su empleo actual, "donde mis compañeras son muy buenas conmigo".

Son "ejemplos de afán de superación", como los ha presentado Cristóbal Martínez, acompañado también por Raquel Prieto, consejera territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla. Tres de tantos como existen para los que "vamos a seguir estando ahí".