El neoclásico Ayuntamiento de Huelva (I)
Historia menuda
Por el crecimiento que experimentaba la ciudad, siempre estuvo latente, sobre el tapete del Cabildo, la reforma urbana de la ciudad - Los arquitectos aprobaron uno muy moderno
Recordaba aquel funcionario destinado a nuestra ciudad en su madurez el fuerte impacto que le produjo su llegada a Huelva en el alba de los años cuarenta. Descendió en la Estación de Sevilla y, todavía con la maleta en la mano, descubrió la cercana casona que había pertenecido a Matías López y en donde se desarrollaba una febril actividad industrial y, tras recorrer unos cientos de metros, se encontró en el bar 'Astoria' donde percibió que estaba en el cogollo de la vida económica de la provincia. Estuvo callejeando y los idus lo llevaron al viejo Ayuntamiento de la calle Puerto, todavía en el culmen de su actividad y quedó desconcertado. ¿Cómo podía tener una capital como Huelva una Casa-Ayuntamiento semejante?
Por el crecimiento que experimentaba la ciudad, siempre estuvo latente, sobre el tapete del Cabildo, la reforma urbana de la Ciudad. Estos logros, este sentir del onubense, con el transcurrir de los años, se fueron plasmando y verificando. En 1891, la comparsa 'Los colonizadores' aireó una letrilla, muy mala por cierto como literatura y peor como poesía, pero muy oportuna y acertada con la realidad, que decía:
"Huelva tú serás el encanto/ de toda la nación,/ cuando te pongan/ tu bonita Exposición./ Y una Plaza de Abastos/ que van a hacerte/ para dar descanso a tus mujeres./ la cárcel, y el cuartel/ para los soldados;/ y un Ayuntamiento/ que ya está aprobado;/ con dos torres muy altas/ y en cada una un reloj./ Entonces si que estará bonita,/ esta Huelva superior".
La visión del 'poeta' fue casi exacta en su pronóstico. Así, la Exposición o Fiestas conmemorativas del IV Centenario se celebraron al año siguiente en nuestra ciudad. La plaza de abastos, se inauguró, en 1904, en el Paseo de Santa Fe; la Cárcel, se hizo realidad en 1930, el Cuartel del Carmen, quince años más tarde (1945) y el Ayuntamiento en 1949. En lo que se equivocó el 'pitoniso' fue, como veremos más adelante, que si bien adivinó que el Palacio Municipal tendría dos torres, los dos relojes quedaron a la postre convertidos en uno solo, tal como podemos observar mirando la fachada de nuestro magnífico Ayuntamiento.
Históricamente la Casa-Ayuntamiento siempre fue un anhelo y se había intentado construir dos veces en las primeras décadas de siglo.
La primera vez fue sobre el año 1912, un bonito proyecto que abarcaba la casa que entonces existía con la colindante, en la calle Puerto.
Esta casa limítrofe, sucesivamente, fue de don Eduardo Díaz, clínica de Vázquez Limón y Diputación Provincial. Explicación histórica que el proyecto unía los dos edificios colindantes, tuvieron dificultades insuperables en su época, sobre todo de tipo económico y político. Lo cierto es que no se realizó.
El otro proyecto del ayuntamiento fue en la época de Antonio Mora Claros cuya casa municipal estaba exactamente ubicada en la casa del Ayuntamiento y en la misma proporción que el edificio.
Se discutió mucho porque se opusieron partidos políticos, argumentando que no reunía condiciones el solar que quedaba, al derruir el edificio actual, resultando pequeño, pero no prosperó y se aprobó la construcción del nuevo ayuntamiento en el lugar anteriormente indicado. Proyecto realizado por don José María Pérez Carasa. Pasó el tiempo y no se construyó.
Al construirse la Gran Vía, González Barba pensó que sería un lugar idóneo la plaza de San Francisco, en el solar que ocupó la antigua cárcel de Huelva. A tal fin y con objeto de tener mayor acierto, propuso y se aceptó que el proyecto de casa-municipal fuera aprobado en concurso nacional de arquitectos y el primer premio llevaba en sí el beneficio económico con la ubicación efectiva de la obra.
Mediante tramitación oficial, la dirección general de arquitectos, nombró a cinco, publicándose las bases del concurso en toda España y al cabo de de tres meses de plazo se presentaron unos quince proyectos de la casa municipal.
Expuestos los planos, González Barba quedó entristecido porque la arquitectura que presentaban no era la adecuada para Huelva (entonces estaba en auge el 'Modernismo').
Vencido el plazo, acudieron los cinco arquitectos al ayuntamiento, para estudiar el proyecto y al día siguiente se reunieron para deliberar.
Los arquitectos aprobaron por unanimidad uno, cuyas características eran super modernas. Se trataba de un edificio de fachada lisa, de granito pulimentado con unos huecos destinados a ventanas.
Cuando le comunicaron la decisión a González Barba entró en el salón donde estaban reunidos, quedó anonadado y les dijo:
"Señores, ustedes representan a la ciencia y el arte y yo represento al pueblo de Huelva. El proyecto aprobado, no digo que sea mejor o peor, pero no encaja con el ambiente marinero y de ciudad antigua como es Huelva".
El Sr. González Barba depositó su confianza en el arquitecto del catastro, señor Sedano Arce, quien, ayudado por el arquitecto municipal Mateo Gaya Prado, redactó el proyecto, siendo director de la obra el también arquitecto municipal Alejandro Herrero Ayllón. Tres prestigiosos arquitectos que aunaron esfuerzos para conseguir nuestro magnífico Palacio Municipal.
En la sesión municipal del 24 de abril de 1941, ya se daba cuenta de ciertos preparativos que propiciarían las obras:
"En la sesión de ayer por la tarde propuesta de reforma de las alineaciones de la calle San Francisco como consecuencia de la nueva vía de reforma interior y del emplazamiento del Palacio Municipal, acordándose ponerlo de agravio".
Para hacer posible la construcción del Palacio Municipal era preciso derribar varias casitas bajas que existían en la plaza de San Francisco, entre ellas la de un portugués que tenía un gallinero y que más tarde, cuando lo suprimió, instaló en el patio de su casa un pequeño astillero. De él salió un barquito de pequeñas dimensiones (que por el ruido de los martillazos quizás se llamara, según el gracioso de la época, 'O terror da os vecinos' o 'O quitasueños'), pero que después los lancheros bautizaron con el nombre de 'Anastasio'.
"... Detalla a continuación las dificultades que hubo que vencer hasta que fue convocado un concurso y cómo hubo que prescindir de los proyectos presentados; detalla por último las características del proyecto que va a ser llevado a la práctica, debido al arquitecto don Francisco Sedano, entonces gestor municipal, cuya desinteresada labor elogia el Sr. González Barba…".
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