Huelva

Un balcón al ocaso de Huelva para soñar

  • El muelle dispone de una terraza y un restaurante desde donde se disfruta de un paisaje imprescindible

Una familia se asoma a la barandilla donde está la fuente del muelle.

Una familia se asoma a la barandilla donde está la fuente del muelle. / Canterla (Huelva)

Junto al paseo marítimo de Huelva, el Muelle de las Canoas acaricia la orilla del río Odiel revelándose como una ventana a uno de los paisajes más hermosos que alberga la ciudad de Huelva.

Después de dejar atrás el parque de las Palomas y al final de una hilera de palmeras, un pequeño puente de madera espera al visitante para darle la bienvenida al atardecer más seductor de la capital. Con el ambiente refrescante que imprime la fuente ubicada en el centro del propio muelle, con la que quedan embobados tanto niños como mayores, este puerto fluvial se presume como uno de los espacios esenciales para visualizar cómo el sol termina hundiéndose en el horizonte. “Nos gusta mucho ver el atardecer en esta zona de Huelva”. Así lo atestiguan dos abuelos que vienen de Madrid a Huelva todos los veranos porque “es una ciudad donde se está muy fresquito y muy tranquilo”.

Este emplazamiento aparece escoltado al principio por una imponente escultura de 16 metros de altura y 26 toneladas que representa un nudo como símbolo del nexo entre los onubenses y el propio puerto fluvial.  Cada día, del mismo parte en repetidas ocasiones una canoa hacia Punta Umbría, razón por la que el muelle toma este nombre. A través de las marismas del Odiel, esta embarcación cruza hasta el municipio costero para obsequiar a todos los pasajeros con un balcón a la calma y serenidad que desprende el agua de la ría.

Todos los días de verano, la canoa surca la ría desde Huelva a las 11:00, 13:00, 15:00, 19:00 y 21:00; mientras que desde Punta Umbría parte a las 10:00, 12:00, 14:00, 18:00 y 20:00 desde el muelle cercano a la popular plaza Pérez Pastor.

Con el servicio de transporte que ofrece la canoa se recupera una travesía de 40 minutos, cuyo atractivo, a día de hoy, persiste. La belleza de los parajes que pueden ser contemplados, como las propias marismas declaradas Reserva de la Biosfera por la Unesco, se une a la comodidad que la embarcación ofrece a los pasajeros.

El muelle dispone de una terraza y un restaurante desde donde se disfruta de un paisaje imprescindible

De hecho, hasta la construcción de una carretera en 1964 la canoa era el único medio de transporte que tenían los onubenses para ir de Huelva a Punta Umbría, por lo que para los más mayores funciona como un viaje al pasado que, a buen seguro, les hace recuperar miles de recuerdos de su infancia y adolescencia.

Precisamente, este es el motivo por el que José Caro, natural de Sevilla, espera junto a su mujer y a sus hijos en el muelle. “Hemos venido a Huelva porque nos encanta coger la canoa con los pequeños, que disfrutan mucho navegando”, relata José.

No para subir a ella, pero sí para ver su llegada se congrega la familia extremeña y madrileña de Antonio Díaz, quien ha invitado a sus parientes a pasar unos días en Huelva. Asunción Bueno, desde Madrid, se mostraba impaciente por “la llegada de la última canoa para ver cómo bailan los camareros del Bonilla”, quiénes daban la bienvenida a la embarcación con música latina. Asimismo, todos coinciden en que “disfrutan viniendo aquí en verano por el clima tan bueno que tiene y por ser una ciudad muy cómoda para moverse”.

El restaurante Bonilla, que abrió hace ocho años en este muelle, permite al comensal degustar los sabores del litoral onubense a precios muy económicos. Las piruletas de langostino, la ensaladilla de gambas o el pez espada en salsa de langostinos son algunas de las exquisiteces que más seducen a los propios habitantes de la ciudad y a los turistas. Con un moderno diseño, este restaurante dispone de tres plantas que pueden alojar hasta un total de 450 comensales.

Los empleados del Bonilla bailan para dar la bienvenida a la última canoa del día. Los empleados del Bonilla bailan para dar la bienvenida a la última canoa del día.

Los empleados del Bonilla bailan para dar la bienvenida a la última canoa del día. / Canterla (Huelva)

A su vez, Bonilla une la deliciosa comida con el espectáculo, pues todas las noches un grupo de artistas amenizan con sus instrumentos y sus voces la cena de los comensales que allí se citan.

A escasos metros del restaurante, se emplaza Bonilla Lounge Club. Esta terraza, donde predominan los colores blanco y azul, encandila a todo aquel que quiera disfrutar de una bebida con la brisa que transporta la ría hasta el mismo muelle. Además, los conciertos de los viernes que, últimamente versionan muchos de los éxitos del rock español, y los monólogos de los sábados animan una velada fascinante. Ambos espectáculos se repiten todos los fines de semana a partir de las 23:30.

La amplia carta de bebidas no solo incluye cervezas o copas, sino que también reúne una extensa gama de cócteles, la “especialidad”, según Judith, una de la empleadas. Precisamente, la coctelería se ubica justo en el centro del Muelle de las Canoas, por lo que el cliente puede convertirse en espectador de una genial demostración de lo que supone la elaboración de estas bebidas por los experimentados cocteleros de este bar. En este sentido, la piña colada y el mojito son el principal reclamo por su refrescante sabor, pero para los que prefieren una bebida sin alcohol, el San Francisco resulta ser el más solicitado por la gran cantidad de frutas que posee.

Igualmente, los que acuden a esta terraza por la tarde pueden aventurarse a probar un exquisito frappelatte, que consiste en un café con leche granizado al que se le puede añadir nata, sirope o una bola de helado. Este café supone el complemento perfecto para contemplar las vistas de la Calatilla al tiempo que el sol cae.

El Muelle de las Canoas es, así, uno de esos lugares que no se pueden obviar en la capital durante el verano, pues resulta un emplazamiento imprescindible para disfrutar de uno de los retratos más espectaculares de la ciudad.

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