La presunta desaparición de recién nacidos se ha convertido en un drama nacional, una auténtica tragedia familiar para los miles de españoles que se aventuran ahora a solicitar ayuda policial y judicial para tratar de esclarecer qué ocurrió con sus recién nacidos. Muchos se esfumaron en extrañas circunstancias y así lo constata buena parte de los documentos que ahora ven la luz con el avance de las investigaciones.

En Huelva, muchas madres todavía lloran con el corazón encogido -hasta 60 años después- porque sintieron que les habían sustraído a sus pequeños. Basta con escuchar sus testimonios de voz temblorosa, con meterse por un instante en su piel, para ser sensible a tanto sufrimiento.

No están solas. Son muchas. Quizás demasiadas para un territorio tan escueto como el de nuestra provincia, donde la asociación SOS Bebés Robados Huelva ya ha detectado la existencia de 141 casos. De ellos, 101 son socios del colectivo y cinco están en procedimiento de inscripción, todo un éxito para la asociación que dirige Esperanza Ornedo y que pelea sin tregua por el bien común. El resto, otros 35, han contactado en algún momento con ella, pero han declinado la invitación a asociarse por distintas razones, lo que motiva que la información sobre ellos -fechas, sexo del bebé, hospital, etcétera- esté sesgada en muchos casos. Ornedo indicó que muchos de los no asociados "se lo están pensando porque se dan cuenta de que la Justicia no está por la labor de ayudar y no se encuentran con fuerzas de emprender tan dura lucha sin obtener resultados".

El 57% de las víctimas residen en la capital, 81 de los expedientes que constan a SOS Bebés Robados. La razón es más que evidente: muchas mujeres parían antaño en su casa, pero las de la ciudad de Huelva acudían con mayor frecuencia, por cercanía, a un centro hospitalario para dar a luz.

Junto con la capital, el colectivo ha contabilizado afectados que residen en otros 25 municipios onubenses. Es decir que prácticamente un tercio de nuestra provincia cuenta en su pueblo con alguna víctima de la presunta apropiación de su bebé.

A Huelva le siguen en importancia Aljaraque y Moguer, con cinco casos cada una, el 7% del total inventariado. En Ayamonte y Bollullos del Condado se tiene constancia de la existencia de cuatro familias afectadas por cada municipio, mientras que en San Juan del Puerto, Isla Cristina y Trigueros existen tres víctimas, respectivamente. Dos casos se han contabilizado en Palos de la Frontera y también en Punta Umbría.

Los 15 pueblos restantes, con un expediente cada uno, son Calañas, El Campillo, Cartaya, Aracena, La Palma del Condado, Puebla de Guzmán, Beas, Rociana, San Bartolomé de la Torre, Cumbres Mayores, Trigueros, Escacena del Campo, Bonares, Galaroza y Almonte.

En el recuento figuran también 13 familias que residen fuera de nuestra provincia pero que han denunciado la desaparición de sus niños en hospitales o clínicas de Huelva (el 9,2%). Así, en la región andaluza existen tres: uno de la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, otro de Villaverde del Río (Sevilla) y uno más de Torremolinos (Málaga).

Sin embargo, el grueso de afectados foráneos tiene domicilio en Cataluña: dos en Barcelona (en las localidades de Badía del Vallés y Sabadell), dos en Tarragona (Calafell y la capital) y otro en Gerona. Otros cuatro casos proceden de Extremadura, concretamente de Badajoz, y uno más es de Santa Cruz de Tenerife (Canarias).

La horquilla temporal en que aconteció el nacimiento de estos menores en Huelva va de 1949 a 1992, un lapso de 43 años en los que se esfumaron decenas de recién nacidos cuyo fallecimiento se certificó oficialmente.

Se llevan la palma 1968 y 1977, con ocho desapariciones contabilizadas, a los que siguen 1973, 1974 y 1976 (con siete cada uno); 1970 (con seis), y 1969 y 1971, con cinco por ejercicio. Es llamativo quizá el caso más reciente, en el que una familia de Trigueros denuncia que su hija desapareció el 12 de agosto de 1992 en Manuel Lois, hace apenas 20 años.

Entre los asociados de SOS Bebés Robados Huelva aparecen ocho adoptados que sospechan que pudieron ser robados, aunque la mitad de ellos ha decidido realizar un parón en las investigaciones "por presiones familiares".

El 90,5% de los alumbramiento de las víctimas pertenecientes al colectivo fue natural y sólo ocho críos nacieron por cesárea. Hubo 18 partos múltiples, en los que nueve eran niñas; siete, niños, y uno mixto.

Llama la atención también el orden que el recién nacido ocupaba entre sus hermanos (en los casos en que se ha detallado este punto): más de la mitad, 44, eran hijos de madres primeriza, los primogénitos. En otros nueve casos se trató del segundo hijo de la pareja afectada; en diez expedientes, del tercero; en otros seis, del cuatro retoño. El sexto entre sus hermanos fue en tres ocasiones; en otras dos fue el quinto y el séptimo, respectivamente; y, finalmente, en un caso fue el noveno.