El misterio de la Ermita de San Salvador en Puerto Moral: voces, sombras y secretos bajo las piedras romanas

Huelva Paranormal

La histórica Ermita de San Salvador, levantada sobre restos romanos y visigodos, vuelve a estar en el foco tras nuevos relatos de voces inexplicables y apariciones en uno de los templos más enigmáticos de la Sierra de Huelva

Una familia aterrada por presencias y sombras imposibles en Huelva

La ermita de San Salvador en Puerto Moral.
La ermita de San Salvador en Puerto Moral. / M. G.
José Manuel García Bautista

23 de noviembre 2025 - 05:00

Dos testigos aseguran haber grabado psicofonías y visto una figura negra en la ermita abandonada de Puerto Moral.

Entre los cerros de la Sierra de Huelva, escondida entre caminos olvidados y encinas centenarias, se levanta la olvidada Ermita de San Salvador, en la localidad de Puerto Moral. Es uno de los pocos templos serranos que han “sobrevivido” al paso de los siglos, y también uno de los más enigmáticos.

Construida hace más de ocho siglos, sobre lo que los investigadores aseguran que fue un poblado romano, esta pequeña iglesia es hoy una ruina cargada de Historia pero también de misterio.

Allí, entre sus muros derruidos, nuestros dos testigos, Andrés Vázquez y Toñi García, dicen haber escuchado voces inexplicables y visto una silueta negra que parece moverse entre las sombras. Lo que empezó como una visita de exploración a un lugar perdido terminó siendo, según ellos, una experiencia difícil de olvidar.

Un templo con ocho siglos de historia… y un silencio inquietante

La Ermita de San Salvador es uno de los escasos ejemplos que se conservan de las primitivas iglesias serranas. A pesar de su pequeño tamaño, su valor histórico es muy alto, incalculable. El investigador Santiago González ha documentado que fue edificada sobre un asentamiento romano, cuyos restos aún pueden observarse entre las piedras que la rodean. En su interior se identifican también los basamentos de época visigoda, lo que sugiere que el lugar fue sagrado desde tiempos remotos.

Durante los últimos años, la ermita ha sufrido un enorme deterioro. Los temporales previos al año 2020 provocaron el derrumbe de parte de sus muros, dejando al descubierto fragmentos de columnas y restos arqueológicos. Los techos se desplomaron y el templo fue declarado “abandonado en progresivo deterioro”, según una página patrimonial que sigue su estado.

Pero lo que nadie esperaba es que, junto a los vestigios de piedra, comenzaran a surgir también testimonios de fenómenos extraños.

La noche en que todo cambió

Andrés Vázquez y Toñi García, vecinos de la zona y aficionados a la investigación del misterio, visitaron la ermita una noche de verano de 2025. Su intención era realizar una grabación para TikTok sobre el estado del lugar, pero las cosas tomaron un rumbo imprevisto.

“Desde que cruzamos el ambiente era raro”, recuerda Andrés. “No había viento, pero las hojas se movían como si alguien caminara a nuestro alrededor. Toñi llevaba una linterna y grababa con el móvil. A los pocos minutos, la batería comenzó a descargarse sin motivo.”

La pareja decidió colocar una grabadora digital en la presunta zona del altar derruido. Dejaron el dispositivo funcionando durante veinte minutos y, al revisar la cinta, algo les heló la sangre. “Escuchamos una voz grave que decía claramente: ‘Salid de aquí’”, explica Toñi. “No había nadie más. No podía ser un eco. Era como si la voz viniera desde dentro de las paredes, pero lo peor es que la grabación, después de escucharla, se borró”.

El teléfono fue revisado posteriormente por un técnico de sonido, quien confirmó que la grabación no existía aunque había trazas digitales de sus existencia. La voz, según indicaron los testigos, tenía una frecuencia inusual, más baja que la del habla humana promedio.

La hipótesis más racional apunta a que las psicofonías podrían ser interferencias ambientales o resonancias acústicas producidas por la estructura semiderruida. Pero los testigos aseguran que lo ocurrido va más allá de lo explicable.

Durante su segunda visita, unas semanas después, ambos vivieron algo aún más perturbador. “Yo estaba enfocando una de las paredes caídas”, cuenta Andrés, “y de pronto, en el reflejo del cristal del objetivo, vi una silueta negra. No tenía forma definida, era como una sombra más densa que la oscuridad. Pensé que era un efecto óptico, pero Toñi gritó al verla también, no caí ni en grabarlo, fíjate que tonto teniendo la cámara en la mano. La figura parecía desplazarse hacia una de las esquinas del templo. Al regresar la luz, no había nadie allí”.

Desde entonces, ambos aseguran haber sufrido pesadillas y una extraña sensación de ser observados cuando pasan cerca del lugar.

Un enclave cargado de energía

Los expertos en patrimonio reconocen que el enclave de la ermita tiene una singularidad especial. Su situación, en lo alto de una colina con restos de cerámica romana y cimientos visigodos, ha sido interpretada por algunos investigadores como un punto de confluencia energética.

El arqueólogo Santiago González, que estudió el terreno antes del colapso del muro principal, señaló que “la construcción se alzó sobre un espacio que ya era considerado sagrado siglos antes del cristianismo”. Añade que “en estos lugares, las tradiciones populares suelen mantener viva la idea de que algo permanece”.

Esa permanencia podría ser, según los creyentes en lo paranormal, lo que provoca las manifestaciones. En muchos templos antiguos, sobre todo los erigidos sobre restos paganos o romanos, se han registrado fenómenos similares: ecos, luces anómalas y sensaciones de presencia.

Tras conocerse los testimonios de Andrés y Toñi, un grupo de investigación del misterio, con José Luis García, se interesó por la ermita y realizó una visita con equipos de medición electromagnética y grabadoras de alta sensibilidad.

Durante la sesión, registraron cambios bruscos en los niveles de EMF ambiental y detectaron impulsos de audio sin fuente identificable. En las grabaciones posteriores, se escucha lo que algunos interpretan como un susurro: “Aún estoy aquí.”

Aunque los investigadores reconocen que no hay pruebas concluyentes, la coincidencia entre los resultados técnicos y los testimonios personales ha despertado un renovado interés en el lugar.

Hoy, la Ermita de San Salvador sigue en ruinas. Los muros caídos, las vigas partidas y los muros cubiertos de hiedra crean una imagen casi fantasmal. El Ayuntamiento de Puerto Moral ha manifestado en varias ocasiones su intención de preservar los restos, pero los recursos son escasos y la prioridad se centra en evitar accidentes.

“Hay noches en que se escuchan pasos o golpes, y no hay nadie”, comenta un vecino del pueblo. “Los perros no se acercan, y los móviles pierden cobertura. Dicen que es el viento, pero aquí todos sabemos que no es solo eso.”

Para Andrés Vázquez y Toñi García, la experiencia marcó un antes y un después. No se consideran creyentes en lo inexplicable o en lo sobrenatural, pero tampoco niegan lo vivido. “No queremos convencer a nadie”, dice Toñi, “solo contar lo que escuchamos y vimos. Algo nos habló esa noche, y no era el viento.”

Andrés, más reservado, confiesa que no ha vuelto al lugar desde entonces. “Hay sitios que te devuelven la mirada”, comenta. “Y esta ermita es uno de ellos.”

Mientras tanto, la Ermita de San Salvador sigue en pie —aunque apenas, está muy mal—, testigo mudo de su propio misterio. Entre los escombros, las raíces y los restos romanos, parece esconder algo más que historia como es una voz persistente que se resiste a desaparecer.

*Si ha tenido alguna experiencia paranormal, de cualquier tipo, no dude en comunicarse conmigo. Investigaré gratis su caso (como siempre lo hago) y trataré de ofrecerle respuestas: contacto@josemanuelgarciabautista.net

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