Cinco años y 9 meses de cárcel para un pederasta por abusar de su sobrina

La Audiencia le prohíbe acercarse durante 14 años a la niña, a la que vejó a lo largo de seis años

Fachada del Palacio de Justicia de Huelva, sede de la Audiencia.
Fachada del Palacio de Justicia de Huelva, sede de la Audiencia.
Raquel Rendón Huelva

22 de mayo 2014 - 01:00

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a cinco años y nueve meses de prisión a S.S.V., de 34 años y natural de Huelva, por abusar sexualmente de una menor, su propia sobrina, entre 2006 y 2012.

Huelva Información ha tenido acceso a la reciente sentencia del caso, en la que los magistrados refrendan como probado que en cierta ocasión de la primavera de 2006, cuando la pequeña tenía sólo siete años y pernoctaba en casa de su abuelo (en la que también vivía el pederasta), S.S.V. "aprovechó que la menor se encontraba en la habitación sobre la cama para abordarla y, con ánimo libidinoso, exhibirle un vídeo pornográfico en su teléfono móvil que ella soportó sorprendida y avergonzada". Fue el primer episodio de contenido sexual de un calvario que se perpetuó durante seis años. A partir de entonces, obligaba a la chiquilla "a masturbarle con la mano hasta eyacular en muchas de las ocasiones" y a veces "la cogía de la cabeza pidiéndole que lo hiciera con la boca, sin que lo lograse".

En otras muchas ocasiones y siempre con idéntico modus operandi, la levantaba de la cama en plena madrugada, la llevaba al salón y, "bajándose los pantalones, cogía la mano de la niña poniéndosela en el pene para, agarrándola con su propia mano, instarla a masturbarle, repitiendo la acción cada vez que trataba de apartarse retirando su mano". Los abusos, que incorporaban constantes tocamientos por encima de la ropa de pechos y genitales, se sucedieron hasta el 1 de noviembre de 2010. Hasta ese momento, cuatro años y medio de vejaciones que sólo cesaban cuando la menor permanecía con su padre en su casa de El Rocío o con su madre en Cáceres.

En septiembre de 2008, cuando la cría tenía diez años, agresor y víctima compartieron espacio en un salón de celebraciones de La Rábida, donde tenía lugar el banquete de una boda familiar. La Sala relata cómo cuando la pequeña jugaba con un primo suyo, S.S.V. la llamó y la condujo hasta los aseos masculinos, introduciéndola en uno de los servicios. Entonces cerró la puerta, la colocó de rodillas sobre el retrete, la desnudó e "intentó penetrarla sin que conste que lograse introducirle el pene, al retirarlo apresuradamente" cuando la niña dio un grito "leve". La propia madre de la víctima pudo ver cómo los dos regresaban del baño después de todos anduviesen buscándola, alarmados porque no estaba jugando con los demás niños. La cría se fue a casa "físicamente mal, con náuseas".

Se produjo entonces una tregua de dos años. El siguiente episodio, el último, ocurrió el 15 de agosto de 2012. El pederasta "se encontró con la oportunidad" de llevar a la víctima y su hermana menor en coche desde El Rocío a Huelva, realizando una parada en Almonte para recoger al entonces novio de la niña. De la aldea a la localidad, S.V.V. (que conducía el coche) "aprovechó para, con ánimo libidinoso, rozarse con ella", que iba de copiloto. Le palpó "pechos y genitales por encima de la ropa", preguntándole que "cuándo me vas a enseñar las tetas".

Pararon en Almonte para recoger al novio de la chiquilla y el pederasta le espetó al cargar el equipaje que "ya no recuerdas las cosas que hacíamos, y cuando me quería acostar contigo". La menor decidió continuar el viaje en el asiento delantero pese a la insistencia de su pareja, que se había ofrecido a ocupar su plaza a sabiendas del suceso del salón de celebraciones. Desde atrás, el chico pudo ver cómo S.V.V. "colocaba su mano en las piernas de ella y que ésta se la apartaba repetidamente, rechazándolo". La víctima (que entonces tenía 14 años) decidió contar su calvario a su madre, cuñada del agresor, y presentar una denuncia. El 18 de agosto de 2012, un juez le prohibió acercarse o comunicarse con la niña, quien necesita todavía tratamiento o ayuda psicoterapéutica de largo plazo.

La Sección Tercera considera a S.S.V. autor de un delito continuado de abuso sexual sin penetración y con prevalimiento de parentesco sobre menor de 13 años, por el que le impone tres años y nueve meses de prisión, además de responsable de otro delito de abuso sexual a menor de edad, condenándolo a otros dos años de presidio (5 años y 9 meses en total). Le impide contactar con ella durante 14 años, le impone libertad vigilada durante los tres años siguientes al cumplimiento de la pena de cárcel, el pago de las costas y 20.000 euros de indemnización a la víctima. Lo absuelve, eso sí, del delito continuado de agresión sexual que le atribuía la Fiscalía y por el que la acusación pública pedía 17 años y medio de cárcel.

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