El mercado o la fuerza del sino

Otro dogma de fe, principios de febrero: el sprint discurre en la arritmia entre algunos comerciantes veteranos que se resisten a abandonar el viejo Mercado del Carmen y el estrés de los que quieren cerrar capítulo definitivamente. El calendario arrastra más de 15 conatos de inauguración desde el otoño de 2006. Imperan la desconfianza y el cansancio, pero se empieza a ver algo de luz al final del túnel. Los detallistas de la plaza de abastos ultiman estos días los arreglos técnicos y los trámites con el Ayuntamiento, con cuyos responsables se reunieron ayer los gestores de las nuevas instalaciones de Pescadería. En torno a la fiesta del Patrón San Sebastián, el Consistorio organizará unas jornadas de puertas abiertas para que todos los onubenses puedan acceder a los puestos del mercado y a sus equipamientos complementarios.

Según previsiones de última hora, el evento se prolongará durante una semana y seguidamente se iniciarán los trabajos de mudanza, que podrían abarcar una semana más, una vez que se hagan las pruebas pertinentes de todos los equipos y se verifique la potencia eléctrica del edificio. En estos momentos se está acometiendo una limpieza general del inmueble, se están rematando algunos módulos de venta, arreglando persianas que se habían deteriorado en este barbecho y solucionando algunas tareas pendientes en materia de infraestructuras eléctricas.

Los comerciantes del Mercado del Carmen llevan tres años y tres meses remando contra los elementos en una obra que ya nació saturada de guerrillas políticas y un sinfín de problemas técnicos. Apuntando a relaciones "de dudoso cometido" entre la constructora Azagra y el Ayuntamiento, la oposición municipal socialista viene exigiendo luz y taquígrafo sobre el expediente de las obras del edificio de Pescadería, un proceso con varios cabos sueltos al que el grupo de Tobar atribuye "intereses oscuros". Dicen los comerciantes, aglutinados en la asociación de 183 detallistas, que "aquí no hay ningún lado oscuro, sólo política pura".

Se conjuraron todos los escollos imaginables, una cadena de vicisitudes, desde los problemas de diseño del montacargas y el muelle de carga y descarga, hasta los detalles mínimos de infraestructuras básicas. Cada acuerdo entre los casi doscientos comerciantes, una odisea; y el Pleno municipal con fuego cruzado a cuentas de una obra que el PSOE incluso intentó llevar a los tribunales en el mandato anterior. Hace dos años, el equipo de Gobierno del PP sacaba pecho ante la desestimación por parte del TSJA del recurso contra Azagra interpuesto por los socialistas, a los que se condenó a las costas por conducta temeraria. El PSOE solicitó al juez la nulidad del acuerdo plenario con el que se adaptó el planeamiento urbanístico de Pescadería a la nueva altura del mercado, ya que en principio, en virtud de la maqueta original, el parking anexo que financiaba la construcción se construiría bajo rasante, solución que tuvo que descartarse por dificultades del terreno. Tras los ensayos geotécnicos, la Gerencia de Urbanismo no reabrió el concurso de licitación en base a las nuevas condiciones, según dijo entonces el concejal socialista Andrés Bruno Romero, "por las prisas electorales". Pero el PSOE presentó la demanda fuera de plazo y, según el titular del Alto Tribunal Andaluz, a sabiendas de que estaba incumpliendo las formas. Todo quedó en ruido, una vez más.

El nuevo mercado de abastos, un proyecto por el que el colectivo de minoristas lleva luchando más de 30 años, rompió aguas como una de las operaciones clave del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1999, abanderado por el equipo del alcalde Pedro Rodríguez (PP) y programado para culminar, a más tardar, justo dos meses antes de las elecciones de mayo de 2007, los últimos comicios municipales. El mercado de Pescadería y el Parque Moret eran dos platos fuertes del programa con el que Rodríguez consiguió su cuarta victoria en la capital. Una obra faraónica que simbolizaba la transición de Huelva al urbanismo del siglo XXI, junto a Pescadería y el futuro Ensanche Sur; una demanda histórica de comerciantes y ciudadanos; y un imperativo de la nueva legislación higiénico-sanitaria para la venta de alimentos perecederos.

La plaza de abastos de Pescadería cuenta con 38 carnicerías, 61 módulos de pescado, y 49 de frutas y verduras; y 38 puestos de varios (flores, churros, cafetería, congelados o charcutería, entre otros).

La Asociación de Comerciantes del Mercado del Carmen gestionará todos los servicios necesarios para el correcto funcionamiento del edificio de la nueva plaza de abastos, desde los suministros de energía eléctrica y agua para las zonas comunes, el mantenimiento de las instalaciones, del alumbrado general, de la higiene y limpieza en los espacios compartidos, la seguridad del mercado (cuya vigilancia permanecerá activa las 24 horas de los 365 días del año), la contratación de un seguro de accidentes y responsabilidad civil y, en general, de todos los servicios que conlleve la actividad de este equipamiento.

El canon mensual para mantener el edificio comercial es de 36.505 euros para los 186 concesionarios (unos 1.200 euros diarios). La concesión administrativa de los 186 puestos se ha hecho por un periodo de 50 años. La tasa anual que deberán abonar al Consistorio los concesionarios será del 1% del valor resultante por superficie del módulo de venta, a razón de 3.205 euros el metro cuadrado.

El inminente traslado de los minoristas dejará libre el viejo Mercado del Carmen (1864-) para la demolición que se ha adjudicado a la misma empresa que derribó el estadio de Isla Chica. En breve, la zona próxima a la calle Bocas quedará reducida a un solar de aparcamientos para 100 vehículos, uso provisional hasta que se construya la Plaza Mayor porticada.