Los menús con sabor a hogar que disfrutan los pacientes del hospital Juan Ramón Jiménez estas Navidades
El trabajo en cocina se convierte en un refugio emocional para los hospitalizados que, gracias al esfuerzo de cocineros y pinches, rompen la rutina del ingreso y reciben un gesto de cercanía
Un equipo de cuarenta profesionales prepara alrededor de 500 raciones diarias
El hospital Juan Ramón Jiménez hace de la cocina un refugio emocional en Navidad. En unas fechas que invitan a los reencuentros y a la mesa compartida, sus fogones trabajan a destajo para que ningún paciente sienta que estos días tan señalados pasan de largo, "para que estas jornadas sepan un poco menos a rutina y un poco más a celebración", tal y como explica a este periódico Marcos Jacobo López, uno de los dos jefes de Cocina del centro hospitalario, quien asegura estar ante "una de mis semanas preferidas del año para trabajar por lo bonito que es preparar menús tan especiales para romper la rutina del ingreso y aportar un gesto de cercanía".
Alrededor de cuarenta profesionales -entre jefes, cocineros, pinches y técnicos- elaboran "desde dos o tres días antes de la fecha" los menús especiales para los días 24, 25 y 31 de diciembre, y 1 y 6 de enero. Lo hacen con mucho mismo, buscando llevar calor, memoria y sabor a quienes pasan estas fechas ingresados en un hospital. Su trabajo demuestra que, incluso en un hospital, la Navidad también puede servirse en un plato.
La bandeja que llega estos días a los pacientes puede ser mucho más que un alimento. "Es una forma de hacer hogar fuera de casa", resume Marcos Jacobo López, quien destaca el esfuerzo de sus compañeros para "hacer un menú parecido al de un restaurante, porque a nosotros lo que nos mueve es que la persona hospitalizada abra la bandeja y se encuentre con unos platos ricos, de buenos productos y agradables para la vista".
La noche del 24 de diciembre los ingresados en el Juan Ramón Jiménez disfrutaron de una cena de altura: crema de puerros y picatostes, merluza con salsa de piquillo sobre lecho de patatas panaderas, ensalada de piñas y langostinos con salsa rosa y tarta de queso con arándanos. Nada que envidiar al menú del almuerzo del 25 de diciembre, que contemplaba una crema de verduras de la huerta, lomo de cerdo con salsa de almendras, champiñones salteados con jamón, patatas asadas y una tarta brownie.
Pensar el menú no es tarea sencilla. "Tenemos multitud de dietas en el hospital y tenemos que casar el sabor con el buen producto y con las limitaciones que puede tener un paciente", explica el jefe de Cocina, quien pone en valor que "la recuperación del paciente es un 50% alimentación y un 50% cuidados y tratamientos". De ahí que también se vele por las particularidades de cada paciente, "aunque intentamos unificar, por ejemplo, con las cremas". Las mismas "son diferentes, tanto por sabor como por textura, a las habituales", señala, toda vez que destaca la importancia de "trabajar con productos frescos".
Estos menús especiales cuentan con un primer plato que es una crema, uno principal de carne o pescado más la guarnición y un postre, "además de dulces navideños o mantecados, tanto para dietas basales como para aquellas de diabéticos", señalan desde Cocina. En números, cada uno de estos días salen entre 490 y 520 raciones diarias, todas ellas con todos sus platos.
Especial será también la cena de Nochevieja, que comenzará con una crema de puerros con picatostes y seguirá con langostinos cocidos sobre juliana de lechuga y rape en salsa verde a la koskera (puntas de espárragos, almejas y huevo picado) y una tarta de chocolate para el postre. Cierra el menú una copa de cava y las tradicionales uvas, tanto para el paciente como para el familiar que esté con él.
El 1 de enero el almuerzo estará compuesto por una crema de calabaza, lomo de cerdo con salsa de almendras, champiñones salteados con jamón, pimentada con filete de caballa y tarta de tiramisú. La última jornada especial, en lo que alimentación se refiere, es la del 6 de enero, con fideuá, muslo de pollo con champiñones, puré de patatas, ensalada, patatas risoladas y piña en su jugo. No puede faltar, además, una pieza individual de roscón de reyes acompañada de un chocolate caliente, habiendo también una opción para diabéticos.
Entre fogones que no descansan y bandejas que salen una tras otra, la Navidad se abre paso también en las habitaciones del hospital Juan Ramón Jiménez, donde un gesto cotidiano se convierte estos días en algo extraordinario: una forma de acompañar, de humanizar y de recordar que, incluso en los momentos más difíciles, hay espacio para el detalle y la emoción.
También te puede interesar
Lo último
Contenido patrocinado
Contenido ofrecido por Restalia