Líderes mundiales se forman en el hospital Juan Ramón Jiménez para dar movimiento y vida a pacientes neurológicos
El centro hospitalario sitúa a la capital onubense en la vanguardia mundial del tratamiento de la espasticidad
El grupo Toxnet con los mayores expertos del mundo, entre los que figura el doctor Carlos Cordero, elige el Juan Ramón Jiménez para su primera jornada en España
El hospital Juan Ramón Jiménez ha reunido por primera vez en España a los mayores especialistas mundiales en el tratamiento de la espasticidad, una alteración del tono muscular que, como secuela de lesiones neurológicas, provoca que los músculos están rígidos o contraídos de manera involuntaria. Los integrantes del prestigioso grupo Toxnet, formado por 23 especialistas de 13 países, se citaron el pasado viernes en Huelva capital para ser partícipes de "una jornada de aprendizaje colaborativo", en la que las mentes más brillantes en rehabilitación neurológica intercambiaron conocimientos y se formaron en las técnicas y tratamientos más avanzados en la actualidad. Lo hicieron de la mano del jefe de servicio de Rehabilitación y único español integrante del grupo Toxnet, el doctor Carlos Cordero, y de los especialistas de la Unidad de Rehabilitación Neurológica del servicio de Medicina Física y Rehabilitación de este centro hospitalario, anfitriones y organizadores de la cita.
Al respecto, el doctor Cordero explica a este periódico que esta alteración del tono muscular obedece al daño sufrido por una parte del sistema de nervioso central -cerebro o médula espinal- que normalmente controla y regula los movimientos. "En lugar de existir una coordinación en el envío de órdenes al músculo, los nervios envían al mismo señales exageradas, haciendo que se tensen y cueste moverlos", sostiene el especialista, que asegura que la espasticidad aparece, por normal general, "como secuela de lesiones neurológicas centrales, como un ictus, un traumatismo craneoencefálico o la esclerosis múltiple". Un trastorno que, según el experto, "puede variar desde una leve rigidez hasta una gran limitación funcional", cuyas consecuencias más habituales son "dificultad para moverse, dolor y espasmos, y problemas para la higiene, vestirse o cualquier otra tarea básica de la vida diaria".
Preguntado por la prevalencia de la espasticidad, el jefe de Rehabilitación del hospital sostiene que "no hay estudios epidemiológicos potentes en el mundo sobre ello", si bien "entendemos que es una secuela de razonable frecuencia después de una lesión neurológica, sobre todo, del ictus". De ahí la importancia de un grupo de científicos tan selecto como Toxnet, que quieren "estar a la vanguardia de la educación, la innovación clínica y la investigación en espasticidad y trastornos asociados para inspirar y guiar a los médicos para el máximo beneficio de sus pacientes". Es por ello que sus miembros periódicamente se citan para, en aras de impulsar el compromiso con la investigación en este campo, compartir sus hallazgos con el resto de la comunidad médica. Eso sí, "siempre con la meta de buscar el impacto asistencial en los pacientes", explica Cordero.
Alta demanda de especialistas para formarse en el Juan Ramón Jiménez
Debido a que el doctor Cordero es uno de los especialistas más reputados a nivel internacional en su campo, el hospital Juan Ramón Jiménez se presumía como el espacio ideal para recibir a los líderes mundiales en la materia en lo que fue una cita que estaba pensada para la formación en tratamientos avanzados de la espasticidad; habiéndose llevado a cabo sesiones teóricas y casos clínicos con pacientes reales con secuelas de ictus. "Con estas reuniones buscamos un aprendizaje colaborativo a nivel mundial, donde los miembros exponen sus técnicas y procedimientos más avanzados", cuenta Carlos Cordero, quien destaca del centro hospitalario onubense "lo puntero que es en las técnicas intervencionistas dentro de la espasticidad". Un trastorno que, añade, "tiene muchos tratamientos, como pudieran ser la fisioterapia, material de ortopedia o toma de medicamentos"; pero en el que tienen un papel especialmente relevante los procedimientos invasivos realizados bajo control de imagen -ecografía o fluoroscopia- que contribuyen notablemente a reducir el dolor, mejorar la funcionalidad de los miembros y aportar calidad de vida a estos pacientes. De hecho, es aquí, en las técnicas de rehabilitación intervencionista, donde el hospital Juan Ramón Jiménez es un referente mundial y buena prueba de ello es que numerosos especialistas y residentes nacionales e internacionales eligen este centro para formarse. Tanto es así que "la lista de espera de compañeros que vienen a formarse va por el año 2028", resume Carlos Cordero.
Adquirir una valoración tan elevada a nivel mundial no es cosa de un día. Detrás de ello hay una larga y dilatada actividad asistencial, docente e investigadora, "a la par que mucha inquietud". "Siempre hemos tenido mucha tradición en este hospital en técnicas bajo control ecográfico y, concretamente en espasticidad, la inquietud es lo que nos ha ido haciendo mejor en los procesos", comenta el doctor, quien considera que todo está ligado: si haces algo bien, la gente quiere que le formes en ello".
En el servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez se realiza un tratamiento multimodal de la espasticidad, incluyendo infiltraciones con toxina botulínica, bloqueos nerviosos, otras técnicas intervencionistas avanzadas de neuroablación térmica -aplicación de una temperatura controlada para interrumpir la transmisión de señales nerviosas que causan dolor o alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso-, además del tratamiento de fisioterapia y de ortopedia. El techo -si es que este servicio lo tiene- es, precisamente, continuar esa apuesta por un tratamiento multimodal, de manera que "los diferentes tratamientos que ofrecemos en nuestra cartera de servicio estén orquestados". Un objetivo que Cordero añade a otros que tiene su servicio, "como el seguir queriendo estar a la vanguardia en las técnicas y seguir ofreciendo el mejor tratamiento en las distintas fases de la enfermedad". En definitiva, "buscar impacto asistencial en los pacientes y hacer que lo que hagamos aquí sea bueno y se exporte a otros hospitales", señala.
Más de mil procedimientos intervencionistas al año en un servicio muy laureado
En cuanto a la actividad asistencial, el servicio realiza más de 1.000 procedimientos intervencionistas cada año para el tratamiento de la espasticidad, trabajando con un amplio espectro de pacientes, dado que "el nicho de pacientes neurológicos es amplio y, por ello, somos un servicio con mucho volumen asistencial", destaca Cordero. Con estas técnicas consiguen devolver calidad de vida al paciente y también a su cuidador, pudiendo realizar las actividades básicas de la vida diaria (comer, vestirse, ducharse, ir al baño, trasladarse, etc.), reduciendo los espasmos musculares y su dolor.
En el campo de la investigación, cabe destacar que el doctor Carlos Cordero es investigador principal de dos ensayos clínicos en el tratamiento de la espasticidad con toxina botulínica, uno en fase 3 y otro en fase 2, en los que también participan otros miembros del servicio. Además, es necesario poner de manifiesto que el servicio cuenta también con numerosas publicaciones en revistas científicas internacionales de alto impacto en el tratamiento de la espasticidad y del dolor, como son: Toxins, PM&R (la revista científica de la Asociación Americana de Medicina Física y Rehabilitación) o Frontiers in Pharmacology, entre otras.
También ha recibido numerosos premios y reconocimientos en congresos. Entre ellos, recibió el primer premio en la primera Jornada Nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación Intervencionista (Setri) por un caso clínico que aborda la mejoría del dolor del miembro fantasma de una paciente amputada mediante el uso de radiofrecuencia.
Además, la Sociedad Andaluza de Medicina Física y Rehabilitación (Samfyre), ha premiado en seis años consecutivos entre dos y cuatro trabajos anuales del servicio. Los estudios galardonados versan mayoritariamente sobre tratamientos para mejorar la espasticidad y el dolor neuropático.
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