Lo mejor de 'las tapitas de Cai', en la capital
Hostelero
Se instaló en Huelva hace cuatro años y lo hizo, según confiesa, "por amor", ya que su novia, a la que conoció hace seis, es onubense. Enrique Dago Rodríguez, un gaditano de 27 años, es el propietario de un bar de tapas que a pesar de la crisis ha logrado hacerse un hueco en el difícil mundo de la hostelería en apenas un año.
Las tapitas de Cai -así se llama el local, ubicado en el número 4 de la calle Alosno de la capital- es famoso por sus tapas de camarones, por el adobo, los boquerones y otros tantos platos que Enrique aprendió a cocinar en el negocio famiar de su abuelo, un espacio que funciona desde hace más de cuarenta años, y que ahora vende en su establecimiento.
"Son cositas que he cogido de allí y que he considerado que se pueden ofrecer aquí", señala. Y es que, tal y como indica, los onubenses saben apreciar el buen sabor de la auténtica -"no la congelada"- tortillita de camarones.
En la barra y las cuatro mesas del bar, que tiene cincuenta metros, los clientes se relacionan "de tú a tú" con el propietario, que por las tardes recibe la ayuda de su novia, María del Carmen Caballero. Enrique sabe que, además de la relación precio y calidad, la simpatía, la amabilidad y el trato agradable es importante y, por ello, a pesar de que llegó a Huelva sin conocer apenas a nadie, ahora puede presumir de contar con una pequeña familia que cada día (excepto los lunes, cuando cierra) acuden al local a "tomarse un vinito y una tapita".
El complicado momento económico no minó el carácter emprendedor de Enrique, que se lanzó a montar su propio negocio junto a su novia y asegura sentirse afortunado por poder dedicarse día a día a lo suyo, a la hostelería.
Un trabajo del que destaca el trato con el cliente, faceta que es, sin duda, "lo mejor" de este negocio.
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