Huelva

Más de 10.000 mayores vuelven a los centros de participación activa en Huelva capital

  • La ocupación se extiende al 85% en los once CPA de la provincia para los casi 25.000 socios

  • El Mora Claros de la capital recupera su apretado programa de talleres, juegos, visitas y viajes

Más de 10.000 mayores vuelven a los centros de participación activa en Huelva capital

“Aquí no hay viejos, hay mayores, gente con ganas de vivir. Ya quisieran muchos tener nuestra vitalidad”, esta es la declaración de intenciones de Manuel Toscano, presidente de la junta de gobierno del centro de participación activa (CPA) Mora Claros de la capital onubense.

Estos espacios recuperan toda la normalidad que pueden, que ya es mucha con una ocupación máxima de espacios del 85%. Este CPA cuenta con 6.634 socios y el otro de la capital, el CPA Juan Ramón Jiménez, tiene 3.679. En total, en la provincia hay once y entre todos reúnen a 24.579 mayores comprometidos con un envejecimiento activo.

“El centro tiene como objetivo ofrecer opciones para envejecer de forma activa a través de distintas actividades”, explica el director del CPA Mora Claros, Antonio Leiva Toti. En este centro de la capital tienen una oferta de 35 grupos de talleres –700 en total– de hasta 22 disciplinas, siempre relacionadas con habilidades emocionales, manuales, físicas y cognitivas. Para todas estas actividades cuentan con la ayuda de la Delegación de Igualdad y Políticas Sociales, además de una subvención de La Caixa.

Antonio Leiva, Toti, director del CPA Mora Claros de la capital onubense. Antonio Leiva, Toti, director del CPA Mora Claros de la capital onubense.

Antonio Leiva, Toti, director del CPA Mora Claros de la capital onubense. / Josué Correa (Huelva)

En relación con el mantenimiento físico los usuarios pueden elegir, por ejemplo, entre pilates, yoga, taichi o el taller que llaman En forma, “en el que Ivana –la monitora– nos mete mucha caña”, dice la usuaria Asunción Fernández. Otras de las actividades más demandadas son las relacionadas con las nuevas tecnologías y con la estimulación cognitiva, “que no es sólo memoria”, advierte el director. Trabajan aspectos como la atención, el cálculo, la orientación, la fijación, el lenguaje y la construcción.

Para el viernes de esta misma visitarán Ayamonte, un grupo de sesenta personas conocerá los puntos más emblemáticos de la localidad y compartirán su tiempo con los usuarios del CPA ayamontino. El 30 de este mes saldrán rumbo a Granada para un viaje de cuatro días del que “no he puesto el cartel y ya tengo cubierta la mitad de las inscripciones”, apunta Toscano, que lleva en el centro desde 2001.“Y ya me están diciendo que en diciembre hay que organizar algo para ir a la Sierra a comprar las chacinas para Navidad”, añade el también responsable administrativo que organiza y negocia con mano de hierro los precios para estas actividades.

Taller de Mantenimiento físico. Taller de Mantenimiento físico.

Taller de Mantenimiento físico. / Josué Correa (Huelva)

Los juegos como el billar o el dominó también están de regreso, así como “uno de los momentos estelares”, apunta Toti sobre el baile de los jueves, el de mañana será el primero después de la pandemia. “Yo soy el yodoki (disc jockey) y meto pasodoble, sevillanas, bachata y a veces también carnaval”, explica Toscano.

El director explica que el CPA del centro de la capital cuenta “con unos usuarios muy leales, además la vacuna les ha dado mucha confianza”. Durante la pandemia el centro les ha atendido a través de un grupo de difusión diaria en whatsapp, mediante este canal les enviaban ejercicios de psicomotricidad, lectura o aquellos que estimularan su imaginación.

El dominó es cosa de hombres en el CPA Mora Claros. El dominó es cosa de hombres en el CPA Mora Claros.

El dominó es cosa de hombres en el CPA Mora Claros. / Josué Correa

“La inactividad les ha mermado, lo han pasado mal”, admite el director en relación a las consecuencias de la pandemia. La educadora social Ivana Amoedo, que trabaja en el CPA desde hace diez años, añade que “mentalmente han salido muy tocados por estar tanto tiempo sin comunicarse, muchos viven solos”. Sin embargo, “aunque no tenían ni idea del Zoom, se metieron”, prosigue, y con ese mismo espíritu han vuelto porque “algunos incluso con miedo, se reincorporaron”, afirma esta monitora.

Este centro, como todos los de mayores, no atiende a un único perfil de usuarios, por cuanto entre ellos se dan diferencias de edad de más de veinte años. “Cada vez vienen más personas del entorno de los 60 años” preparando el camino de su jubilación, explica el director del CPA Mora Claros. Toti añade que hay una franja de edad hasta los 70, “el joven adulto”, con fortaleza física para participar en lo que desee y que “demanda sobre todonuevas tecnologías, mantenimiento físico y juego”.

Manuel Toscano, presidente de la junta de gobierno del centro de Mora Claros. Manuel Toscano, presidente de la junta de gobierno del centro de Mora Claros.

Manuel Toscano, presidente de la junta de gobierno del centro de Mora Claros. / Josué Correa

Le seguiría el mayor adulto, de 70 a 80 años, que “hace de todo, son los que se lo toman más en serio porque, en general, aún no tienen mermadas sus facultades”, es el rango predominante en este centro. Finalmente, el muy mayor adulto, con más de 80 años, “es mucho más sedentario, puede empezar a sufrir pérdidas de memoria y de forma genérica viene a leer la prensa, a tomarse un café... Lo que era el antiguo casino”.

Ivana Amoedo comenzó con un taller de ofimática y recuerda que cuando entró, la mayoría de los participantes eran hombres pero ahora “las mujeres arrasan, les digo que se han hecho con el centro”. En la actualidad, el 85% de los usuarios que se inscriben en los talleres son mujeres y sin embargo, los juegos como el billar o el dominó son cosa de hombres.

Asunción Fernández es usuaria y voluntaria, imparte el taller de Manualidades y muestra una de sus creaciones. Asunción Fernández es usuaria y voluntaria, imparte el taller de Manualidades y muestra una de sus creaciones.

Asunción Fernández es usuaria y voluntaria, imparte el taller de Manualidades y muestra una de sus creaciones. / Josué Correa

La socialización es uno de los ejes del envejecimiento activo y “el propio taller te invita a estar con gente, se animan entre ellos porque escuchan más el consejo de quien padece lo mismo”, señala Toti. Por eso “el voluntariado es lo más efectivo”, usuarios que comparten sus habilidades. Es el caso de Asunción Fernández, que imparte un taller de manualidades con reciclaje de papel y hasta de cápsulas de café. Ella va al centro a diario, no le falta tarea, “siempre tengo la mente ocupada”, asegura, y esa imaginación le ayudó a atravesar la pandemia sin dificultades. Mayores activos, maestros de la voluntad.

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