policía local de huelva

120 maltratadas bajo protección

  • Un inspector y cinco agentes conforman la Unidad de Violencia de Género del cuerpo, que asume desde febrero de 2017 un tercio de las víctimas de la capital: 293 hasta ahora

La Policía Local de Huelva mantiene activo desde febrero de 2017 el Grupo Hipatia, la unidad especializada en violencia de género que desde entonces a esta parte ya ha atendido a 293 víctimas del terrorismo machista, todas de la capital. Tiene bajo su protección a día de hoy a 120 mujeres, un tercio de todos los asuntos de la violencia machista de la ciudad de Huelva. Son aquellos en los que la valoración del riesgo de la víctima es no apreciado, bajo o medio, "aunque la situación puede variar y agravarse porque el riesgo es dinámico y la mujer puede pasar en un salto al extremo", remarca el inspector del grupo, Juan José Fernández Flores.

En estos casos no se realiza el trasvase de la víctima a la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, coordinadora provincial de los asuntos y donde se atienden aquellos casos que son más graves. "De este modo les evitamos la doble victimización y seguimos siendo sus policías de referencia".

La unión que hace la fuerza

El Grupo Hipatia está conformado por el inspector Juan José Fernández y por cinco agentes: Ana, Juan, Sergio, Francis y Mari Luz. El heterogéneo plantel tiene mucho en común. En él impera la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Se trata de un grupo muy cohesionado en el que la unión, indiscutiblemente, hace la fuerza.

"Empezamos funcionando con menores en enero de 2017, chicos en situación de riesgo y desamparo; entonces observamos que en muchas ocasiones en el trasfondo de su absentismo escolar había situaciones de violencia de género, unas ya denunciadas pero otras ocultas bajo el iceberg", precisa el jefe de la unidad.

Cuando en diciembre de 2006 se firmó el acuerdo para la participación activa de la Policía Local de Huelva en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén), el inspector puso en marcha un proceso de selección para encontrar no solo la excelencia policial, sino "la humana". Porque tener empatía y aplicar la escucha activa son dos de los fundamento de un grupo, el Hipatia, que tiene una admirable capacidad de "autogestión" y de aprendizaje: "El primer handicap que nos encontramos fue la formación".

Pero la vorágine los llevó a aprender muy rápido y a obtener conocimientos tanto en la "reglada como en la autodidacta". En el último año y medio han asistido a incontables congresos, seminarios y cursos, a los que hay que añadir la soltura que en esas lides da la práctica, la mejor de las maestras.

El inspector recuerda que al inicio "todo era nuevo y tratar cuestiones tan emocionales y situaciones tan traumáticas me producía zozobra; luego te das cuenta de que o pones un muro o empiezas a convertirte en una esponja de situaciones límite". Ahora todos los integrantes del grupo conocen la violencia machista desde una perspectiva de género, con sus contrastes y sus paradojas. "Hemos aprendido a mantener las distancias emocionales para no entrar en una espiral de llanto con las víctimas; la prioridad es darles seguridad a ellas y a su entorno".

Si estás sufriendo, ¿por qué no lo dejas y te vas?

Frases lapidarias como esta retumban en el eco social y acaban atrapando a unas víctimas que, en algunos casos, incluso "no saben ni que lo son", señala Francis. No es fácil escapar de la pegajosa tela de araña de la violencia machista. Ana evidencia que ellas "suelen ser personas inseguras que se sienten culpables, están metidas en una espiral".

Para analizar a la damnificada, para entenderla de verdad, primero hay que hacer un examen del agresor, señala el inspector. Este "inocula el miedo en su víctima y el primer paso es su aislamiento social; la mujer establece mitos del amor romántico y el agresor los usa para mantenerla bajo su yugo".

Ese terror que infunde en su compañera la debilita. "Cuando el hombre ve que ella se empodera, cambia su estrategia, que puede ser psicológica, material, espiritual... Una mujer que presenta una denuncia está empoderada frente al hombre". Y aquí, en este punto, lo realmente importante "es que esté bien informada del camino que le espera".

Un tortuoso vía crucis tras la denuncia

La mujer debe tener claro que "con la denuncia cambiará su vida". No solo por la presión que el agresor ejercerá sobre ella, sino también por el entorno, que "empieza a sugerir que la víctima tiene poco aguante, que si algo habrá hecho, que si no le da pena que él duerma en el calabozo...", indica el inspector.

Ana subraya que cuando una mujer entra en el sistema policial "sufre un control; tenemos que conocer sus movimientos, mientras que con ellos no se hace; es a ellos a los que se debería controlar realmente". La policía señala que el «No estás sola» es "mentira, está sola y la víctima sufre un agotamiento judicial tremendo, pierde días y días en los juzgados".

Francis opina que "los dos primeros días tras la denuncia se destroza a la mujer, que tiene que repetir lo mismo una y otra vez: en comisaría, a su abogado, al psicólogo, al juez; muchas veces te dicen «no sé ni dónde estoy»". Por ello en el Grupo Hipatia, aunque se realice la labor de acompañamiento y protección de la mujer, "esperamos varios días para hacerle la entrevista personal". Y generan un vínculo de unión con ellas que no se diluye ni con el paso del tiempo.

El inspector cree que el sistema está mal concebido. "Habría que disponer de un equipo multidisciplinar en las propias comisarías o en los Servicios Sociales, con psicólogos y trabajadores sociales que preparen y asesoren a la mujer para lo que se le va a venir encima antes de que presente la denuncia".

También para que sepa qué y cómo debe contar las cosas y que "estén informadas de que tienen que aportar pruebas; muchas las tienen y no las quieren aportar por miedo o porque no quieren hacer daño a sus agresores o mandarlos a prisión, solo quieren que las dejen en paz, pero judicialmente se pierden casos así porque no están preparadas y no lo cuentan todo", apunta Francis.

Denuncias falsas o el "neomito machista"

Los integrantes del Grupo Hipatia no han detectado "ninguna denuncia falsa" entre los casi 300 casos con los que se han cruzado hasta el momento. Juan arguye que "cuando una mujer sale del juzgado y el agresor queda absuelto, se puede entender que es porque ha presentado denuncia falsa y nada está más lejos de la realidad: que no haya quedado demostrado un hecho no quiere decir que sea falso". A ello suma que "todo autor que sale absuelto se preocupa de promover este mito", una leyenda urbana dañina para las perjudicadas.

El inspector precisa que hablamos del "neomito machista, el de las denuncias falsas, que trata de justificar la conducta del agresor con un ataque a las víctimas".

Para Ana es fundamental que se agilice el Juzgado de Familia, "porque va tan lento que genera muchos conflictos en la pareja y los asuntos acaban en el Juzgado de Violencia".

Patriarcado, menores y nuevas tecnologías

Aunque la Unidad de Violencia de Género de la Policía Local no asume los casos de malos tratos entre menores, "sí nos llama la atención que se dan entre muchos jóvenes de 20 ó 20 y pocos años, es como una vuelta atrás".

La razón de esto puede estar en que "las madres que han vivido en ese patriarcado lo han acabado inculcando a sus hijos, que se convierten en maltratadores".

Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta más de control para los agresores, manifiesta el agente Sergio, a lo que Francis agrega que son "el nuevo campo de batalla".

La princesa guerrera: la respuesta violenta

Los especialistas de cuerpo municipal evidencian que se está viendo una realidad, un perfil de mujer al que denominan "la princesa guerrera". La mujer también ofrece una respuesta violenta: "Piensa que si tú me controlas, yo te controlo, que si tú me pegas, yo te pego también". Esta es, indican los policías, una "forma errónea de interpretar la igualdad, porque la violencia no se puede combatir con más violencia".

La educación para prevenir y curar

Las mujeres atendidas en Hipatia suelen llegar a sus manos "inseguras y aterrorizadas". No hay un perfil determinado para la víctima, que puede estar en cualquier estrato social. "Cada una de es distinta y hay que abordar su caso de manera diferente", señala el inspector. Aunque hay factores "que coadyuvan", como los socioeconómicos.

Los expertos manejan también casos de multivictimización. "Tengo a una mujer que aunque ahora mismo solo tiene dos agresores en activo, ha llegado a tener cinco", detalla Francis. También se producen "cruces entre autores y distintas víctimas".

Ana cree que la base de todo está en la educación. "Si se nos enseñara a manejar las emociones y a afrontar los conflictos de una forma ordenada desde niños, esto mejoraría mucho". De hecho, estima que "hay víctimas propensas a buscar soluciones y otras que no saben, que no tienen estrategias ni habilidades para hacerlo".

El feminismo como inspiración y lema

El lema del Grupo Hipatia es una cita de Santa Teresa de Jesús: "Ya que estamos aquí, hagámoslo bien". Partiendo de esta premisa, sus miembros constituyen un auténtico pilar de apoyo para las mujeres víctimas de la violencia machista. "Al juez no lo ven más, al psicólogo cuando las cita, a su abogado solo cuando es necesario, pero con nosotros algunas hablan casi diariamente". De hecho, "aquí no damos cita, llaman y son atendidas" incluso fuera del horario laboral.

El nombre de la unidad, Hipatia, es el de la matemática, astrónoma y filósofa pagana de Alejandría que fue asesinada por una turba de cristianos exaltados en el año 415. Su figura y su feminismo sirven de inspiración a la unidad, que ha sido reconocida este año con una de las cruces al mérito de la Policía Nacional por la excelencia de su trabajo.

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