La magia del circo en la Ría de Huelva

El recinto colombino acogerá hasta el próximo domingo el espectáculo circense de Royall la familia del circo El Gran Circo Royal ofrece espectáculos a las 18:30. El sábado, a las 17:00 y 19:15, y el domingo, a las 12:00, 17:00 y 19:15.

Antoni Williams y sus platos voladores. A la derecha, el perro 'Pancho', sobre una pelota gigante. Abajo, David Alejandro, con sus juegos malabares, y el payaso Yoyo.
Antoni Williams y sus platos voladores. A la derecha, el perro 'Pancho', sobre una pelota gigante. Abajo, David Alejandro, con sus juegos malabares, y el payaso Yoyo.

El Gran Circo Royal se puso en marcha hace tres años en Ávila. Reúne en su espectáculo la esencia de los números tradicionales circenses, actuaciones musicales con personajes de animación de series de televisión, y un innovador show de láser, con el que da la bienvenida al espectador. Jóvenes artistas, con edades comprendidas entre los veintidós y los treinta años, son los encargados de transmitir la magia del circo al público infantil.

Tres medallas de oro en los Festivales de Montecarlo, Las Vegas y Latinoamérica forman parte de esta familia circense, cuyos componentes proceden de distintos puntos del mundo. Wilson, el protagonista del show de láser, es uno de estos medallistas. El director del Gran Circo Royal, Enrique Ribas, señaló que se trata de "un número único en el mundo". El artista dirige los rayos láser con su propia mano, realizando un gran juego de luces y color, en el que recrea el haz de las espadas de la Guerra de las Galaxias.

Los números de malabaristas, equilibristas y contorsionistas se entremezclan con actuaciones con animales, como es el caso del perrito Pancho, que tras recorrer la pista a dos patas, muestra su habilidad saltando dentro de los aros y caminando sobre pelotas gigantes, para finalizar lanzándose desde diez metros de altura.

Anuska sorprende al público con su colección de serpientes (boa, pitón y anaconda) que completa con un cocodrilo. Nadie queda impasible ante el beso de la muerte, la encantadora de serpientes introduce en su boca la cabeza de una pitón de cuatro metros de longitud.

Uno de los números más esperados, a parte del de Bob Esponja y sus amigos y de Stephanie, es el de los tigres, en donde también hay beso, el que el domador, Freddy Vázquez, da a la tigresa.

Son dos horas de espectáculo, donde la destreza y profesionalidad de los artistas logran captar la atención de los espectadores desde el primer minuto. El payaso y los números de humor arrancan la sonrisa del público en una amena velada en la que se suceden las actuaciones.

El payaso Yoyo hace participar activamente a padres y niños en su improvisada dirección de orquesta. Él es el director y el público, la orquesta. Por su parte, Antoni Williams hace girar al mismo tiempo doce platos sobre varillas en un número plagado de humor. Junto a ellos, Marco Lorador que intenta rodar una película de vaqueros en la misma pista del circo.

El malabarista David Alejandro se atreve con gigantes figuras geométricas que hace girar en el aire con una sola mano e incluso con la mandíbula, mientras que la bailarina acrobática Clear ofrece un elegante número sobre cuerda vertical, en la que desafía la fuerza de la gravedad. La bajada es espectacular. Alexis, medalla de oro en Montecarlo, protagoniza un número de equilibrio y contorsionismo, y Taylor, medalla de oro en Latinoamérica, deja atónito al público al tirar tres mazas al aire y dar un salto mortal hacia atrás cogiendo los mazas según él va cayendo.

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