De aquellos lodos, estos polvos
La Onubense trabaja en los últimos años en estudios que profundizan en la carga metálica presente en los suelos de la ciudad

Huelva/El estudio publicado por el equipo de investigadores del Centro de Investigación en Química Sostenible (CIQSO) de la UHU en Science of The Total Environment -Geochemical anomalies of household dust in an industrialized city (Huelva, SW Spain) (Anomalías geoquímicas del polvo doméstico en una ciudad industrializada (Huelva, España)- da continuidad a otros dos desarrollados por expertos onubenses en los últimos cinco años relacionados con la carga metálica de los suelos de la capital andaluza procedente de la contaminación industrial.
En este análisis pormenorizado, el grupo dirigido por De la Rosa da una vuelta de tuerca ya que nunca se había determinado la presencia de partículas como arsénico o cobre en el interior de las viviendas. La dirección del viento, en este caso, es clave para entender esta invasión doméstica, como también resulta esencial hilvanar este análisis con los resultados de los estudios previos realizados por la UHU. En este sentido, ninguno de los tres trabajos se pueden entender de forma aislada.
En el primero de ellos -publicado en Journal of Geomechical Exploration- participaron expertos de la Universidad de Huelva con investigadores de Nápoles, quienes dividieron la ciudad en cuadrículas para tomar muestras, hasta 150, en barriadas populares, zonas de ocio, espacios altamente industrializados y las marismas del Tinto (con el protagonismo de las balsas de fosfoyesos) y del Odiel, en donde se emplazaba hace décadas el antiguo muelle de mineral de la Rio Tinto Company. Mediante complejos algoritmos, los expertos realizaron una evaluación del terreno e identificaron la procedencia o fuentes de los compuestos encontrados.
Por un lado, aquellos que provenían de la actividad humana como la plata, el arsénico, el plomo, el cadmio, el cobre, el zinc o el mercurio; y otro grupo cuya disponibilidad en el medio era natural, caso del aluminio, el cobalto, cromo, níquel, vanadio y berilio. En la mayoría de las muestras obtenidas, las concentraciones de arsénico, cadmio, cobre, plomo, mercurio y zinc excedieron los valores establecidos (mínimos y máximos). Los espacios más problemáticos, los polígonos Fortiz y Polirrosa, Marismas del Titán, Punta del Sebo y Corrales.
Mapas de riesgo
El segundo de los trabajos, difundido por Environmental Geochemistry and Health por el investigador de la Universidad de Huelva Juan Carlos Fernández-Caliani, confirmó en 2012 -mediante técnicas de análisis de riesgos- la estrecha relación entre la presencia de metales pesados en el suelo y la probabilidad de contraer enfermedades por contacto directo con el suelo contaminado.
Con el título Risk-based assessment of multimetallic soil pollution in the industrialized peri-urban area of Huelva, Spain (Evaluación basada en el riesgo por la contaminación multimetálica del suelo en la zona periurbana industrializada de Huelva, España), Fernández-Caliani utilizó una herramienta informática para la evaluación de riesgos (RBCA, léase Rebeca) a la que introdujo matrices locales: ambientales, carga metálica y características del suelo; límites que marcan las distintas legislaciones y datos relacionados con tolerancia y el impacto para la salud en caso de exposición a químicos.
Este software incluye modelos de transporte de contaminantes a través del aire, aguas subterráneas, vías de exposición con respecto al suelo, así como una base de datos toxicológicos y fisico-químicos integrada con informaciones de más de 600 productos químicos.
Para este trabajo se muestrearon siete puntos ubicados en la periferia. El objetivo no era otro que identificar emplazamientos de suelos potencialmente contaminados con elementos traza (aquellos elementos presentes en una muestra que posee una media de concentración menor de 100 partes por millón) y evaluar sus posibles riesgos para la salud. Los elementos químicos analizados fueron arsénico, cadmio, cobre, cobalto, cromo, níquel, plomo, antimonio, vanadio y zinc, así como uranio y torio.
Y los datos obtenidos confirman lo que se conoce ya en Huelva. En la mayoría de las muestras obtenidas las concentraciones de arsénico, cadmio, cobre, plomo y zinc, entre otros, fueron de una magnitud superior a los valores del fondo geoquímico regional (media regional).
"Estos productos químicos son transferidos de desechos peligrosos, principalmente pirita cruda y cenizas de pirita, a los suelos circundantes por drenaje ácido y la deposición atmosférica de polvo arrastrado por el viento", sugiere el autor.
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