Liderar con empatía no es complacencia ni buenismo
Liderazgo Inteligente
El liderazgo que no pierde el foco ni se quema sabe diferenciar bien la empatía y la usa como estrategia.
Empatía es otra de esas palabras de moda. Se escucha en discursos de liderazgo, se escribe en manuales de comunicación, se exige en procesos de selección y se presume en los valores corporativos. Pero muchas veces, me encuentro líderes que no practican la empatía, sino una especie de complacencia disfrazada, que termina convirtiéndose en una trampa emocional.
Confundir empatía con tener que agradar, evitar conflictos o decir siempre que sí, te lleva más rápido al desgaste, la frustración y, el propio deterioro profesional.
No quieras ser siempre “la buena persona” del equipo
Hace poco, en una formación que impartía a un equipo, conocí a una responsable de ventas que se autodefinía como muy empática. O eso creía antes de terminar la sesión. Contaba, y me consta que es así, que ella escucha a su gente, se preocupa por su bienestar, evita tensiones, intenta que todas las personas estén a gusto. Pero se dio cuenta de que toma decisiones que no siempre convienen al proyecto, tolera actitudes poco responsables, evita dar feedback crítico cuando toca y, poco a poco, ha ido perdiendo autoridad. Empieza a sentirse sola, frustrada y agotada emocionalmente. Clara no estaba liderando con empatía, estaba complaciendo.
La empatía no es decir “sí” a todo
Empatía significa comprender el mundo emocional de la otra persona, conectar con lo que siente, considerar sus circunstancias. Pero eso no implica estar de acuerdo, ni mucho menos asumir su malestar como propio.
Liderar desde la empatía exige también saber decir que no, sostener límites claros, y mantener el foco en el propósito común.
Cómo practicar fácilmente una empatía firme y sostenible
1. Revisa tu concepto de empatía
Pregúntate: ¿estás escuchando para comprender o para evitar una reacción incómoda? Una persona empática no es la que evita conflictos, sino la que los gestiona de forma asertiva, esto es, sin herir, ni a la otra persona ni a sí misma. Puedes decir “entiendo cómo te sientes” y, a continuación, mantener tu decisión. Por ejemplo: “Comprendo que esta tarea te resulte compleja en este momento, pero necesitamos que esté lista para el viernes. ¿Qué necesitas para lograrlo?”. Así conectas emocionalmente sin perder el objetivo.
2. Aprende a sostener el malestar ajeno
Uno de los errores más comunes es querer “arreglar” siempre el malestar de las demás personas. Pero eso es simpatía, no empatía -otro día hablamos de la diferencia de estos dos conceptos-. A veces, el malestar es inevitable y forma parte del crecimiento. Aprender a acompañarlo sin contagiarte es una habilidad clave para el liderazgo emocionalmente inteligente.
3. No des feedback para caer bien, sino para hacer crecer
Da feedback para ayudar a evolucionar a la otra persona. Agradar no es liderar. El feedback empático se centra en las conductas, no en la persona, y propone mejoras desde la colaboración, no desde la imposición ni desde la excusa de “te lo digo por tu bien”.
4. Protégete emocionalmente
No eres la fuente de bienestar del equipo. Eres una guía, una referencia, un apoyo, sí, pero no una fuente inagotable. Poner límites también es cuidar tu salud mental. Para esto es especialmente útil la pausa emocional de 10 segundos antes de responder a un comentario difícil.
5. Recuerda que liderar es influir, no resolverlo todo
Acompañar a tu equipo no es resolverles la vida. Es influir para que cada vez la resuelvan mejor ellos y ellas. Eso también es empatía: confiar en que las personas pueden y deben asumir sus responsabilidades.
La empatía no te quita fuerza. Te da perspectiva. Te permite entender mejor, comunicar mejor y tomar decisiones con más información emocional y social. Y para que puedas sacarle todo su esplendor, necesita ir de la mano de la claridad, la firmeza y el autocuidado.
Como decía Daniel Goleman, la empatía es una de las competencias clave del liderazgo, pero no basta con “sentir” al otro: hay que saber qué hacer con eso que sentimos.
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