Jueves Santo de recogimiento con cuatro hermandades del centro de Huelva

Los Judíos muestra una nueva estampa a su paso por la remodelada Plaza de la Merced

La Diputación de Huelva realiza una ofrenda floral al Cristo del Buen Viaje

El paso del Señor de las Cadenas
El paso del Señor de las Cadenas / Clara Carrasco

Por segundo día consecutivo no hubo en Huelva alteraciones en las procesiones motivadas por la climatología. Las salidas procesionales se focalizaron en el centro de la ciudad con las cuatro hermandades del Jueves Santo: Oración en el Huerto, Misericordia, Buena Muerte y Los Judíos, con inicio de sus respectivos recorridos por las calles de la capital onubense desde las iglesias de La Concepción, Cristo de la Misericordia y Santa María de Gracia y de la catedral de La Merced. Todo transcurrió con normalidad y fue presenciado por cientos de personas.

Las procesiones de esta jornada grande de la Semana Santa onubense comenzaron con la Oración en el Huerto. A las siete y diez de la tarde se abrieron las puertas de La Concepción para dar paso a la cruz de guía. Unos minutos después se abrieron en la calle Tres de Agosto las puertas de la Iglesia conventual de Santa María de Gracia. El paso de misterio de La Oración en el Huerto salió a las ocho y veinte de La Concepción entre una nube de incienso y prácticamente al mismo tiempo hacía lo mismo de su templo el paso de misterio de la Buena Muerte.

Mientras los cortejos de ambas hermandades avanzaban por sus itinerarios, la Iglesia del Cristo de la Misericordia se abrió y el sonido del bruñidor anunció el paso del Cristo de la Misericordia, sonando de fondo las campanas de difuntos.

El paso de palio de la Virgen de los Dolores, titular de La Oración en el Huerto, salió de La Concepción a las ocho menos cinco de la tarde y, casi a la par, lo hizo el paso del Cristo de la Misericordia de su iglesia. Todo se hizo silencio con el procesionar de La Misericordia, un silencio sólo roto por el sonido del muñidor.

La Virgen de los Dolores, ataviada con la saya de terciopelo granate con hojuelas de plata realizada por Juan Manuel Rodríguez en 1920 y restaurada por Concepción Moreno, estuvo acompañada por la Banda Sinfónica del Liceo Municipal de Moguer, con dirección de José Antonio Márquez. El paso de palio comenzó a avanzar por la calle Méndez Núñez al compás de Madre de los Dolores, de José Albero, una marcha propia de la hermandad. Ya en la calle Mora Claros, sonó Amargura.

A los pocos minutos, también inició su salida procesional el paso de palio de la Virgen de Consolación. La titular de la Buena Muerte, que luce saya de tisú bordada en oro por los talleres de Elena Caro, diadema elaborada por Joaquín Osorio y tocado de tul blanco, estrenó el manto de terciopelo negro con encaje de oro entrefino, donado por Virgilio Mora, un puñal de plata chapado en oro, obra de Josechu Llanes y donado por un grupo de devotos, y el dorado de la ráfaga.

Entre las novedades de esta hermandad, también la restauración de los ángeles de la crestería llevada a cabo por Ana Beltrán.

Pasadas las ocho y cuarto de la tarde el misterio de La Oración en el Huerto entró en carrera oficial, cinco minutos después se abrieron las puertas de la catedral y comenzó su caminar por las calles del centro la Hermandad de los Judíos, ofreciendo una nueva estampa en la remodelada Plaza de la Merced. Este año no recorrió el porche en dirección a la Facultad de Empresariales, sino que bajó directamente por una rampa para atravesar la Plaza de la Merced dirección a la calle San José.

A las ocho y veintiséis el paso del Señor de las Cadenas, que estrenó cordón de hilo de oro con palmetas y pasador, salió de la catedral. A las nueve menos cuarto de la noche lo hizo el del Cristo del Buen Viaje, que avanzó por una repleta Plaza de la Merced.

A las nueve de la noche entró en carrera oficial el paso del Cristo de la Misericordia. El paso de palio de María Santísima de los Dolores atravesó a las nueve y diez de la noche el dintel de la catedral. La imagen estrenó un juego de puños de punto de aguja, donado por hermanos. Lleva su característica corona, de estilo neobarroco, que lució por primera vez el Jueves Santo de 1925, obra de Manuel Seco Imberg con diseño de Lecaroz, elaborada en plata sobredorada, así como el terno isabelino complementado con un tocado de paño de hojilla. En su pecho, la Medalla de Huelva y la cruz del obispo.

Cuando quedaban unos minutos para las diez de la noche, entró en carrera oficial el paso del Cristo de las Cadenas, titular de Los Judíos, hermandad con la que ésta se cerró. A las once menos veinticinco de la noche, estaba en carrera oficial el paso de palio de María Santísima de los Dolores. En la Plaza Niña, a las puertas de la capilla de las Hermanas de la Cruz se vivieron emotivos momentos con los titulares de la Oración en el Huerto y Misericordia.

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