José Ponce Bernal traza una silueta dominguera y nos transporta como soñando a la Huelva de 1930

Crónicas de otra Huelva

“Han vuelto las tardes templadas y claras que invitan al paseo crepuscular por las avenidas que contornean la ría; de animación en la Plaza de las Monjas; los ratos de tertulia al aire libre en las butaquitas coquetonas…”

Plaza de las Monjas.
Plaza de las Monjas. / ARCHIVO HISTORICO PROVINCIAL
José Ponce Bernal / Felicidad Mendoza Ponce

Huelva, 27 de octubre 2025 - 05:00

La Introducción

LA VIDA EN LA CIUDAD

Exaltación de la identidad local

Blanqui-Azul nos sitúa de nuevo en la Huelva de 1930 describiendo un domingo que fue un “desquite delicioso”. Habla del tiempo, de cómo octubre cambia repentinamente ofreciendo días templados y agradables. Ese cambio le sirve de pretexto narrativo para describir la vida urbana en Huelva: los paseos por la ría, las tertulias en la Plaza de las Monjas, la tranquilidad vespertina y el goce de no hacer nada ante un velador que ya se creía aguardando el verano siguiente. Todo esto crea un ambiente idílico y optimista, con una visión costumbrista de la ciudad. El tono es casi lírico, exaltando lo cotidiano.

Aunque con cierta distancia hacia la política, la mete en escena destacando el trasfondo democrático y la emoción vivida en el Teatro Mora, en un acto ordenado donde los oradores socialistas han conmovido a los suyos con sus discursos: “Fue en definitiva un día magnífico para los anhelos de la democracia onubense.” Aunque parece superficial, con ligera ironía sugiere que el clima político puede “apaciguarse” igual que el tiempo. Se percibe su espíritu moderado y tolerante: Ponce no se compromete ideológicamente, pero reconoce la vitalidad política local.

La alusión a los toros, con escaso público, y a las jornadas deportivas centran la última parte. El Titán F.C. vence al Racing de Córdoba. El Recreativo triunfa en Málaga. Esta vez, el tono es entusiasta, casi eufórico, presentando los éxitos deportivos como motivo de orgullo colectivo.

Es un lenguaje literario y periodístico a la vez, con un estilo retórico, elegante y florido, típico del periodismo de principios del siglo XX. Usa las metáforas meteorológicas para describir estados de ánimo colectivos. Exalta la identidad local y nos muestra una vez más su interés por desarrollar turísticamente Huelva. Sus frases son definitivas: “Ya tenemos de nuevo la temperatura deliciosa propia de nuestro clima incomparable” y“¡Ah! si alguna vez se pensase seriamente en explotar nuestro clima...”

El texto celebra las costumbres, la convivencia, la vida cotidiana y sencilla de la ciudad y los pequeños triunfos donde el tiempo juega un papel crucial, influyendo en el estado de ánimo; y el deporte y el entretenimiento une a las gentes en eso, en un “desquite delicioso”.

Tracemos hoy una silueta dominguera. No me negarás, lector, que la decoración del tiempo ha cambiado de lleno, y que octubre en sus postrimerías se nos muestra reconciliador; la mutación ha sido rápida, como rápido fue el desarreglo.

¿Verdad que el día del domingo fue un desquite delicioso de los cuatro o cinco días fríos y molestos, con ribetes invernales que hemos sufrido?

Delicioso ha sido el reverso de la medalla octubrina del tiempo, han vuelto las tardes templadas y claras que invitan al paseo crepuscular por las avenidas que contornean la ría; las tardes de animación en la Plaza de las Monjas; los ratos de tertulia al aire libre en las butaquitas coquetonas; la vida de descanso ante el velador que ya creían verse arrinconados en espera de la temporada próxima de verano...

Recorte de un domingo de octubre.
Recorte de un domingo de octubre. / H.I.

He aquí lo que trajo el 26 de octubre. Ahuyentados los días desapacibles, la temperatura se normaliza: ha sido como la bengala de la efervescencia política que centellea brillante para apagarse pronto.

¡Esto es otra cosa! Ha dicho el ciudadano que ya había tenido precisión de echar mano del chaleco y hasta de la gabardina oliendo a alcanfor. Ya tenemos de nuevo la temperatura deliciosa propia de nuestro otoño incomparable. ¡Ah! si alguna vez se pensase seriamente en explotar nuestro clima...

¿Notas del domingo? Muchas y variadas que hicieron salir al día festivo de la vulgaridad que aquí en estos tiempos se hace endémica.

Por la mañana, muchos cientos de hombres, llevados todos ellos del fervor socialista y republicano, se reunieron en el Teatro Mora, fundiéndose en apretado haz para escuchar las palabras cálidas y tremantes de emoción de unos oradores, militantes del Partido Socialista que llevaron como único y primordial tema, el derrumbamiento de las actuales instituciones. Se desarrolló el acto ordenadamente según el plan trazado. Hablaron los oradores para que el pueblo los escuchara y fue en definitiva un día magnífico para los anhelos de la democracia onubense.

Por la tarde hubo toros y fútbol. La corrida postrera de la temporada no tuvo matices destacables a no ser el vacío desconsolador que registró el taurodromo.

Se celebró el partido de fútbol, campeonato de la serie B preferente, entre el equipo local Titán F.C. y el Racing de Córdoba; la suerte se unió a los nuestros y el marcador reflejó, una vez más, el triunfo de los animosos jugadores “titánicos”. Este primer escollo tan brillantemente salvado por los onubenses, elevará su moral y centuplicará sus entusiasmos para aspirar a la honrosa clasificación.

También repercutió ruidosamente el domingo en nuestro mundillo deportivo el triunfo del Recreativo de Huelva, que en una tarde llena de aciertos derrotó ampliamente allá en Málaga al equipo representativo de la bella capital mediterránea, en partido oficial de la categoría superior. El magnífico triunfo del Real Club alborozó a sus infinitos parciales, que se entregaron a manifestaciones de loco entusiasmo. ¡Jornada triunfal la del domingo para el fútbol local! Congratulémonos.

Por la noche funcionaron los circos “Borza y Paris” y hubo las consabidas secciones de cine en el Mora y el “Park”. En todas partes se echó el papel. Domingo magnificador, que se salió de la regla común, sorprendentemente.

Blanqui-Azul

Diario de Huelva, 28 de octubre de 1930

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