Inteligencia emocional para prevenir y manejar el agotamiento profesional
El burnout o agotamiento profesional es real y se puede agudizar cuando se acercan las vacaciones o cuando ves a otras personas disfrutando ya de ellas
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Si alguna de estas frases que te cuento a continuación te suenan, no dejes la lectura de este artículo para otro día: ‘No puedo más, necesito unas vacaciones’; ‘no tengo fuerzas para volver al trabajo, estaría de vacaciones otro mes’; ‘debo desconectar o me voy a volver loca’; ‘nada me motiva ya’; ‘no sé por qué se me saltan las lágrimas con cualquier cosa’… Son algunas de las típicas cosas que decimos y por las que empieza el síndrome del burnout o agotamiento extremo que tiene una raíz importante en lo laboral.
En el frenético mundo actual, el burnout se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. Y no es solo cansancio, es un estado de agotamiento profundo que afecta al cuerpo y a la mente. Este agotamiento físico y emocional es el que la Organización Mundial de la Salud define como el estado al que llegamos cuando no somos capaces de gestionar con éxito el estrés crónico en el trabajo. ¡Ay el estrés!
Además de frase corrosivas para nuestra actitud, como las que te contaba al principio del artículo, otros síntomas que hay que observar sería la disminución de la eficacia laboral y el cinismo, además de los síntomas físicos como cansancio, dolores y falta de energía. Y son síntomas, todos, que se pueden agravar cuando ves que otras personas se van de vacaciones, o cuando sientes que las tuyas se acercan más lento de lo que te gustaría.
El mejor antídoto contra el burnout: estrategias de inteligencia emocional
La inteligencia emocional es una herramienta poderosa para prevenir y manejar el burnout. Aquí te dejos algunas estrategias prácticas que puedes aplicar en tu día a día para salir del agotamiento y, sobre todo, para no caer con todo el equipo.
1. No dejes de observar las señales de tu cuerpo y de tus pensamientos. No menosprecies síntomas físicos, al principio leves, o la recurrencia de estados mentales negativos, sensaciones emocionales desagradables, actitudes victimistas … Presta atención, haz seguimiento por escrito si quieres, pero toma medidas antes de que el burnout crezca y arraigue. Está demostrado, que las personas con mayor autoconciencia emocional y capacidad de autorregulación son menos propensas a sufrir el síndrome.
Por ejemplo, si ves que los lunes empiezan a hacerse muy cuesta arriba desde el día anterior, puedes hacer ajustes en tus rutinas del domingo para asegurarte de descansar correctamente. O si te sientes abrumada o abrumado por una carga laboral pesada, toma descansos breves o practica estrategias que te ayuden a calmarte, como la respiración atenta o ejercicios musculares.
2. Cuida tu motivación intrínseca, que es la que te viene de tu propio interior. Está relacionada con mayores niveles de satisfacción laboral y menor riesgo de burnout. Encuentra aspectos de tu trabajo que te apasionen y enfócate en ellos. Establecer metas personales y profesionales también te ayuda a mantener la actitud y las ganas. Así que, si por ejemplo disfrutas ayudando a las demás personas, busca oportunidades dentro de tu rol que te permitan hacerlo. ¿Podrías ofrecerte para mentorizar a compañeros o compañeras que lleven menos tiempo, o para liderar algún proyecto social? Toma acción, no te quedes mirando tu malestar.
3. Prioriza tu bienestar y equilibra tu vida. Así dicho parece fácil, lo sé, pero es lo que más directamente asociado está al nivel de estrés que puede desencadenar en burnout o en cosas peores. Por eso, empieza por establecer límites claros entre tu tiempo de trabajo y tu tiempo personal – ¡sobre todo si eres autónomo o autónoma!-. Por ejemplo, establece horarios para no atender llamadas o para no responder correos; ponte tú en tu agenda como prioridad al menos una vez a la semana con algo que te ayude a recargar las pilas; habla con la gente que te ayuda a conciliar…
Hay muchas más estrategias: afilar bien tus habilidades sociales y relacionarte con personas que te aporten cosas positivas; evitar a las que no te aportan; implicarte en temas que te motiven; ayudar en proyectos que te parezcan importantes; construir relaciones de calidad en el trabajo; pedir ayuda cuando lo necesites… Considéralo todo y, si el burnout te pilla, que no sea con la guardia baja, y menos en julio.
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