La importancia del 'para qué'

Hoy voy a compartir una obviedad. Una simpleza. No la menosprecien por eso. De hecho, si lo piensan, no es tan simple, ni tanta obviedad. Se trata de la importancia de tener el objetivo claro, de saber con seguridad el para qué de lo que hacemos, porque muchas veces parece que se nos olvida. Básicamente hay tres formas de enfocar la vida que definen nuestras conductas y nuestra actitud.

Te puedes enfocar en el qué, y cargar tu vida de multitud de detalles, de infinitas tareas que te hacen sentir ocupado, que no te dejan pensar demasiado a medio plazo. Si es una empresa la que está enfocada en el qué, seguramente hace muchísimas cosas, muchas acciones diarias, muchas listas de tareas, pero con poco desarrollo y poca innovación. Con poca conciencia.

También te puedes enfocar en el cómo, y centrarte en las formas, en los requisitos necesarios, en las obligaciones… Una empresa atrapada en el cómo seguramente tiene muchísimas normas, procedimientos, protocolos, códigos…

Son dos enfoques que te dan la sensación de avanzar. ¿Pero a dónde?

Sin embargo, si te enfocas en el para qué, los qué y los cómo se vuelven claros y útiles en la ruta para conseguir el objetivo. Lo complicado es definir ese objetivo: ¿Para qué trabajas? ¿Para qué fundaste tu empresa? ¿Para qué te levantas cada día?

El para qué en las empresas se llama estrategia, y debería caber en pocas palabras. El para qué en las personas… El para qué en las personas da para otro domingo.