La identidad del paisaje desde la periferia
El malagueño Miguel Urbano expone su colección fotográfica en la Sala Gaudia
Lo suyo es el paisaje, pero no el idílico, el de bella estampa. Éste forma parte de otra etapa de su trayectoria profesional. El fotógrafo malagueño Miguel Urbano se centra ahora en las periferias de las ciudades para mostrar imágenes más reales y cotidianas, como aquellas que nos podemos encontrar cuando circulas en tu vehículo o caminas a un kilómetro del centro de la urbe, "paisajes que en un tiempo serían bonitos pero que en la actualidad se han convertido en algo feo".
Ésta es la esencia de la exposición fotográfica Periferias, la identidad del paisaje, que se puede ver hasta el próximo 16 de septiembre en la Sala Gaudia (calle Palos de la Frontera 13,1º), en la capital onubense, una selección de veintiuna fotos de una colección original de treinta, de gran formato, que ya se expuso en el Ateneo de Málaga, y que el autor tuvo que adecuar a las dimensiones de la galería onubense. No sólo redujo el número de las imágenes, también su tamaño, diez de las veintiuna las ha tenido que poner en pequeño formato.
Son paisajes que se pueden encontrar a las afueras de cualquier ciudad, aunque en este caso la mayoría de las instantáneas están sacadas en las periferias de Málaga, excepto dos, en la provincia onubense. "He venido seis o siete veces a fotografiar cosas de la periferia", indica el artista, que es la primera vez que expone en Huelva.
"Todas las fotografías están basadas en el concepto de la nueva topografía". En las fotos no aparece el ser humano pero sí su obra, lo que éste va dejando a su paso: edificios a medio construir, construcciones derruidas, basura... "Está presente por su actos, no físicamente".
Urbano destaca que todo lo que fotografía es efímero, que al volver al mismo lugar nunca lo encuentra como lo había fotografiado, no está tal y como lo había inmortalizado con su cámara.
Señala que empezó haciendo fotos de paisajes hace muchos años. Viajaba hasta lugares donde el hombre no hubiera estado para captar imágenes "bonitas, amaneceres y atardeceres..., pero me di cuenta de que esto no me llevaba a ningún lugar. Para fotografiar esos paisajes había que ir a reservas naturales, no era lo que se ve en sitios cotidianos que uno visita". Indica que a finales de la década de los setenta del siglo pasado ya una serie de fotógrafos americanos se dedicaron a fotografiar cómo el hombre había dejado el territorio.
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