Desde el icónico Emperador hasta el Aqualon: El adiós en apenas dos décadas de los cines que marcaron una época en Huelva
Las salas que fueron el corazón cultural de varias generaciones onubenses se apagaron en este siglo y solo queda el Holea para disfrutar del séptimo arte
En solo veinte años cerraron las taquillas del Fantasio, Rábida, Emperador, La Dehesa y, más recientemente, Aqualon, apagando la magia de la gran pantalla en la ciudad
Huelva apenas tiene un puñado de butacas para soñar en pantalla grande. El cierre de los cines Aqualon hace una semana pone fin a dos décadas en las que las salas de cine que marcaron la vida cultural de varias generaciones fueron bajando el telón. Primero se apagaron las luces del cine Fantasio, a comienzos de siglo y, tras la clausura de este icónico espacio del barrio de Isla Chica, cerraron sus taquillas el cine Emperador, el cine Rábida y los cines La Dehesa.
Espérame, película franco-argentina de Louis J. Gasnier, fue la seleccionada para la exitosa apertura del cine Rábida -en la calle La Paz, actualmente es una oficina de seguros- el 18 de marzo de 1933. Por un precio de dos pesetas, los onubenses pudieron disfrutar de un film que, como curiosidad, fue proyectado la noche anterior a modo de prueba. Aquella sala de cine estaba dividida en dos localidades, ambas de butacas; con una zona de preferencia que constaba de 22 filas con 740 butacas y una general de 300 butacas en once filas. Decorado a base de colores crema y rosa azul -combinados con el negro-, este espacio contaba con dos amplios vestíbulos que servían de zona para fumadores, así como con un bar americano.
Al primer título le siguieron un sinfín de películas que fueron estrenadas en este emblemático cine a lo largo de los años, aunque también tomaron parte de él otros eventos como exhibiciones de un documental de la romería del Rocío en 1935 o la semifinal del Concurso de Fandangos de la provincia de Huelva en 1989. Entre los títulos proyectados figuraban algunos como Cleopatra de Elizabeth Taylor en diciembre de 1964, La Isla del Tesoro en 1953, El Rey del Kung Fu de Bruce Lee en 1976 o El proceso de Mary Dungan, que ocupaba la cartelera el 18 de julio de 1936, coincidiendo con el levantamiento de Franco.
Tras años de buena salud, las alarmas saltaron el 12 de noviembre de 1981 como consecuencia de un incendio que destruyó el bar del cine Rábida, afectando las llamas al patio de butacas también. La sala pudo renacer y algo más de un mes después proyectó El Barrendero, de Cantinflas. Sin embargo, pocos años después, el 28 de octubre de 1987, cerró para abrir únicamente en dos ocasiones: una fue para acoger el pregón de Semana Santa en 1988 y otra para el concurso de Carnaval de 1989. Y, tras recibir reformas que transformaron su sala en tres, el cine Rábida reabrió el 7 de septiembre de 1990, proyectándose en una de sus pantallas las imágenes de la película Dick Tracy.
Los cines La Rábida volvían a abrir sus puertas adaptándose a las nuevas exigencias cinematográficas -de 1990 a 2003 acogieron el Festival de Cine Iberoamericano-, ya con tres salas y 636 butacas repartidas en ellas. Las mismas, además de los vestíbulos, la cafetería y los aseos, figuraban en la planta baja, mientras que la cabina de proyección estaba en la sala primera. Pese a que le quedaba poca vida, cosa que desconocía, tuvo jornadas de gloria como la del 15 de febrero de 1995, coincidiendo Franskestein de Mery Sheley, Aprendiendo a vivir y La tabla de Flandes; o la del 10 de agosto de 2003 con una variada cartelera compuesta por Como Dios, El Protector, Shin Chan o Terminator 3. De hecho, en aquellos años de finales del siglo XX fue cuando se establecería el Día del Espectador en el que, por aquel entonces, se cobraban 350 pesetas -2,10 euros- para el acceso al cine. Sería el 12 de enero de 2005 cuando la película Alejandro Magno despedía estos cines.
Los cines Emperador, el auténtico rey
Con el frío del invierno, el 19 de diciembre de 1964 abrió sus puertas el rey de los cines en Huelva: El Emperador. Lo hizo en la actual calle Berdigón, número 6 -actualmente es un Pepco-, con la película Un beso para Birdie y dotado con los más altos logros de la técnica de aquella época. A modo de curiosidad, este cine era casi gemelo al que existía en Sevilla con el mismo nombre y que cerró en los años noventa. También cabe recordar que el primer precio que rigió en esta sala fue de 18 pesetas para butaca-patio y de 15 para el entresuelo. Apenas unos diez céntimos.
Este famoso cine pasó por dos etapas, una primera en la que llevaba el timón el negocio cinematográfico Segismundo Hernández, y una segunda con la empresa Cines de Jerez S. A. a los mandos. Su proyector ofreció a los onubenses el estreno de auténticas joyas como Lawrence de Arabia, La Guerra de las Galaxias, El Exorcista, Superman de 1979 y E. T. El Extraterrestre, película que fue estrenada en diciembre de 1982 y que ostentó el récord de permanencia en la cartelera de este cine, hasta el punto de que el Emperador volvió a proyectarla un año después.
El cine Emperador tuvo el privilegio, como también lo tendría el Festival de Cine Iberoamericano, de celebrar la mayoría de sesiones de este certamen desde su primera edición en 1975 hasta que cesó en su actividad. Dadas sus características, este espacio brindó categoría y prestigio al certamen cinematográfico.
Sucedían los años y a finales de los 80 el panorama cinematográfico había cambiado para mal. Los onubenses dejaron de abarrotar las salas, que perdieron la categoría de multitudinarias. Era momento de tomar un nuevo rumbo. Y el Emperador se transformó en un multicines, con menor capacidad, pero con la posibilidad de proyectar diferentes cintas en sus tres salas. Por aportar números, antes de convertirse en multicines, el Emperador tenía capacidad para 900 espectadores en el patio de butacas y para 252 en la primera planta; mientras que convertido en multicines, contaba con una sala de abajo para medio millar de cinéfilos y dos restantes de en torno a 120.
Fue un domingo 19 de septiembre de 2004 cuando el Emperador apagó sus luces para siempre. Aquel día Garfield, Mar Adentro, El rey Arturo, Spykids 3-D y They ocupaban la cartelera.
Isla Chica vivió gloriosas tardes de cine
Fueron Gabi, Fofó, Miliki y Fofito los primeros personajes en aparecer en la pantalla del cine Fantasio con la película Había una vez un 6 de enero de 1974. El espacio se convirtió en un potente dinamizador de la vida cultural en la barriada de Isla Chica, que sumaba un espacio por el que pasaban decenas de onubenses a diarios, lo que repercutía inevitablemente en la vida del barrio. Aunque principalmente fue un cine de reestrenos -las películas que se estrenaban en El Emperador pasaban después al cine Fantasio-, cabe destacar que en 1975 participó en el estreno simultáneo de King Kong, aquella obra en la que un gorila gigante atemorizaba a Nueva York. Otro dato curioso fue que presentó la película La Trastienda, cinta que contenía el primer desnudo integral del cine español.
Iría ganando competitividad con los años y con las modificaciones para habilitar tres salas, reabriéndose en diciembre de 1982 como multicines Fantasio con una cartelera compuesta por Dinero maldito, La gran juerga y Solo Dios lo sabe. Cinco años después llegaría una etapa de cierre que se prolongó durante cinco años, realizándose retoques arquitectónicos. Fue en el verano de 1992 cuando lo adquirió la misma empresa de los cines Emperador.
Si bien es cierto que nunca llegó a liderar el sector en Huelva, sí que lo es el hecho de que ofrecía proyecciones gourmet menos comerciales, además de muchas otras cintas icónicas como El sexto sentido o Titanic, un éxito al mantenerse varias semanas en cartelera. Asimismo, otra anécdota curiosa tiene como portagonista a la obra cinematográfica Amor Ciego, en cuya proyección la película cayó al suelo al salir ardiendo. Finalmente, como sucedería con el resto de salas, terminaría cerrando por escasa afluencia un 4 de julio de 2002, con Star Wars: Episodio 2 y Tardes de Gaudí en su cartelera.
La corta vida de los cines La Dehesa
Escasa vida tuvieron los multicines La Dehesa que, ubicados próximos a la estación de Damas -ahora hay varios negocios allí-, suponían toda una revolución con 1.400 butacas repartidas en ocho salas. Fue el verano de 2001 el momento de apertura de este multicines, que en su primer día ofreció Operación Swordish, Pokémon 3, Amor, curiosidad, prozac y dudas, La sucia historia de Joe Guarro, Tuno negro, Sinvergüenza, Las Seductoras, Tomb Raider y Evolution. Lo que parecía que podía ser un éxito fue truncado solo cinco años después, dado que antes del verano de 2006 apagó sus proyectores.
A la fecha actual el ritual de sentarse frente a una pantalla grande en Huelva solo tiene cabida en el centro comercial Holea. La historia del cine en la ciudad, como también hicieron las luces de celuloide, fue apagándose en cuestión de apenas dos décadas, aunque aún reside en la memoria colectiva aquellas noches mágicas en las que se podía soñar por unas cuantas pesetas.
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