VIII Campamento TDAH

La diversión tiene forma de aprendizaje en el Andévalo

  • 42 niños con TDAH disfrutan de una semana de convivencia en Santa Bárbara a través de una experiencia que se alza como una de las más especiales del verano

Participantes del campamento en Andévalo Aventura.

Participantes del campamento en Andévalo Aventura. / H.I. (Santa Bárbara)

En continuo aprendizaje. El VIII Campamento TDAH Huelva se presenta en la provincia como una de las iniciativas más interesantes durante la época estival. En esta ocasión, este campamento se ha desempeñado del 29 de julio al 4 de agosto en Andévalo Aventura, situado en Santa Bárbara de Casa, y con la colaboración de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y la Federación Andaluza de Asociaciones de Ayuda al TDAH (FAHYDA). El proyecto, lejos de ser uno más de esta época, encierra unos valores muy especiales y por los que se debe luchar para continuar con ello.

El Transtorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un transtorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad o impulsividad y que se encuentra presente entre un 5% o 7% de los niños. En este sentido, la aparición de esta problemática en un menor resulta una complicación entre las familias, ya que los pequeños requieren una gran atención por parte de sus padres y su entorno. Además, debido a la llegada del verano su adaptación puede llegar a ser más complicada por el cambio de rutina, por lo que iniciativas como esta son todo un impulso a su salud, su energía y su ánimo.

Durante una semana, 42 niños y niñas han estado presentes en Andévalo Aventura para llevar a cabo un campamento muy especial debido a distintos aspectos. El principal es que junto a ellos han estado dos psicólogas y un total de 14 voluntarios que les han ayudado en todo momento en el desarrollo de los juegos y también en cuanto a las diversas actividades como la construcción de vehículos, equitación, kayak, rappel o raid acuático. Además, junto a los pequeños también se encontraban otros que no padecen TDAH, lo que les ayuda en la convivencia y también en sus aspectos sociales. Además, y como una de las mejores iniciativas, la atención y orientación por parte de los profesionales es emitida a los terapeutas de cada niño de forma individualizada para poder ayudarlos en la mejora de sus habilidades.

Este campamento es una opción imperdible para el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones de Ayuda al TDAH, Juan Ángel Quirós, que señala que “de los ocho años que llevamos haciéndolo, este es el quinto en Andévalo Aventura porque las personas que trabajan allí son muy comprometidas y tienen una actitud ejemplar, ya que nos tratan con un cariño excelente en todo momento”.

Los profesionales que llevan a cabo esta labor siguen un protocolo de actuación en el que cada psicóloga atiende a 21 niños, mientras que cada voluntario se responsabiliza de tres. Así, y según explica Quirós, “están pendientes en todo momento y anotan todas las indicencias cada día”, ya que posteriormente, son los padres quienes llaman en horario de tarde para obtener información acerca de la jornada que ha vivido cada uno de sus hijos ya que no todos son de Huelva, sino que vienen de distintas ciudades de Andalucía. Para el presidente de FAHYDA, el hecho de que el campamento incluya a niños sin TDAH es una cuestión muy importante porque “se produce una gran interacción entre ellos y los mezclamos en las habitaciones, así la carga de responsabilidad es menor para quienes tienen el trastorno y son los demás los que ayudan de la mejor forma posible, ya que son un refuerzo”.

Después de ocho años, Juan Ángel Quirós comenta que cada edición es más fácil a la hora de organizarla porque saben cuáles son las necesidades de los pequeños. Por ello, apunta que “trabajamos para que pierdan los miedos en cada una de las actividades, pero nos sorprende mucho el hecho de que suelen participar en todo sin inconveniente, lo que demuestra su valentía, sobretodo con la escalada o la canoa que les hacen disfrutar muchísimo”.

A modo de balance, Quirós afirma que pese a creer que lo tienen todo controlado “cada año surgen nuevas cuestiones que también hacen que los profesionales aprendamos” y apunta que “es muy grato ver la madurez que tienen los profesionales y voluntarios, ya que pese a que hemos tenido incorporaciones, todos aprenden muy bien a cuidar de los niños y a atenderles”.

Desde hace cinco años, este proyecto está sufragado en parte por una subvención de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, sin embargo, Quirós muestra su preocupación porque “a fecha de hoy no ha salido ninguna convocatoria y no sabemos si disponemos de la subvención, lo cual es muy importante porque sin ella no podemos hacer este proyecto, ya que sin la ayuda económica de la administración es imposible debido a la cantidad de profesionales y el material con el que contamos en cada edición”.

Como muestran los padres y madres y los propios participantes de este campamento de verano, el apoyo de las psicólogas y los voluntarios es esencial. Su labor ayuda a los terapeutas de cada niño para continuar con su aprendizaje, pero además, les tienden una mano durante toda la semana para que afronten sus miedos y disfruten junto a los demás.

Una de estas profesionales es Patricia Castilla, a quien su labor como profesional de la Psicología la acerca a los pequeños que padecen TDAH a través de la Asociación Aire Libre de Huelva. Por sus años de experiencia en este transtorno y gracias a periodo como voluntaria en el campamento, explica que “trabajamos especialmente a través de una línea conductual en la que redactamos en primer lugar la rutina de los niños y reflexionamos sobre ello con los tutores, que se encargan de su supervisión”.

Asimismo, el proyecto tiene unos objetivos cada año, como desarrollar las habilidades sociales y su conducta en autonomía para que sean capaces de valerse por sí solos a la hora de comer o incluso ducharse.

Con respecto a las tareas en el ámbito psicológico, Patricia Castilla comenta que la importancia de que estén junto a los niños es máxima porque “a veces confundimos conductas entre los pequeños y aportamos sensibilidad y visión a los síntomas para que se traten y diferenciar cómo debemos tratarlos”. Además, tanto Patricia como su compañera atienden conflictos de carácter más grave, especialmente de expresión emocional dentro de la frustración. Así, la experta indica que “de alguna forma, somos la guía para que los voluntarios comprendan cómo hay que tratar a un niño con TDAH”.

Ya de forma personal, Patricia Castilla señala que “para mí esta es una de las mayores experiencias en el ámbito profesional porque vivo con intensidad el contacto con estos niños y cada año aprendo algo nuevo, por lo que fomenta el hecho de que me siga formando en cada edición y es una experiencia culmen”.

A veces siete días son suficientes. Suficientes para aprender, para crecer y para coger impulso ante la rutina que vuelve en septiembre. A veces las emociones, en su justa medida, son más que necesarias para los niños. Especialmente para unos valientes que cada mañana se esfuerzan por hacerlo mejor y para los que el Andévalo es toda una cura.

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