condecoración

Un hombre con hambre de justicia

  • El Consejo General de la Abogacía Española impone al decano de los juristas onubenses, Juan José Domínguez, la Gran Cruz al Mérito en el Servicio de la Abogacía en un emotivo acto

Está a 24 días de soplar 86 velas pero sigue con la misma energía arrolladora de siempre, la que lo ha llevado a ejercer la abogacía desde hace más de 60 años con el máximo rigor y una sensibilidad especial que fue ayer objeto de un aluvión de elogios del respetable durante el acto en el que se le impuso la Gran Cruz al Mérito en el Servicio a la Abogacía. Hablamos de Juan José Domínguez, el decano del Colegio de Abogados de Huelva, al que el vicedecano del órgano colegial, Fernando Vergel, definió como "un personaje sin ambages y único".

Domínguez tiene ya el cuerpo hecho a tanta distinción: ha recibido, entre otros, la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort o la Medalla de Huelva. Pero esta condecoración tiene un sabor especial para él, que se mostró ayer emocionado cuando la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega, le imponía la banda color carmín y la Gran Cruz al Mérito en el Servicio a la Abogacía entre los aplausos de un salón de actos del Colegio lleno hasta la bandera, con presencia de magistrados, fiscales y letrados, muchos decanos de otros colegios andaluces.

Siempre pienso que todavía puedo interesar a la gente que me oye"

También estuvieron presentes en el acto, entre otros, el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, el delegado del Gobierno de la Junta en la provincia, Francisco José Romero , el decano de los jueces de Huelva, José Manuel Borrero, la subdelegada del Gobierno en Huelva, Asunción Grávalos, la secretaria coordinadora de los letrados de la Administración de Justicia, Aurora Marín, el fiscal jefe de Huelva, Luis Fernández Arévalo, y el presidente de la Audiencia Provincial, Antonio Pontón.

La propia Ortega indicó que la ceremonia de ayer había que entenderla como una "celebración emotiva y sincera, un día de fiesta para la abogacía onubense, pero también para la española".

Con un discurso improvisado plagado del buen humor que caracteriza la personalidad de Domínguez, éste agradeció la Medalla y señaló que "siempre pienso que todavía puedo interesar a la gente que me oye". Recordó aquellos inicios de su carrera profesional, cuando trabajó como pasante de Antonio Segovia, "quien me enseñó a ser abogado".

El decano de los letrados onubenses no piensa retirarse. De eso nada. Seguirá ejerciendo la profesión mientras le queden fuerzas para ello. Así lo subrayó el vicedecano del Colegio de Abogados de Huelva, Fernando Vergel, encargado de hacer la laudatio del homenajeado y sobre el que Domínguez se preguntó "cómo puede saber tanto de mi vida, dios mío", arrancando la risa del patio de butacas.

Vergel lo describió como "un genio de la abogacía: aprender de él era, es y sigue siendo tan factible como recomendable". Narró cómo el galardonado es el único jurista "que huía delante de los clientes en vez de correr detrás de ellos". El público rió a carcajadas de nuevo cuando pudo visualizar, a través de su relato, cómo "para ir de su despacho en El Punto al Palacio de Justicia elegía el camino de la zona aledaña a la vía férrea para eludir a su multitudinaria clientela que quería trincarlo".

Juan José Domínguez se introdujo en el Colegio de Abogados de la mano del otrora decano, Juan Moreno. "Y fue tesorero, menos mal que el presupuesto de las arcas era de 17 pesetas", apostilló Vergel. Han pasado más de 20 años de aquello. Y en todo el tiempo en que ha ejercido la profesión "ha mantenido una constante rectitud y a día de hoy sigue teniendo hambre y sed de Justicia".

Ha sido promotor del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, pregonero de la Semana Santa capitalina o del Patrón, San Sebastián, además de directivo del Recre. Al hilo de ello, el presidente del Consejo Andaluz de Colegio de Abogados, José Pozo, indicó que Huelva "tiene dos decanos, el del fútbol español y el decano de los decanos de la abogacía española, que además lo es por partida doble, por edad y por tiempo de ejercicio".

José Pozo lo definió como "un ser superior" y bromeó con su alergia a todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías: "Tenemos un grupo de Whatsapp y es capaz de mandar un mensaje de voz sin voz". Por último, destacó que la Cruz es "una deuda que la abogacía tenía con Juan José Domínguez, si alguien se la merece en España es él".

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