Angustia entre las mujeres con cáncer de mama en Huelva por los errores en el cribado: "¿Nadie se acordó de llamarme en seis meses?"

Varias mujeres onubenses relatan cómo meses de espera tras sus revisiones retrasaron el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama, provocando angustia y complicaciones evitables

Blanca Belzunce, una de las pacientes afectadas por un diagnóstico tardío de cáncer de mama.
Blanca Belzunce, una de las pacientes afectadas por un diagnóstico tardío de cáncer de mama. / M. G.

"Desde 2022 a 2024 estuve dando vueltas por el centro de salud y el hospital para dar la voz de alarma por un quiste de seis centímetros en mi mama izquierda", recuerda Blanca Belzunce, vecina de Villablanca que denuncia no haber sido informada a tiempo de que padecía cáncer. "Me sometí a cuatro mamografías en dos años, pero el seguimiento fue nulo", cuenta a este periódico la paciente, que considera ser una de las onubenses perjudicadas por los errores en el programa de detección precoz del cáncer de mama del Servicio Andaluz de Salud, un hecho que fue puesto sobre la mesa a raíz de las denuncias públicas de algunas mujeres.

Blanca presentaba un historial quístico complejo, con presencia de quistes desde 2017 y continuos seguimientos por ello, según cuenta a esta Redacción. Fue en 2021 cuando tuvo que ser intervenida para "que me extirparan uno en la mama izquierda", recuerda, aunque añade que, "pocos meses después volvió a aparecer un quiste en el mismo sitio". Es entonces cuando esta paciente se somete, según dice, "a cuatro mamografías, pero no sabía nada, se suponía que no había peligro". No obstante, prosigue, "tenía un pálpito de que algo no iba bien, por mis antecedentes y, sobre todo, porque sobresalía del pecho al llegar a alcanzar los seis centímetros".

Esta vecina de Villablanca recuerda "unos meses muy duros dando vueltas de un sitio a otro para pedir una cita y resultados concretos de las mamografías". Y todo pareció acelerarse "cuando en agosto de 2024 puse una reclamación en el centro de salud de mi localidad porque nadie me llamaba y el quiste era muy llamativo". A raíz de ello, explica, "me llaman desde Cirugía" y no tuvo que verlo muy claro el cirujano porque me "pidió una cita urgente en el Juan Ramón Jiménez para más pruebas".

Un cribado de cáncer de mama en el SAS.
Un cribado de cáncer de mama en el SAS. / M. G.

"Ahí comenzó la pesadilla", recuerda Blanca, quien describe horas y días agónicos en aquel septiembre de 2024 en los que tuvo que someterse a "ecografías, mamografías y resonancia". "Y en octubre me cae el jarro de agua fría: tenía cáncer", sostiene esta paciente onubense. Su mente y su cuerpo estaban enfocados en la mastectomía y en el tratamiento, "pero no podía quitarme de la cabeza haber estado tanto tiempo con el tumor" porque, asegura, "el cáncer estaba ahí desde mucho antes".

Afortunadamente, sin obviar la dureza de un proceso que, no exento de dolor, contempló mastectomía, quimioterapia y radioterapia, "todo ha salido bien", aunque "sigo a la espera de la reconstrucción de la mama". En este sentido, señala que "terminé mi tratamiento el 30 de abril y aún no tengo ni cita para las primeras pruebas. No es lo más importante ahora, después de todo lo que he pasado, pero no entiendo tanta demora", finaliza.

"Me había olvidado del tema porque pasaron cinco meses"

Blanca tiene mucho en común con N. E. R. Ambas mujeres, según cuentan a este periódico, se conocieron durante sus respectivas operaciones de cáncer de mama y entablaron desde entonces una entrañable amistad. Compartiendo testimonios, las dos pacientes fueron conocedoras de que sufrieron "procesos de agonía" muy similares, en tanto que fueron diagnosticadas de cáncer de mama "muchos meses después de la última mamografía", coinciden.

"Yo me había olvidado completamente del tema", recuerda N. E. R., quien entiende "ser una de las afectadas por estos errores porque me hice mi revisión como cualquier mujer en edad de prevención en noviembre de 2023 y no fue hasta la primavera de 2024 cuando me volvieron a llamar". Al respecto, comenta que, "siempre dicen que si pasa un mes y no te llaman, es que está todo bien, por lo que enterarse cinco o seis meses después de que tienes cáncer es horrible". "No entiendo cómo no pudieron avisarme antes", clama.

Una denuncia que toma más fuerza en casos como los de N. E. R., a quien le comunicaron que tenía "cáncer de mama triple negativo en grado 2, a punto de entrar en metástasis". "Uno de los más complejos y peligrosos", pone de manifiesto esta vecina onubense, quien tuvo que empezar quimioterapia en mayo -un mes después de su diagnóstico-. "Terminé en octubre, me operé en noviembre y, seguidamente, inicié sesiones de radioterapia hasta que me dieron el alta", resume esta paciente, incapaz de esconder la angustia que le provocó lo que estaba viviendo: "no deseo a nadie lo que me pasó, es muy triste enterarse de que tienes cáncer cuando incluso ya te habías olvidado de la última mamografía".

"¿Nadie se acordó de mí?"

La historia de A. G. D., vecina de Gibraleón, es muy similar. "Siempre me dijeron que si te mandan rápido la carta tras la mamografía es malo y, si no, que podría estar tranquila", apunta, al tiempo que recuerda "haber conversado con mis amigas y que me dijesen que no tenía que preocuparme si habían pasado tantos meses sin recibir ninguna notificación".

Pese a que no lo sabían, estaban equivocadas. "Me hice la mamografía a principios de diciembre y no fue hasta finales de mayo cuando me llaman para otra mamografía en el hospital Virgen de la Cinta. Ahí supe que algo no iba bien, cosa que terminé confirmando", cuenta esta paciente. "Me dijeron que tenía un bulto, que terminó siendo un tumor", recuerda.

"¡Medio año sin que nadie me llamase!", exclama A. G. D., que reconoce "haber llorado mucho de impotencia porque no entendía cómo nadie se había preocupado de llamarme". De hecho, explica a este diario, "fui a mi médico de cabecera y, según me dijo que aparecía en sus informes, era algo que se veía desde el 19 de diciembre". "¿Nadie se acordó de mí?", se pregunta, mientras sentencia: "no se puede jugar así con la salud de las personas".

Retoma su historia A. G. D. visiblemente emocionada y, entre lágrimas, recuerda que "casi perdí la cabeza pensando que durante seis meses creía que todo iba bien y, sin embargo, tenía cáncer". Un "calvario", como ella misma lo define, que también sufrió durante la intervención para eliminar el nódulo porque "me iban a citar, supuestamente, y tuve que ir a reclamar en hasta dos ocasiones al hospital porque pasaba el tiempo y nada". Finalmente, fue operada en agosto, aunque se daba la circunstancia de que "ese día me planté en el hospital sin que nunca hubiese hablado con un médico en persona. No sabía realmente ni qué me iban a hacer", critica.

Las historias de estas tres pacientes onubenses que se han puesto en contacto con este periódico reflejan los testimonios de personas cuyas señales de alerta fueron ignoradas; y coinciden todas en afirmar que quieren dar voz a sus casos porque "detrás de estos errores hay vidas y no merecemos esta sensación de miedo al diagnóstico tardío".

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