La historia del cantaor jerezano Manuel Torre y cómo conoció los estilos de fandango de Huelva
Historias del Fandango
Al cantaor jerezano Manuel Torre, como a Chacón y Niña de los Peines, no le gustaba el fandango, pero conoció los estilos de Huelva y grabó un par de discos con sus variantes
Historias del fandango: Un siglo de fandangos

Huelva/Como a los otros dos cantaores más grandes del primer tercio del siglo XX (don Antonio Chacón y la Niña de los Peines), a Manuel Torre tampoco le gustaba el fandango. Bien es verdad que el fandango nuevo, el que nació flamenco en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, era un cante aún en construcción al que se consideraba tributario del folclórico y localizado en una provincia, Huelva, de la que emanaba escasa información a los lugares habituales del flamenco; a ese fandango nuevo había que buscarlo en geografías y pueblos, como Alosno, alejados de los centros donde habitaba el flamenco a donde no había llegado aún la búsqueda informativa. Ni siquiera el Concurso de Granada de 1922 lo contempló como un palo admisible dentro del flamenco.
No le gustaba el fandango
Manuel Soto Leyton, Manuel Torre para el cante (Jerez, 1878 – Sevilla, 1933), fue el cantaor de la esencia jonda, el representante máximo del cante grande, como lo llaman los gitanos, por encima incluso de Antonio Chacón en ciertos palos. Pero no inferiremos de esto que no cantara fandangos porque se dedicó sólo a cantar la pureza jonda según el canon de la época (seguiriyas gitanas, polos, martinetes, soleares): entre el medio centenar de grabaciones que hizo, desde sus primeros discos de 1908 y 1912 hasta los de 1928, encontramos peteneras, farrucas, zambras, tarantas y rondeñas, que poco tenían que ver con los criterios al uso de la jondura. Él vivió la mayor parte de su vida profesional en la época en que el fandango se hizo el amo de los escenarios, imperando los espectáculos de ópera flamenca y los artistas que los sirvieron.

Que a Manuel Torre no le interesó el fandango se hace evidente en dos hechos: uno, que los que grabó fueron por encargo de la discográfica, porque el fandango era el cante mejor valorado para el negocio de vender discos entonces; y dos, que, al contrario de otros cantaores, no tuvo interés en crear un estilo personal, como hicieron muchos en aquella época.
El testimonio de Fernando el de Triana
La revista Crónica publicó tras la muerte de Manuel Torre, en 1933, una entrevista con Fernando el de Triana que el periodista Manuel Alarcón Díaz fue expresamente a hacerle a su casa de Camas. Hablaron del finado en profundidad, recordando su vida. En un momento, Alarcón le pregunta por la relación de Torre con el fandango [1].

Todo parece indicar que Fernando se confunde y recuerda otra letra, que era de José Cepero, cuando se iba a referir a la de La Parrala; la que cantó y grabó Torre fue esta:
Me fui al nío y la cogí
Y una paloma blanca yo te traigo
Que fui al nío y la cogí
Dejé a la madre llorando
Como yo lloré por ti
Y la solté y salió volando.
El fandango de Dolores la Parrala
La relación de Manuel Torre con ese fandango tiene su historia. Según contó Miguel El Bengala en un capítulo de la serie Rito y geografía del cante, de TVE, este fandango lo escuchó el cantaor jerezano en una fiesta en Huelva a la que fue invitado por José Pérez de Guzmán; allí lo cantó El Comía, le gustó a Torre y lo adaptó a su manera de cantarlo, grabándolo en 1928 con la guitarra de Miguel Borrull (que, por cierto, lo hizo acompañando con soniquete abandolao).
Los jerezanos siguen adjudicándoselo a Manuel Torre, pero en rigor hay que decir que lo que hace el cantaor jerezano es versionarlo. Este fandango es, en realidad, de Dolores la Parrala, porque ella fue quien transformó, adaptándolo al aire y el compás de Huelva, un fandango abandolao malagueño de la zona de Vélez-Málaga, de los tiempos de Juan Breva.
En los años finales de la década de los veinte del siglo pasado grabaron el fandango de la moguereña hasta nueve artistas (Tomás Pavón en 1927; Manuel Torre, El Carbonerillo, Paco Mazaco, Manuel Vallejo y Niño de Cabra en 1929; Manolo Caracol en 1930 y, por lo que respecta a los cantores de Huelva, Niño Isidro en 1928, Antonio Rengel en 1929 y Pepe la Nora en 1930).
Parece ser que las primeras veces que La Parrala cantó ese fandango en Huelva fue a finales de los años setenta y principios de la década de los ochenta del siglo XIX, actuando en los cafés cantantes de la capital con Silverio Franconetti. Y quien lo cantó profusamente después, según Yerga Lancharro, fue su discípulo Antonio Silva el Portugués, que lo enseñaría al joven Antonio Rengel.
Lomo por gazpachuelo
Hay una anécdota que recuerda Ramón Soler de un aficionado malagueño, Rafael Doña, que cuando niño fue testigo en Vélez de una actuación de Manuel Torre, en 1929, en la que un espectador le pidió que cantara fandangos y le dio una respuesta de las suyas, aunque finalmente los cantó [2].

(Continuará).
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