Huelva

“La herencia es para mi gato” y otras anécdotas de notarios en Huelva

  • Javier Ronda y Marián Campra publican ‘Notario de guardia’, una recopilación de más de 200 curiosos sucesos vividos por el gremio

  • La notaria de Ayamonte Mercedes Álvarez cuenta sus experiencias a este diario

Ilustración de Pachi, para el libro ‘Notario de guardia’

Ilustración de Pachi, para el libro ‘Notario de guardia’ / M.G. (Huelva)

La pareja de periodistas conformada por Javier Ronda y Marián Campra ha recopilado más de 200 anécdotas ocurridas en más de un centenar de notarías de todo el país en el libro Notario de guardia, ilustrado por una decena de viñetas del dibujante Pachi y en el que se invita al lector a emprender un divertido itinerario por los singulares sucesos de los que da fe el gremio.

Son los propios notarios quienes cuentan las peripecias vividas. Y entre los entrevistados se incluyen algunos onubenses. Como homenaje a la obra y a los notarios, Huelva Información ha hecho el mismo recorrido que Ronda y Campra, entrevistando a la notaria de Ayamonte Mercedes Álvarez, quien atesora más de 29 años de experiencia que dan para mucho que contar.

Dice que con el paso de los decenios la profesión ha cambiado mucho, y la percepción que el público tiene del notario también. "La relación con la gente es de mucha cercanía, ese tópico de la imagen del notario como una persona muy lejana y seria queda lejos".

Javier ronda y Marián Campra, autores de 'Notario de guardia'. Javier ronda y Marián Campra, autores de 'Notario de guardia'.

Javier ronda y Marián Campra, autores de 'Notario de guardia'. / H. Información

Lo dice la primera mujer que ejerció como notaria en Santa Olalla del Cala, allá por los 80. "La gente iba preguntándome por mi marido. Me mosqueaba, yo era jovencita pero en la puerta estaba la placa con mi nombre; afortunadamente han cambiado los tiempos".

En la localidad serrana también vivió una situación muy particular. "Me ha ocurrido que estaba un cura dando la extremaunción y la familia casi echando al cura para que yo hiciera testamento y el señor, obviamente, pues no estaba en condiciones en absoluto de hacer testamento".

Desde 2015 los notarios pueden casar, y esos son los momentos más entrañables para Mercedes Álvarez. "Es precioso ver a las personas con una ilusión enorme casándose y me ha pasado que me han pedido hacerse una foto conmigo; tener el gesto tan bonito de ponerte a ti entre los contrayentes, por simbolizar un poco la trascendencia que le dan a la función del notario, es entrañable".

Entre los recuerdos más divertidos, la notaria de Ayamonte destaca uno que la emplaza al lunes en que la Hermandad del Rocío de la localidad parte al encuentro con la Blanca Paloma. "Tempranísimo aparece en la notaría una pareja, ya mayor, ella vestida de flamenco y él de corto, con todo el ruido de las carretas de fondo, y los dos corriendo porque tenían que firmar una operación con el banco", narra. "Corre, corre que se van las carretas para El Rocío", le decían. "Son unos señores que ya fallecieron y lo recuerdo como algo entrañable, allí vestidos con la ilusión del Rocío".

Las curiosidades que se evidencian en las notarías son incontables. Álvarez explica que a día de hoy "un animal no puede heredar porque no tiene personalidad jurídica y no puede ser sujeto de derecho". Pero hay quien se empeña en dejarle la herencia a su querida mascota, "no es nada extraño, sobre todo con perros y gatos".

A ella le sucedió "con un señor que quería dejarle toda la herencia a su gato, y por mucho que le intentaba explicar que no era posible, me decía que la herencia era para su gato". Le costó convencerlo de lo contrario. Cuando lo hizo, "me dice muy serio: Bueno, pues si el gato no puede heredar, quiero poner en mi testamento que cuando yo fallezca, que a mi gato le hagan la eutanasia". La notaria se quedó patidifusa. "Después de mucha conversación con el señor conseguí que se fuera a una protectora de animales para gestionarlo".

La conciencia social, que es "cada vez mayor", según la experiencia de esta profesional, también hace acto de presencia en las disposiciones testamentales. "Es significativo que personas que tienen parientes cercanos que han fallecido por una enfermedad como el cáncer, después tengan mucha conciencia para hacer el testamento; quizá no para dejar todo su patrimonio a una asociación, pero sí una parte importante puede ir destinada a la Asociación Española contra el Cáncer o a colectivos similares, como asociaciones de protección de personas discapacitadas".

De todos es sabido que el reparto de las herencias puede provocar tensiones entre los familiares del difunto. Y aquí también hay de todo. Explica Álvarez que "quizá hay un poco la idea, porque lo vemos en las películas americanas, de que cuando una persona fallece los herederos no saben acerca de sus disposiciones testamentarias, se va al notario y, en un acto solemne, este abre el testamento y lo lee, deparándoles sorpresas". Pero no es así el sistema que se sigue en España, apunta.

"Aquí normalmente los herederos ya tienen conocimiento del contenido del testamento antes de reunirse con el notario para hacer la partición de la herencia". Pero eso no libra a notarios como Mercedes de toparse con alguna que otra cara de póker.

Portada del libro 'Notario de Guardia', de Marián Campra y Javier Ronda. Portada del libro 'Notario de Guardia', de Marián Campra y Javier Ronda.

Portada del libro 'Notario de Guardia', de Marián Campra y Javier Ronda. / H. Información

"Ves quizás más conflictos, malas caras de vez en cuando, incomodidades entre las partes porque no esperaban que el testamento fuera de una forma determinada, o porque no se ponen de acuerdo en la partición, pero normalmente esa situación la han vivido ya previamente, no tanto in situ" en el acto de la notaría.

También ha observado en sus años de experiencia a "personas a las que admiras por su gran capacidad de conciliar y llegar a acuerdos, mientras que otras se aferran a algo que a ti te parece nimio, aunque que igual para ellos tiene muchísimo valor, aunque sea meramente sentimental". En este sentido, la notaria indica que "pueden aferrarse a algo tan ridículo como una taza de café, y dicen que si la taza no es para ellos, no firman; o se disputan tal figurita del mueble".

Otro asunto destacable que se suma al anecdotario de Álvarez sucede "con los portugueses, que es muy frecuente que lleguen tarde a las firmas". En el país vecino es una hora menos, así que "tenemos la precaución de decir que la cita es a tal hora española, o portuguesa. Hay que aclararlo siempre porque pueden llegar con la notaría cerrada".

Con mimbres como estos han trabajado durante dos años los periodistas Marián Campra y Javier Ronda para elaborar su Notario de guardia. Este último indica a este diario que tras un duro trabajo de recopilación, "lo hemos finalizado en plena pandemia, en el primer confinamiento".

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