Cinco generaciones de mujeres

El nacimiento de Adriana convierte a Aurora Díaz en tatarabuela

Aurora, con Adriana en brazos. A la izquierda, Ana María. Detrás del sillón, María Dolores. A la derecha, Desiré.
Raquel Rendón Huelva

30 de octubre 2013 - 01:00

Contemplar cómo cinco generaciones de mujeres de la misma familia comparten espacio y tiempo es, para cualquier espectador con sensibilidad, emocionante. Y lo es no sólo por la alegría que brota en el alma de los que dan la bienvenida a su estirpe a un bebé, sino por el brillo especial en los ojos de Aurora Díaz, que a sus 93 años se convirtió el 19 de septiembre en la "orgullosísima" tatarabuela de la pequeña Adriana; por la sonrisa amplia de la recién estrenada bisabuela, María Dolores Quintero (68 años); por la "caída de baba" irrefrenable de la abuela, Ana María Torres (46 años); y por la dulzura que se desliza por los brazos que la sostienen de su madre, la joven Desiré Brito (25 años).

Afirma Aurora Díaz que nunca pensó que llegaría a conocer a la primera de sus tataranietos. Ahora pide "a Dios mucha salud para verla crecer". Pero precisamente es eso lo que no le falta. A sólo siete años de la centena, la onubense tiene una salud de hierro, algo que no es casual. Afirma que para llegar a los 93 en plena forma el secreto está en "comer un pero todas las noches para cenar" y en obligarse a hacer algo de ejercicio: "Subo todos los días cuatro pisos de escaleras, tenga ganas o no, para mantenerme bien".

María Dolores Quintero disfruta a lo grande de su bisnieta. Ella es madre de cuatro hijos y de ocho nietos, entre ellos la madre de Adriana. Reconoce que el papel de bisabuela es distinto al de la abuela. "Tengo menos responsabilidades, pocas obligaciones, y mucho que llevarme de bueno de mi niña". Le resulta más complicado hacerse a la idea de que, algún día, como su suegra Aurora, pueda llegar a ser tatarabuela. "Empezaré a comerme un perito todas las noches, a ver si llego", bromea.

A Ana María Torres, la flamante abuela materna de la pequeña Adriana, le encanta pasar las horas junto a las dos niñas de sus ojos. El único reproche que tiene para su hija es que "se la lleva a todos lados y me la deja menos tiempo del que yo quisiera". No obstante, "estamos casi siempre juntas y muy unidas".

Desiré Brito es la madre de Adriana. Ella, curiosamente, también fue tataranieta por parte de su padre y de su madre y está "orgullosa de que mi niña también lo sea". Poderle presentar a Aurora a su chiquitina es "emocionante, algo muy grande".

Son cinco generaciones de mujeres, cinco corazones que laten fuerte para quererse y ayudarse cada día, para contarse historias de otros tiempos que pronto empezará a entender Adriana. Pasado y futuro, conviviendo en el presente.

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