Gálamos: el arte de ser libre sobre un escenario

Trinchera Sonora

La banda liderada por Rocío Gálamo reivindica el directo como un territorio de libertad, espectáculo y conexión real con el público

Rocío Gálamo durante la interpretación de una canción.
Rocío Gálamo durante la interpretación de una canción. / Lucía Salguero

Libertad es una palabra enorme, tan manoseada como necesaria. Se invoca para casi todo, pero pocas veces se practica de verdad. Ser libre no es hacer lo que uno quiere sin más: es atreverse a mostrarse tal como uno es, asumir el riesgo de no gustar, de incomodar, de salirse del carril marcado. En la música —y especialmente en el directo— la libertad es un acto de valentía. Es subir a un escenario sin corsés, sin miedo al error, con la convicción de que entretener también puede ser un ejercicio de inteligencia y de verdad. Ahí es donde habita el universo de Gálamos.

Gálamos no es solo una banda de pop-rock. Es una actitud. Un espacio de juego. Un proyecto que entiende el escenario como un territorio vivo, donde la improvisación, la conexión con el público e incluso el humor no son un adorno, sino parte esencial del lenguaje. Nacido en septiembre de 2023, el grupo surge con una ambición tan clara como honesta: apuntar alto, sin perder el disfrute, y construir una identidad propia que los distinga dentro de la escena onubense.

Concierto de Gálamos en el Huelva Rock.
Concierto de Gálamos en el Huelva Rock. / Lucía Salguero

Al frente está Rocío Gálamo, una artista con un recorrido sólido que decidió dar un paso valiente: llevar su cancionero en solitario al terreno del rock y compartirlo con una banda que multiplicara su energía. Tras sus trabajos en solitario —Instantáneas (2017), CienciaFricción (2021) y el proyecto Posmodernismo— Rocío entendió que sus canciones pedían cuerpo, músculo y electricidad. Gálamos es la respuesta a esa intuición. Canciones que nacieron en otros formatos, pero que aquí se reinterpretan con otra energía. No se trata de maquillar el pasado, sino de releerlo desde otro lugar.

La formación actual la completan Miguel Montaner a la guitarra, Paco Beltrán al bajo y Sergio Carrasco ‘Tiza’ a la batería. Músicos que no buscan el lucimiento individual, sino el equilibrio colectivo. En directo, la banda funciona con precisión, pero también con flexibilidad: hay espacio para la sorpresa, para el guiño inesperado. Y eso se agradece. Porque cuando una banda se divierte, el público lo percibe al instante.

En 2024 grabaron un EP de cuatro temas —Que se jodan los poetas, Tártaro, Insert coin y Cobre— que ya anticipa muchas de las claves del proyecto: letras con personalidad, arreglos más rockeros y una clara voluntad de no repetirse. A ese material se suman los próximos videoclips Lunática y muy fiera y En mi red, que verán la luz ya en 2026 y que marcarán el inicio de una nueva etapa visual y creativa para la banda.

Un momento de un espectáculo ofrecido por la banda.
Un momento de un espectáculo ofrecido por la banda. / Lucía Salguero

Pero si hay algo que define a Gálamos es su manera de entender el directo como un acto de libertad compartida. La banda no se limita a interpretar canciones: las vive, las estira, las transforma. Hay humor, hay teatralidad, hay una constante invitación al juego. La bandana roja que todos lucen sobre el escenario, los patitos de goma lanzados al público, el trombón que Rocío incorpora en algunos temas… pequeños gestos que funcionan como sellos de identidad y que refuerzan la idea de que el espectáculo también es un lugar para la imaginación. Esa voluntad de romper la cuarta pared forma parte esencial del ADN del grupo.

La personalidad arrolladora de Rocío actúa como motor del proyecto, pero nunca eclipsa al resto. Su presencia escénica es natural, sin imposturas, y su capacidad para comunicarse con el público convierte cada concierto en una experiencia cercana y cómplice. No hay distancias innecesarias: hay verdad, desparpajo y una energía contagiosa que atraviesa la sala.

Integrantes de Gálamos.
Integrantes de Gálamos. / Lucía Salguero

Gálamos es una banda necesaria porque aporta algo distinto sin necesidad de levantar la voz más de la cuenta. En una escena donde a veces cuesta encontrar propuestas que apuesten sin complejos por el entretenimiento inteligente, la personalidad y el riesgo, Gálamos aparece como una bocanada de aire fresco. Una banda que entiende la música como un espacio de libertad, donde caben el rock, la risa, la emoción y la sorpresa, y donde el artista se ofrece tal como es para hacer felices a los demás.

Porque cuando un grupo se atreve a jugar de verdad, a improvisar sin miedo y a mostrarse tal como es, lo que ocurre sobre el escenario deja de ser solo un concierto para convertirse en algo mucho más vivo. Y ahí, justo ahí, es donde Gálamos encuentra su sitio.

Esto no ha hecho más que empezar. La banda sigue trabajando en nuevas canciones, afinando un estilo cada vez más reconocible y construyendo, paso a paso, un proyecto que no se parece a ningún otro. Y eso, en tiempos de fórmulas repetidas, es ya una victoria.

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