Los flamencos regresan a las marismas
El Parque Natural de Isla Cristina recibe cada año multitud de aves zancudas como espátulas o garzasl fauna Las Marismas de Isla Cristina, un espacio de 2.145 hectáreas, fue declarado Parque Natural hace 20 años y en él se encuentra una gran variedad de fauna.
De espectáculo se puede considerar la estampa que desde hace días está protagonizando una bandada de flamencos que frecuenta las marismas enclavadas en el Paraje Natural Marismas de Isla Cristina, convirtiéndose en objetivo de cámaras tanto de quienes practican esta afición ornitológica como de los que van de paso, que no dudan en aparcar el coche y disfrutar desde el observatorio, que hace varios años gestionó el área de Desarrollo Local del Ayuntamiento isleño.
La imagen de las marismas, entre Isla Cristina y Pozo del Camino, se convierte en una verdadera postal durante varias horas cuando los flamencos campan a sus anchas ajenos a la mirada curiosa del ser humano, que sigilosamente aguarda hasta que la bandada echa a volar. Cada año este espectáculo se repite en las 2.145 hectáreas naturales declaradas Parque Natural hace más de veinte años, y donde las cigüeñas, las espátulas, garzas o flamencos entre otras aves, hacen de él su mejor hábitat durante todo el año o temporalmente, ya que la riqueza de ese entorno deriva en la presencia de especies autóctonas y migratorias.
La ruta por el paraje comienza en cuanto se sale del casco urbano desde el puerto pesquero, por una pasarela de madera y vía verde de varios kilómetros. Este camino conduce, en primer lugar, a las salinas que en esta época se muestran también abundantes, donde el resumido del agua deja al descubierto la sal blanca más parecida a veces a la comarca del mármol en Macael, con destellos propios de un diamante en bruto y donde los niños se asoman a través de un mirador de madera para ver "cómo se fabrica la sal que las madres compran en el súper", decía una espectadora de siete años de edad.
Siguiendo el paseo, paralelo a las marismas de Isla Cristina, sin perder nunca de vista las numerosas especies de aves, se encuentra un emblemático edificio levantado en el siglo XVIII. El simbólico molino de mareas, característico por su funcionamiento ya que aprovechaba la subida de la marea llenando un depósito de agua, dando paso a la apertura de una compuerta por la que se aliviaba el agua haciendo girar el conocido molino, huella y testigo de los oficios artesanales que van unidos a la historia del pueblo.
Todos estos atractivos hacen que el paraje natural Marismas de Isla Cristina sea muy frecuentado por quienes dedican su tiempo de vacaciones al turismo natural y ornitológico.
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